El cineasta Rodrigo Moreno habla de su nueva película “Réimon” donde una empleada doméstica toma cientos de colectivos diariamente con los textos de Marx acompañándola como una especie de voz en off o “banda sonora” clasista.
Se estrena este jueves 25 en la Sala Lugones del Teatro San Martín en Caba.
La entrevista fue realizada con motivo del estreno de la película en Córdoba, en octubre de 2014.
Jueves 25 de junio de 2015
ID -¿Qué te motivó a contar una historia donde se encontraran Marx y Ramona
RM: Lo que pasó, es que el proyecto fue cambiando como parte de la maduración que uno tiene con lo que va pensando y creando, le empezás a dar vueltas a la cosa y decís: “Ché, ¿qué estoy contando? ¿Voy a contar la historia de la vida sentimental de una empleada doméstica desde un lugar de total desconocimiento?” Entonces me di cuenta de que lo que me interesaba era contar la relación que ella tenía con el trabajo, que de alguna manera todos tenemos con el trabajo y con el tiempo destinado al trabajo. El trabajo ha sido un tema que ya he tocado en mis otras películas. No sólo el tiempo que se destina a trabajar, sino además el tiempo que el trabajador necesita y pierde para trasladarse hacia el trabajo, que por supuesto no se paga. Entonces me metí en una cuestión más ensayística y menos pasional. Ahí entra Marx.
ID: Una empleada doméstica, una pareja de clase media alta y “El Capital” ¿Qué objetivos perseguías con un filme así?
RM: A mí lo que me interesa es cuestionar, generar cuestionamiento; y no es sólo cuestionar al otro, sino cuestionarme a mí, a mis procedimientos de trabajo, de recursos, en fin: poner en cuestión. Lo que hacés, cómo lo hacés. Lo que observás, qué observás. Me parece que ahí me encontré con las dificultades de clase. Ahí me dije: entonces yo voy a contar una película sobre la clase media, no sobre la clase baja, sobre cómo desde la clase media, nosotros, porque es lo que yo conozco, adonde finalmente pertenezco, mi experiencia. Cuando vivía con mis viejos, teníamos una empleada doméstica, le regalábamos ropa, es decir “la tratábamos bien”, desde un punto de vista judeo-cristiano que plantea eso de ”la limosna”. Provengo de una familia de izquierda, pero eso no quita que haya contradicciones propias de la clase a la que pertenecemos. Eso me parecía interesante. Entonces, si me decís qué finalidad, no sé si tengo un objetivo, pero sí me parece interesante que la película instale eso como una realidad. Yo creo además que las diferencias de clase son irreconciliables. Al menos en los modos que vivimos en Occidente. Supongo que debe haber soluciones o formas y no las sé.
ID: Surgieron afines de los ’90 algunas teorías que hablaban sobre el fin de la clase obrera, sobre el fin de la lucha de clases, que afirma que ahora todos somos consumidores, ¿en qué lugar pondrías tu película respecto a ese panorama?
RM: Todo lo contrario, mi película es una reafirmación de la existencia de la clase obrera.
ID: En las voces de la pareja que contrata a Ramona, hacés dialogar a Marx con las escenas en que ella realiza sus largos viajes desde el conurbano a capital. ¿Qué significación le quisiste dar?
RM: Lo que pasa es que Marx fue el único tipo que pensó el problema de un modo contundente. Cómo se desentraña el problema, bajo la forma de un tratado económico. Del funcionamiento de las cosas. No hay otro que haya analizado este sistema como él lo hizo. Con materialidad. Siempre me interesó Marx, ya lo había tomado en el ArteBA donde hicimos una puesta de artistas leyendo durante cinco días seguidos sin parar textos de Marx, obtuvimos un premio y lo loco es que es una de las muestras más paquetas que existen. La idea de la pareja leyendo a Marx surge también de una experiencia personal, ya que mi hermano en su época de universitario se juntaba con compañeros, en una especie de grupo de estudio, a leer “El Capital”. Que es un libro único, que se yo, como “El Quijote” en literatura. En la película, además de textos de él hay algunos de otros autores marxistas que toman el tema del tiempo fuera del trabajo. Por eso lo tomo de esa manera. El tiempo, es materia, entonces tengo que ponerlo, es un plano, se toma un colectivo, es otro plano, se toma otro bondi, bueno, es eso. Y por supuesto es una afirmación de toda la clase obrera, que existe y que sigue con su problemática sin resolverse.
ID: Titulás irónicamente “Réimon” a la película por como esta pareja de clase media llama a Ramona, utilizando un especie de “anglicismo”. Es la clase media desde donde vos te parás para retratar el mundo de la empleada doméstica, sin embargo, del punto de vista desde donde te posicionás sólo se ven pantallazos fugaces.
