En algunas escuelas de La Plata se obliga a las mujeres a usar guardapolvo para que no vayan “provocativas”. En la técnica N°6 Albert Thomas comenzó una campaña contra el código de vestimenta.
Martes 12 de abril de 2016
La semana pasada pudimos leer acá, cómo “varones en pollera” de la escuela Normal 1 de la CABA acompañaban la pelea del Centro de Estudiantes y la comisión de género, contra el código que impide que las mujeres asistan a la escuela con shorts o polleras. Pero en otras escuelas los condicionamientos hacia las alumnas son más profundos. Por ejemplo, en la Técnica N°6 de La Plata Albert Thomas, las chicas además son obligadas a usar guardapolvo.
El caso del Normal 1 de capital tuvo buena repercusión en algunos medios de comunicación. Fué tan bueno el ejemplo, que incentivó a más estudiantes de otras escuelas a comenzar a repudiar estas normativas machistas que “le dicen a la mujer” qué tipo de ropa ponerse. Lo propio empezaron a hacer los estudiantes del Thomas en La Plata.
Natasha, alumna del Albert Thomas, brindó a La Izquierda Diario su opinión sobre este tema. “Pienso que es machista. Nos hacen responsables de que nos digan asquerosidades. Los directivos hacen eso, te hacen sentir mal por el simple hecho de ser mujer. ¿Por qué yo tengo que usar guardapolvo en el colegio? Porque es una escuela técnica y de esa manera “nos protegen”. ¿Por qué no enseñar a respetar en vez de prohibirme usar ropa adherida al cuerpo? Es patético. Vas a una escuela para educarte y ahí mismo, los que tienen que dar el ejemplo fomentan la desigualdad”.
Por su parte Sofía, estudiante secundaria y militante de Pan y Rosas, sostuvo que “las mujeres no tenemos nada que guardar. Son los hombres lo que deberían cuidarse de no faltarnos el respeto y de tratarnos como iguales. Poner en pie estas campañas en nuestras escuelas es la única manera que tenemos para lograr estudiar en condiciones de igualdad. Por eso nos pareció muy bueno el ejemplo de los compañeros de Capital”.
Cuestión de distracción
Las autoridades de los colegios responden que estas reglas existen “para mantener un orden en el establecimiento, porque si no los chicos se distraen mucho, ya que la chicas van muy provocativas”.
Esto constituye una forma de discriminación hacia las mujeres porque son las únicas que se enfrentan a tales restricciones a la hora de vestirse. Los varones pueden ponerse lo que quieren. Además, coloca a la mujer en el lugar de un objeto de observación para los hombres. ¿Pero en qué lugar coloca a los hombres? Quizás lo más grave de este tipo de normativas, es que son las instituciones educativas que forman a los jóvenes desde su niñez y adolescencia, las que naturalizan el comportamiento machista de los estudiantes. Para las autoridades escolares parece que del pibe que se distrae en el aula porque ve una pollera, al hombre que acosa verbalmente a una mujer en la calle, hay un solo paso. Las escuelas profundizan este camino al oprimir a las chicas en el aula, en vez de combatir el problema. ¿No podrían trabajarse estos temas en clases de educación sexual?
La campaña en el Thomas de La Plata se puso en pie para discutir qué clase de educación y de escuelas necesita la juventud: igualitarias, en las que se combata el machismo y en las que reine el respeto mutuo para que todos y todas puedan vestirse libremente.