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Red Internacional
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Nueva jornada de protestas. Semana decisiva para la batalla por las pensiones en Francia

Esta semana será decisiva para la batalla de las pensiones y la lucha contra Macron. El viernes se reúne el Consejo Constitucional que deberá expedirse sobre la validez de la reforma jubilatoria y sobre un referéndum pedido por parte de la oposición parlamentaria. Mientras las direcciones burocráticas aspiran a sacar a la gente de las calles y confiar en estas salidas, se volverán a realizar movilizaciones jueves y viernes. El Consejo Constitucional no va a conseguir la retirada de la reforma, es urgente una estrategia para ganar.

Jueves 13 de abril de 2023 09:13

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Este jueves se realiza en Francia una nueva jornada nacional de movilización contra la reforma de pensiones. Para Laurent Berger, secretario general del sindicato CFDT (el más grande y conciliador) se trataría de la última acción que están dispuestos a convocar. Tanto Berger como la oposición parlamentaria depositan expectativas en las resoluciones que este viernes tiene que tomar el Consejo Consititucional. Esta institución que no fue elegida por nadie y está llena de personajes puestos a dedo por el poder, podría cuestionar parcialmente la reforma sin atacar el nudo, dándole a un Macron debilitado la posibilidad de "abrirse" al diálogo. Por otra parte el Consejo también tiene que decidir sobre la viabilidad de un Referéndum pedido por parte de la oposición institucional que también es sobre un aspecto parcial de la reforma de las pensiones y que podría tardar meses en llevarse adelante. Todo apunta a intentar sacar de las calles a las millones de personas que se vienen movilizando desde hace meses y llevar todo al callejón sin salida del diálogo o el referéndum. Pero no parece una tarea fácil.

Un movimiento que estalló en bronca

Cuando Macron y su primera ministra Elisabeth Borne decidieron pasar la reforma de las pensiones via decreto (utillizando el articulo 49.3 de la Constitución que les permite saltarse la votación en la Asamblea Nacional) seguramente esperaban que el asunto quedara saldado en unos días y que la reforma pasaría sin mayores probelmas. Sin embargo, desataron una ola de bronca y movilizaciones espontaneas que se combinaron con huelgas renovables en sectores como refinerías y recolectores de residuos y una importante emergencia de la juventud secundaria y universitaria.

La bronca sigue ahí: el 13 de abril no debe ser la última batalla

Unas semanas más tarde, con movilizaciones casi permanentes, hay que reconocer que el movimiento sigue vivo. El 6 de abril, con motivo de la undécima jornada de manifestación convocada por los principales sindicatos y casi tres meses después del inicio de la batalla por las pensiones, cerca de 2 millones de manifestantes volvieron a salir a la calle.

Por supuesto, se observa una disminución del número de huelgas renovables, incluso en los bastiones del movimiento como las refinerías que acaban de poner fin a una paralización que había comenzado el 7 de marzo, debido a su aislamiento. Pero, en este sector, como en grandes sectores de la calse trabajadora y de la juventud, la bronca y la determinación de hacer retroceder al ejecutivo siguen ahí.

En este contexto, Laurent Berger, que dirige la intersindical y la principal central, la conciliadora CFDT, sugirió que la jornada de este 13 de abril podría ser la última convocada por su sindicato, afirmando, entre otras cosas, que "la CFDT no celebrará manifestaciones durante seis meses". Así pues, mientras algunos dirigentes intentan poner fin al movimiento, en las calles y en las huelgas que siguen en pié quedará demostrado que este jueves no puede ser una última jornada de resistencia, y que el movimiento exige la retirada de la reforma.

Un momento crucial para el movimiento

Los próximos días prometen ser decisivos en el tira y afloja entre los trabajadores y Emmanuel Macron. El gobierno cuenta con el Consejo Consitucional, señalado como "los sabios" por la prensa, para acabar definitivamente con el movimiento y hay poco suspenso sobre la decisión de esta institución bonapartista. La mayoría de los miembros participó en algún gobierno que intento hacer reformas en las jubilaciones, fueron altos funcionarios y buenos amigos de los empresarios, no son elegidos por el voto popular sino que todos fueron puesto a dedo por algún presidente, el más jóven tiene 65 años y cobran altos salarios o pensiones.

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Lo más probable es que el Consejo Constitucional se pronuncie el viernes mediante una censura parcial pero sin cuestionar el corazón de la reforma, lo que pueda ser utilizado por Macron para dar una apariencia de legitimidad a su medida estrella.

