Lunes 4 de abril de 2022
En su documento Pre-Criterios de Política Económica 2023, entregado al Congreso de la Unión, la Secretaría de Hacienda revisó a la baja su previsión de crecimiento económico en México para este año, pasando de 4.1 a 3.4%.
Entre las causas de esta reducción se plantean los efectos de la variante Ómicron, destacándose la tendencia observada en la pandemia de un mayor consumo de bienes en detrimento de los servicios. También la escasez de insumos industriales debida al cierre de algunas ciudades en China frente al repunte de contagios de covid-19.
A lo anterior se sumarían lo efectos de la guerra en Ucrania, particularmente el incremento en los precios de las materias primas.
Sin embargo, el ajuste de Hacienda parece optimista si lo comparamos con las previsiones del Banco de México, que a principios de marzo redujo su proyección de crecimiento del PIB de 3.2 a 2.4%.
El contraste es más grande si lo comparamos con el pronóstico para México de la calificados Fitch Ratings, que lo redujo de 2.8 a 2%, y aún mayor respecto al 1.1% planteado por Moody’s.
Los recortes en la previsión de crecimiento económico se combinan con altos niveles inflacionarios, que no ceden desde el año pasado, registrándose en la primera quincena de marzo una tasa de 7.29%.
Leer: La tasa de interés sube otra vez para bajar la inflación, anuncia Banxico
Leer: La tasa de interés sube otra vez para bajar la inflación, anuncia Banxico
Las consecuencias del bajo crecimiento y la carestía de la vida las paga, como de costumbre, el pueblo trabajador, con despidos, salarios que no alcanzan a pesar de los incrementos y un avance cada vez mayor en la precarización de las condiciones laborales, lo que pone sobre la mesa le necesidad de la unidad de las y los trabajadores para luchar , por ejemplo, por plenos derechos laborales y por aumentos salariales por arriba de la inflación, que permitan la recuperación del poder adquisitivo y que aumenten automáticamente de acuerdo a la inflación.