Antes de aparecer en los medios, era tendencia el hashtag #MeQueer, viralizado de manera similar al #MeToo, que denunciaba el acoso y las agresiones sexuales, tratando el tema de la violencia LGBTIfóbica
Lunes 27 de agosto de 2018
En los decenas del miles de tweets con el hashtag #MeQueer aparecen historias de bullying escolar y laboral, agresiones físicas y verbales, LGBTIfobia en el centro de la familia patriarcal, denuncias políticas y vivencias estremecedoras antes y después de la aprobación del martimonio igualitario o la despenalización de las personas no heterosexuales.
La denuncia de lo que sucede en una parte del mundo con relativa “igualdad ante la ley, pero no ante la vida”, se ha multiplicado en las redes sociales mostrando que la violencia LGTBIfóbica no sólo sigue reproduciéndose, sino que combatirla debe ser un punto clave en la agenda del movimiento LGTBI.
Alan, Thalía y Ekai también contarían muchas cosas con el HT #MeQueer, pero la transfobia y el bullying les empujó al suicidio.
Vuestras burlas matan.
La LGTBfobia mata.
El bullying mata. pic.twitter.com/CWMj05vGvY
— FranPardo 🏳️🌈 (@FranPardo_) 26 de agosto de 2018
En el Estado español, según datos del Ministerio de Interior, en 2016 las agresiones por la identidad u orientación sexual en el Estado Español fueron casi la mitad de los 1.324 delitos de odio cometidos ese año, habiendo aumentado un 15% en los últimos tres años.
Según Movimiento contra la Intolerancia, sólo se denuncian 1 de cada 4 agresiones, siendo algunos de los motivos que se esgrimieron en la encuesta, el 32% la desconfianza en que la policía hiciera algo al respecto y el 19% el miedo a la reacción de los agentes.
El coche de los Mossos que nos gritó por megafonía "a dormir, maricas!!" a las personas que estábamos en la puerta de una discoteca LGTB al cierre. #MeQueer
— en juan petit quan baia baia (@enjuanpetit) 25 de agosto de 2018
Como parte de esta pelea también debemos combatir violencias como la precariedad, discriminación y exclusión laboral que todavía padecen muchas personas LGTBI o el bullying que se produce dentro de los centros de estudio.
Cuando el de Religión dijo que ser homosexual era un trastorno afectivo y yo pedí salir de clase, me preguntó la razón y le dije que estaba malito de mariconismo #MeQueer
— Adrián (@sinmartingalas) 25 de agosto de 2018
Las personas trans están especialmente oprimidas dentro del colectivo LGBTI, sin obtener aún un cupo laboral que acabe con el paro del 80% que sufren o el derecho a una sanidad universal gratuita y garantizada por el Estado que cuente con áreas especializadas que atiendan las necesidades de las personas LGTBI y que aseguren de manera pública el acceso al proceso de transición de género, incluyendo hormonación y/o cirugías para las personas trans, que lo deseen, sin ningún tipo de prerrequisito psiquiátrico o de tratamiento hormonal previo.
Mi primera agresión transfoba (En la que unos tios me tiraron piedras por intentar ir al baño) fue justo al lado de la plaza teñida con la bandera LGTB en memoria del suicidio de Ekai (Un chico trans).
Me da igual el bienquedismo de los partidos, queremos justícia. #MeQueer
— Linna (@Lynatta_) 27 de agosto de 2018
Para acabar con la opresión y violencia contra quien no cumple con la heteronorma es necesario levantar un potente movimiento LGBTI en las calles y retomar las banderas de Stonewall en el siglo XXI y continuar la pelea por las demandas pendientes del colectivo LGTBI como parte de la lucha contra el patriarcado y la opresión sexual que impone la sociedad capitalista.
A todXs nos robaron parte de nuestra infancia o adolescencia: maduramos a marchas forzadas, nos crecieron ojos en la espalda; algunXs callamos y miramos al suelo; otrXs, respondieron a tortas. Nadie nos enseñó a defendernos. Y lo hicimos en precario. Pero sobrevivimos.#MeQueer
— Carrington (@Carrington_BIO) 24 de agosto de 2018