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Red Internacional
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El Círculo Rojo. Rodrigo Rey, Trastorno del Espectro Autista y el fútbol como territorio en disputa

Aunque a veces es el escenario de expresiones discriminatorias, el fútbol también puede ser el canal desde el que se amplifican causas y problemáticas sociales. El caso del arquero de Independiente.

Augusto Dorado

Augusto Dorado @AugustoDorado

Viernes 13 de diciembre de 2024 15:00

Rodrigo Rey, arquero de Independiente, impulsó una campaña de concientización sobre la problemática del Trastorno del Espectro Autista (TEA).

Rodrigo Rey, arquero de Independiente, impulsó una campaña de concientización sobre la problemática del Trastorno del Espectro Autista (TEA).

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Se instaló un tema importante esta semana a partir de que el lunes, en el partido que Independiente jugaba con Atlético de Tucumán en Avellaneda, ambos planteles salieron al campo de juego con unos auriculares inhibidores del sonido y remeras con mensajes para concientizar sobre la problemática del TEA, el Trastorno del Espectro Autista. Fue una movida en apoyo al arquero de Independiente, Rodrigo Rey, que en los días previos hizo pública la preocupación de su familia por un conflicto con la escuela a la que va uno de sus hijos: el nene tiene una variante de este trastorno; debido a una queja de la familia por no contar con un espacio adecuado para un momento de crisis que pasó el chico, y ante el ofrecimiento del arquero de ayudar a la escuela a construir un espacio como el que necesitan personas con estos problemas, la escuela tomó la decisión unilateral de no renovarle matrícula para el año que viene.

Las personas que padecen TEA tienen dificultades para relacionarse y este nene necesita de sus amistades, de la contención que le dan otros chicos con los que pudo socializar; sacarlo de esa escuela implica una nueva crisis. Para precisar mejor de qué se trata el Trastorno del Espectro Autista podemos tomar en cuenta la definición que publica la fundación española ConecTEA: es “un trastorno neurobiológico complejo de origen genético y ambiental que dura toda la vida, y altera la capacidad de una persona para comunicarse y relacionarse con otros, además de aparecer dificultades de procesamiento sensorial e intereses restringidos”. Se estima que el 1 % de la población mundial padece TEA aunque se está precisando cada vez más la estadística porque fueron mejorando los métodos para diagnosticar y tratarlo. Hasta hace no mucho se consideraba autismo a un tipo específico de trastorno como el que padecía -para poner un ejemplo- el personaje de Dustin Hoffman en la película Rain Man de 1988, que era una especie de genio incomprendido que no se podía comunicar y exhibía conductas obsesivas. Actualmente se consideran otras expresiones como la hiperactividad, resistencia a métodos regulares de aprendizaje, poca tolerancia a ruidos o luces, entre muchas otras manifestaciones de TEA.

Volviendo al fútbol y al caso de Rey, más allá de que vivimos días de problemas de bastante mayor gravedad, es totalmente válido que un protagonista desarrolle una campaña de concientización sobre una problemática como esta. El escenario del fútbol logra amplificar un mensaje y meter temas en la “agenda pública”. El arquero Rodrigo Rey es uno de los más queridos por la hinchada y llegó a tal punto la cuestión que en una tribuna hubo una bandera con esta leyenda: “El autismo es parte de este mundo, no es un mundo aparte. Fuerza familia Rey. La barra del Rojo”. Una de las facciones de la barra de Independiente dejó su mensaje como si fuera una ONG; a pesar de ser una actitud muy positiva, no deja de ser una paradoja porque quienes estuvimos en la cancha este pasado lunes escuchamos desde el mismo sector de la barra que dio este mensaje “por la inclusión” tan “deconstruído” agitar un cantito xenófobo contra Boca (próximo rival del Rojo) hacia el final del partido. Algo que, además de repudiable, resulta muy desacertado ya que son expresiones que le cierran a inmigrantes en nuestro país una simpatía potencial por Independiente o por cualquier club en el que suenen expresiones discriminatorias en las tribunas (algo que también es habitual en River, en San Lorenzo). El actor boliviano Freddy Flores que protagoniza la película Bolivia (2001) es hincha de Independiente, genera bronca escuchar cantitos en las tribunas del club contra la migración boliviana.

Aunque la FIFA toma medidas disciplinarias y sanciona a los clubes y a futbolistas ante expresiones de racismo, por ejemplo, esto igual sigue presente en nuestra sociedad: el propio Gobierno y el presidente alientan la misoginia, la homofobia, la xenofobia desde su discurso y desde medidas que toman (como el supuesto cobro de estudios universitario a extranjeros no residentes, medida sin ningún sustento con la realidad porque una persona no residente en el país no puede anotarse en la universidad, demostrando ser una medida que persigue únicamente fines prejuiciosos). El fútbol no es ajeno a este contexto, pero a la vez suele ser escenario de causas justas: poner sobre la mesa la problemática del autismo puede ser una, también hace poquito vimos en la cancha de River a personal de la salud del Hospital Garrahan desfilando en la previa de un partido con pancartas por la recomposición salarial y en defensa de la salud pública que tuvo gran aceptación. También fue muy destacable en 2017 que muchísimos planteles profesionales de clubes del fútbol argentino se manifestaron contra la ley del 2 x 1 que buscaba beneficiar a genocidas de la Dictadura. Obviamente, lo fundamental para derrotar ese intento de impunidad fueron las movilizaciones y el papel de los organismos de Derechos Humanos; pero el fútbol colaboró en popularizar esa causa.

Si se toman aisladamente algunas expresiones se puede considerar equivocadamente que el fútbol como fenómeno cultural tiene en esencia algo de reaccionario. Pero el fútbol, como la sociedad, está atravesado por contradicciones y la realidad es que más bien es un territorio en disputa. Depende bastante de las y los protagonistas, empezando por dirigencias, futbolistas y periodistas, pero también hinchas, qué cosas se combaten y qué mensajes se aportan. En estos días gracias al fútbol hubo gente a la que le llegó alguna noción de la problemática de las personas con trastornos autistas: bienvenido sea.