Las patronales agrarias lloran ante la extensión del cepo. El gobierno festeja una “estabilización de los precios” pero el hambre de millones no disminuye y la caída del salario y la inflación impiden aumentar el consumo. ¿Y las medidas de fondo?
Miércoles 1ro de septiembre de 2021 22:22
NA
Los representantes de los productores agrarios volvieron a poner el grito en el cielo. Es que este martes, el gobierno prorrogó la limitación de la exportación de carne hasta el 31 de octubre. Rápidamente la Mesa de Enlace de las entidades agropecuarias (Sociedad Rural Argentina, Coninagro, Confederaciones Rurales Argentinas y la Federación Agraria) rechazó la medida y anunció en una conferencia de prensa que pondrán a consideración de los productores "diferentes acciones" de protesta, entre ellas, un nuevo cese en la comercialización.
También manifestaron su disconformidad con la medida el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), la Mesa de Carnes y el Consorcio de Exportadores ABC.
¿Porqué tanta reacción de los productores agropecuarios?
Las patronales agrarias alertan que esta medida pone en riesgo "el sostenimiento del empleo, el futuro desarrollo productivo, y la credibilidad con nuestros clientes del exterior". Las precarización laboral que existe en los campos y en los frigoríficos dan cuenta de que la "sostenibilidad del empleo" no es la preocupación de estas patronales. Históricamente han buscado ahorrarse mano de obra (mediante largas jornadas laborales) y salario.
Detrás de tanta hipocresía, se esconde la verdadera aspiración de las patronales agrarias: un comercio exterior sin restricciones. La venta de carne vacuna en el exterior es más rentable que la venta de carne en un mercado nacional donde el consumo interno está en crisis, producto de los bajos salarios, el desempleo y la inflación.
Existen quienes incluso alegan que con estas restricciones, las patronales agrarias están perdiendo poco y nada. El ministro de Trabajo Claudio Moroni, incluso minimizó la crisis expuesta por la Mesa de Enlace: "puede ser que, porque los precios se acomodaron internamente, estén ganando un poco menos, es probable”. El productor agropecuario y exdirector de la Federación Agraria Argentina (FAA) Pedro Peretti, afirmó que todo tiene que ver "con la cuestión estrictamente político partidaria de las elecciones que están en marcha".
Restricciones a la carne: una medida aislada e insuficiente
El gobierno, por su parte, con esta medida busca mostrarse preocupado por el consumo interno, y festeja que los precios de la carne se han estabilizado. Sin ir más lejos, la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, festejó un leve aumento en el consumo de carne per cápita.
Si lo que preocupa es el consumo interno, urge hacernos algunas preguntas. En un país con más de 10 millones de personas alimentándose por medio de comedores barriales y escolares ¿es suficiente esta medida para cambiar radicalmente la alimentación de los más afectados por la crisis? La respuesta es negativa, por supuesto. Pero además, esta medida resulta insuficiente en un país donde el poder adquisitivo del salario pierde sistemáticamente frente a la inflación, gobierne quien gobierne: en abril de 2016 el haber mínimo alcanzaba para comprar 60 kilos de asado, mientras que en julio de este año sólo 38 kilos.
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De lo que no se habla: el hambre se multiplica en un país agroexportador
Ya que de elecciones hablamos, alertemos sobre una cuestión: el hambre de grandes sectores de la población, profundizada por la pandemia, está completamente ausente de los discursos de campaña y de los temas de interés que instalan los grandes medios de comunicación. Mucho se habla de la vacunación VIP, de la fiesta en Olivos, y mientas tanto los problemas de las mayorías quedan en un segundo plano, o más bien, ocultos.
En un país que lleva la delantera en la exportación de alimentos (granos y carne), la pobreza y el hambre existen porque los recursos alimentarios del país son propiedad de unos pocos. Para acabar con la emergencia alimentaria se necesitan medidas de fondo que toquen esos intereses concentrados.
Las fuerzas políticas mayoritarias, Frente de Todos y Cambiemos, no solo excluyen cualquier medida de fondo que de respuesta a la emergencia alimentaria, sino que han beneficiado durante ambos gobiernos a las patronales agrarias, con beneficios en las retenciones y otros subsidios. Con ellos, los ricos y los empresarios festejan porque sus sin medidas de fondo, sus negocios quedan intactos.
No existe "soberanía alimentaria" posible sin una nacionalización del comercio exterior. Solo la izquierda levanta este reclamo y por eso, la voz de la izquierda tiene que llegar al congreso.
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