Pasan los gobiernos pero la soja queda. Empresarios y gobiernos son los principales responsables de los incendios forestales que afectan la salud de cientos de miles.
Lihuen Eugenia Antonelli @lihuiliyo
Viernes 13 de septiembre 13:04
Esta semana nos tocó estar tapados de humo y lluvia negra. El humo es producto de los graves incendios forestales en la Amazonía de Brasil y Bolivia y el Gran Chaco entre Paraguay y Bolivia. Estas zonas suelen llamarse los “pulmones del planeta” por el papel crucial de la flora en la producción de oxígeno y están siendo destruidos
Solamente en la Amazonía brasileña se registraron 80 mil focos de incendio en 2024, el doble que el año pasado. En Paraguay en la frontera con Bolivia ya van 84 mil hectáreas de bosque nativo destruidas, con cientos de personas desplazadas. El gobierno de Bolivia declaró la emergencia nacional y se estima que ya se han destruido 3,8 millones de hectáreas de bosques y pastizales. Del lado argentino, Córdoba vuelve a ser noticia por miles de hectáreas arrasadas por el fuego. Un desastre total.
Los incendios forestales son provocados por la acción humana, ya sea por accidente o por para la preparación de pastoreo y actividades productivas. A esto se suma un factor clave: la sequía extrema producto de la crisis climática que podría agravarse en los próximos meses y que favorece la frecuencia y extensión de los incendios.
Una crisis climática y ambiental que tiene su origen en las actividades predatorias del capitalismo. Sí, el capitalismo está en todo. Los que impulsan el agronegocio, los gigantes ganaderos y las petroleras avanzan en la exploración en la Amazonia sin preocuparse el costo ambiental ni humano. Pero no podrían hacerlo sin la complicidad política.
Acá no importa quién esté en el gobierno. Lula en Brasil, Santiago Peña en Paraguay, Luis Arce en Bolivia o Javier Milei en Argentina, todos se ponen la camiseta del agronegocio. Y esto lo saben las grandes empresas: pasan los gobiernos pero la soja queda. Empresarios y gobiernos son los principales responsables de estos desastres ambientales.
Ellos y sus familias pueden irse a otro lado cuando llega el humo, pero las grandes mayorías vemos afectada nuestra salud. El humo que llegó a nuestro país está compuesto de partículas contaminantes y la exposición prolongada puede provocar tos, dificultad para respirar e irritación ocular.
Si se suma la lluvia negra, que es lluvia compuesta por partículas contaminantes, los efectos en la salud pueden ser graves para las personas con enfermedades respiratorias crónicas, como el asma, la EPOC, y para quienes sufren de alergias o condiciones cardiovasculares.
¿Tenemos que aceptar esta realidad de ver qué catástrofe nos toca mañana? Claro que no. El capitalismo nos lleva a desastres cada vez más cotidianos y no tenemos que normalizarlos. Por eso es urgente organizarnos por otra sociedad. Sumate a militar con Alerta Roja ambiental.
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Lihuen Eugenia Antonelli
Redacción Ciencia y Ambiente | @lihuiliyo