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Red Internacional
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OPINIÓN. Romero, nosotros sí hablamos de los treinta mil desaparecidos

Y no sólo hablamos. Nuestra militancia está inspirada en la enorme gesta de los trabajadores y jóvenes que desafiaron al gran capital y su golpe cívico militar. Eso parece molestarles a muchos. Dias antes de que se apruebe el protocolo antipiquetes, se suma el editorial en Clarín del historiador y ex docente de la UBA Luis Romero, titulado ¿Es mejor no hablar del número de desaparecidos?

Viernes 19 de febrero de 2016

El historiador Luis Alberto Romero, fue durante 26 años titular de la materia Historia Social General en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y miembro del Consejo Directivo de dicha facultad entre los años 1986 y 1994. Con su formación intelectual se convirtió en columnista de los diarios La Nación y Clarín. En este último publicó el día lunes una columna titulada ¿Es mejor no hablar del número de desaparecidos? Con la que se sumó al arco de periodistas como Lanata, funcionarios políticos como Lopérfidoy opiniólogos de todo tipo que en nombre de una falsa “verdad histórica” cuestionan la brutalidad y el genocidio de clase que vivió la Argentina en los 70.

Romero digita desde su torre de marfil sus “aportes ideológicos” desde 1983 sobre la teoría de los dos demonios, presentando el genocidio como una guerra entre bandos iguales. En su artículo llamadoLa democracia y la sombra del proceso dice “El Proceso fue la encarnación de una fuerza demoníaca, de una dimensión mucho más contundente que el otro demonio evocado, la violencia subversiva.”

Una Historia en disputa

En la columna de Romero se lee “la historia de la lucha por los derechos humanos se convirtió en un dogma y en un mito: una narración poética y autosatisfactoria, a la medida de las fantasías de jóvenes inexpertos y de mayores ansiosos por recuperar la ilusión juvenil”.

Está claro que se trata de una provocación contra quienes lucharon durante las últimas décadas por el juicio y castigo a los responsables del golpe, contra el poder político y económico que indultó y pretendía pasar la página. Y en el camino que abrió el 2001, fuimos muchos los “jóvenes inexpertos” que nos sumamos a esa pelea, abrazando nuevamente la militancia desde adolescentes, en nuestros terciarios y facultades.
Cientos de nosotros lo hicimos abrazando las ideas de la izquierda revolucionaria, referenciándonos en la experiencia que dejó la clase trabajadora y la juventud combativa que enfrentó el golpe. Por eso en estos dias comenzará un ciclo de charlas sobre la historia del movimiento obrero argentino, porque como planteo nuestro compañero Nicolás del Caño, “conocer nuestra historia es una herramienta de lucha para el presente”.

Hoy, sin ir más lejos, somos quienes desde el Centro de Estudiantes de la Facultad en la que Romero pasó tantos años, estamos siendo parte de la lucha de aquellos que lentamente empiezan a resistir a los ataques del gobierno, enfrentando la criminalización de la protesta social exigiendo libertad a Milagro Sala; junto a los trabajadores que defienden sus puestos de trabajo y ahora frente al próximo paro nacional de la CTA

Un intelectual del gran capital

Romero remata diciendo que “la cifra de 30.000 víctimas no tiene ningún soporte empírico; al cabo de treinta años, la Secretaría de Derechos Humanos no ha podido registrar más de ocho mil casos”. La negativa de abrir los archivos de la dictadura por parte de los gobiernos de Alfonsín, Menem, De la Rúa, Nestor y Cristina Kirchner pese a su retórica sobre los DDHH y ahora Macri, (archivos que se demostró existen como quedo en evidencia en la causa contra la Editorial Atlántida por ejemplo) fueron y son la base con la que ahora algunos sectores aprovechan a envalentonarse.

Mientras intelectuales que como Romero, desde las aulas y las grandes corporaciones mediáticas esconden bajo falsas ideas académicas la justificación de un genocidio y nos acusan de “jóvenes inexpertos” y fantasiosos, por militar para cambiar esta sociedad de raíz, el gobierno nacional implementa un reaccionario “protocolo” de acción para frenar la resistencia de quienes enfrentamos el ajuste y los despidos. Una medida a pedido del poder económico para poder imponer el ajuste sobre los trabajadores y disciplinar a la juventud que no se resigne a aceptar sus condiciones.

24 de marzo: obreros y estudiantes, como en el Cordobazo

La Ministra de Seguridad Patricia Bullrich, se apoya en el artículo 194 del código penal (que se remonta a la época de Ongania y en su momento fue la justificación “legal” del asesinato de Carlos Fuentealba) para argumentar este ‘protocolo represivo’ que quita libertades a los trabajadores y al pueblo, y garantiza todo tipo de atribuciones a las fuerzas de seguridad.

A un mes del 40ª aniversario del golpe cívico militar, Macri y sus CEOs montan una nueva provocación al confirmarse que el presidente de la principal potencia imperialista, Barack Obama, vendrá al país el próximo 24 de Marzo. En un comunicado que trascendió en distintos diarios, el jefe máximo del imperialismo yanki utilizará la visita para reconocer a Macri por "sus contribuciones a la defensa de los derechos humanos en la región". Un verdadera burla contra víctimas y familiares del genocido y a los organismos de DDHH y las organizaciones políticas que peleamos por el juicio y castigo.

No podemos quedarnos inmóviles frente a estos ataques. Por eso, estamos siendo parte de la resistencia junto a los trabajadores despedidos, al igual que participamos de las acciones por la libertad de Milagro Sala para frenar la criminalización de la protesta social e invitamos a los jóvenes de todo el país a ser parte de una fuerte campaña para terminar con ese protocolo inspirado en los métodos de la dictadura militar. Donde tenemos una cita de honor este 24 de Marzo en donde nos veremos en las calles para hacer la primera acción contra el nefasto protocolo de la Bullrich.