RM: Claro, como te decía… con sus contradicciones. Parto del personaje de ella y el sujeto que me interesa es ella. Es decir lo que estoy contando es en qué consiste su vida diaria. Lo que pasa es que al cruzarla, porque parte de su vida transcurre en el encuentro con la otra clase, que es desde donde yo tengo autoridad para hacer algún tipo de señalamiento. En ese sentido lo digo, pero obviamente tiene más peso Ramona, porque la película es sobre ella. Pero me parece que hay un peso específico o como una gravedad que recae en la clase media. Donde se problematiza la película es en el encuentro de clases. Mientras ella pasea el perro o viaja en tren no se problematiza, se muestra. La película se problematiza en el encuentro con la otra clase. Ramona pasa horas de su vida en un mundo y rodeada de objetos que le son ajenos, los utiliza, pero no son de ella y nunca va poder acceder a ellos. Los personajes de la película que leen el capital nunca van a estar en la otra casa. Ramona, ella va y labura, hace su trabajo.
ID: Pensás que esta película colabora en profundizar la visión de esta clase media, que es la que va al cine a ver este tipo de películas, no la va a ver la clase trabajadora más precarizada.
RM: No, es cierto, pero sabés lo que pasa, muchas veces, en muchas películas donde los protagonistas son obreros, gente muy pobre, muchas veces el discurso es: vamos a darle visibilidad a estos personajes. Y a mí, a lo que me interesaba darle visibilidad es al problema de la clase media. Esa es la visibilidad que yo intento mostrar. Yo asumo que personajes como Ramona, a esta altura del partido son visibles para las clases medias o las clases más acomodadas. El problema es que no sé si es visible lo que nos pasa a nosotros, la clase media, en relación al encuentro con la otra clase. Porque en general, vos estás en un bar, llamás al mozo, viene el mozo te trae la cuenta, ¿pensás en el mozo?, ¿adónde va?, ¿qué hace?, ¿cuántas horas? Y al terminar de trabajar, ¿cuántas horas le lleva llegar a su casa? Es decir, estamos todo el tiempo encontrándonos las clases, pero ahí es donde no nos vemos. Por eso más que darle visibilidad al personaje en sí mismo, es al problema que nosotros tenemos con eso.
ID: Ramona representa a la clase trabajadora, además es empleada doméstica, uno de los sectores más precarizados y, además, mujer, o sea sufre una opresión de género, ¿por qué esa elección para retratar a la clase trabajadora?
RM: Porque me parece muy interesante esta idea: el trabajo de la empleada doméstica como la idea de habitar el espacio que no le pertenece, totalmente ajeno. Un poco en la película se empieza a ridiculizar los objetos que nosotros consideramos importantes, los libros, la goma de borrar con un dibujito de Hello Kitty, la “compu”, todo a través de las manos de Ramona, todo cobra como un viso absurdo. Si el personaje trabajaba en el campo, no sé si hubiera logrado ese efecto, por más que la misma relación exista. Ese encuentro siempre existe, pero no es tan táctil- Ramona limpia el inodoro, tiene que acomodar el escritorio donde la chica va a estudiar, le ordena los lápices, sus cosas, hasta la platita que la mujer dejó ahí, unos treinta pesos, ese encuentro material con lo otro, tender la cama, las sábanas… porque no es sólo obviamente la disponibilidad del tiempo lo que hace la diferencia de las clases, es concreta, es material, es las sábanas que tienen unos, las sábanas que tiene ella. Es objetivo. Tampoco me interesaba la idea de la victimización, eso también me parece importante, hay una representación del pobre en el cine a la que nos tienen acostumbrados, como muy estigmatizante, esa visión no me interesa.
ID: Por último, ¿cómo financiaste el rodaje?
RM: La película se hizo por fuera del Incaa, quizás porque pensaba que era contradictorio y hasta canalla pedirle dinero al estado que oprime y explota al personaje principal. Así que busqué dinero por otros medios, prometiéndoles a los actores que iban a recibir la misma paga que si se filmara por el Instituto. Con mucho esfuerzo lo pude lograr y puedo decir con orgullo que pagamos lo mismo que se les pagó a los actores de “Relatos Salvajes”. Lo cual me lleva a pensar que hay un montón de guita que queda en el camino, ¿no?
La película se estrena el jueves 25 de junio en la Sala Lugones del Teatro San Martín.
Funciones del jueves 25 al lunes 29 de junio a las 19:30 y 22:00, y del martes 30 de junio al miércoles 8 de julio, a las 22 horas.