En una consulta popular repudiada ampliamente en toda la provincia, ganó el "sí" a la planta nuclear. Muchas irregularidades en la elección y con el 25% del padrón yendo a votar. Del rechazo popular a la planta a los nuevos intentos de reflotar su instalación.
Martes 19 de diciembre de 2017
El domingo en Sierra Grande se montó la consulta popular por el "sí" o por el "no" a la instalación de la planta nuclear en sus inmediaciones. Entre los primeros en ir a votar estuvo el inefable senador Pichetto, quien desde el viernes estuvo en la localidad organizando una consulta popular que nunca pudo consitar el apoyo e interés de la población.
Este rechazo no sólo se expresó en la toda la provincia, cuestionando la farsa de una consulta popular en una localidad para la instalación de una planta que obviamente tiene enormes implicancias para toda la región patagónica, debido a los altos niveles de contaminación radiocativa. Sino que también se expresó en el amplísimo desinterés y rechazo de los propios pobladores de Sierra Grande en organizar la consulta e ir a votar.
Fue tal el vacío de la consulta que solamente el 25% del total del padrón electoral
fue a votar. Pero esto ya se veía venir. Como denunciara públicamente el vice-presidente del Tribunal Electoral elegido para regular la consulta, Osvaldo Videla, a solo dos días de la consulta, de 33 autoridades de mesa que se necesitaban como mínimo para las urnas, solo se habían anotado voluntariamente 11 personas. Pero el propio Videla se encarga de aclarar que, en un "tras trus", ya estaban las 33 personas asignadas para las urnas. Y aclara textualemte en su comunicado: "...en su totalidad eran algunos, no solo empleados municipales, sino quienes de alguna forma u otra mostraron su interés por el SI a la Planta Nuclear..." (publicado en Facebook del Movimiento Antinuclear Rionegrino). Sin lugar a dudas, la mano de Pichetto logró organizar lo que ni el propio macrista Iribarne pudo.
Los medios afines ya hablan de que "ganó el sí" pero es claro como el agua que ni siquiera con la enorme necesidad de trabajo que existe en Sierra Grande, Cambiemos y Pichetto pudieran imponer el "Sí" a la planta nuclear como una alternativa de fuentes de trabajo para la población . Pero a Pichetto, Wisky e Iribarne no les interesa en lo más mínimo este amplísimo rechazo a la instalación de la planta. Les bastó con lograr que unos 1400 vayan a poner el "sí" en una consulta que definiría el rumbo anti-ecológico de toda una basta región patagónica, y por miles de años.
Recordemos: el proyecto de instalación de la planta nuclear es aprobado por el
gobierno de Cristina, y el gobierno de Macri junto con Weretilneck intentaron darle carnadura a la mentada inversión china en esta obsoleta y altamente contaminante forma de generar energía. Pero como el rechazo y la indignación recorrió ampliamente la provincia, el oportunista Weretilneck, en medio de las elecciones, bajó el proyecto e hicieron votar una ley que prohibe la instalación de una planta nuclear en la provincia.
Pero el vericueto legal de la consulta popular les permitiría cuestionar la propia ley que prohibe la instalación de la planta. Está más que claro que tanto el senador Pichetto como el diputado Wisky comenzarán a operar para que el camaleónico Weretilneck pueda volver a cambiar de opinión o montar una farsa judicial que legitime la instalación de la planta. Inclusive, con algunos pasos que logren en la justicia podrían volver a tratar el tema en la Legislatura provincial, donde hasta sectores propios del kirchnerismo le vienen aprobando al oficialismo filo-macrista de Weretilneck medidas tan impopulares como el endeudamiento del Plan Castello y la aprobación de la ley ART.
Pero la "rosca" por reinstalar el tema nuclear no hace mella en el amplísimo rechazo del conjunto de la población, que incluso ha dado marchas de miles por las calles de Viedma, además de seguir organizados y expresarse en la propia Sierra Grande rechazando esta farsa de consulta popular. Mientras siga el plan de su reinstalación, se hace necesario seguir enfrentado esta políticas que benefician a unos pocos, a costa de enormes estragos a la naturaleza y la propia población en toda la provincia.