Con un Macron que sigue debilitado, el Ejecutivo pretende aprovechar una posible censura parcial de parte del Consejo Constitucional para relanzar el "diálogo social" e intentar reconectar rápidamente con la CFDT. "La censura de artículos con finalidad social (índice senior, CDI senior, trabajos penosos...) daría lugar a estas nuevas negociaciones, (...) será entonces necesario renovar rápidamente el hilo entre el ejecutivo y los sindicatos" dice el diario L’Opinion, recogiendo las palabras de los macronistas.

Estas negociaciones podrían incluso inscribirse en el marco de la preparación de una futura ley sobre el empleo y el trabajo, que quiere privilegiar ciertas exigencias históricas de la CFDT al tiempo que prosiguen los ataques al código laboral, en particular contra la RSA (subsidio para aquellas personas que ingresan por primera vez a un trabajo o que vuelen a trabajar después de un tiempo). Laurent Berger, que denuncia una "crisis democrática" por la forma en la que Macron quiere pasar la reforma jubilatoria de todas maneras insiste en "el agotamiento de la capacidad de movilización de los asalariados", y ya dio a entender que estaba dispuesto a reanudar el diálogo con el Gobierno.

Al mismo tiempo, el líder de la CFDT, así como algunos componentes de la Nueva Unión Popular Ecologista y Social (NUPES) -coalición dirigida por La Francia Insumisa de Jean Luc Melenchon-, ven en el Referéndum de Iniciativa Compartida (RIP) una salida para el movimiento. Se espera que el Consejo Constitucional dé luz verde este viernes a la petición de sectores de la oposición parlamentaria de poner en marcha este referéndum que es específicamente sobre el aumento de la edad legal de jubilación de 62 a 64 años. Sin embargo, el referéndum, que es un proceso que de ser aprobado solo sería sobre un aspecto parcial puede extenderse por meses y está lejos de ofrecer perspectivas reales para hacer retroceder efectivamente a Macron y su reforma.

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Reforma de las pensiones e inflación: necesitamos una estrategia para ganar

Una vez más, la situación plantea la cuestión de la estrategia para ganar. Desde este punto de vista, ya no es posible evitar un balance serio de la dirección tomada por la intersindical desde el inicio del movimiento. Al negarse a afrontar la cuestión de la generalización de la huelga y sus obstáculos, al aislar a los huelguistas que proponían ir a la huelga como continuación de ésta, ha agotado de hecho, uno tras otro, a los sectores más combativos de nuestra clase. Estos últimos, además, la denuncian abiertamente, como los refinadores de Normandía en un comunicado publicado este miércoles:

"Si la movilización se resiente hoy, no es por falta de determinación de la base, sino porque la intersindical se ha negado a construir una relación de fuerzas a la altura de las ambiciones de nuestros adversarios. En lugar de convocar 7 días de acción desde el 7 de marzo, debería haber convocado una serie de jornadas de huelga para paralizar toda la economía".

Mientras algunas de las huelgas de las renovables llegan a su fin, Laurent Berger no duda en echar la culpa a una supuesta "pérdida de fuerza" del movimiento y así prepara mejor su salida de la lucha. Por su parte, si la dirección de la CGT y su nueva jefa, Sophie Binet, busca más diálogo con la bronca que sigue expresándose desde abajo, acudiendo a los piquetes o mostrando posturas radicales, no proponen ninguna alternativa que permita organizarla.

Una vez más, lo que se necesita desesperadamente es un plan de lucha que busque coordinar a todos los sectores y trabajadores que entienden la urgencia de otra estrategia para golpear juntos y bloquear verdaderamente el país. Un plan de batalla que pueda encontrar nuevos recursos para la lucha contra el gobierno ampliando por fin las reivindicaciones mientras que estos últimos días, la lucha victoriosa de los trabajadores de la empresa de mantenimiento y limpieza Samsic, la huelga reconductible de los recolectores de residuos de SIVOM o la movilización histórica de los trabajadores del transporte de Toulouse que bloquearon por primera vez desde 1992 la red de metro de la ciudad, pusieron bajo los focos la urgencia de unificar la batalla por las pensiones y la lucha por los salarios.

La inflación estalla, la cólera sigue siendo inmensa, y si el gobierno prepara nuevos ataques es porque está debilitado. En este contexto, la victoria aún es posible, siempre que tomemos la lucha en nuestras manos para imponer otra estrategia. Será necesario estar el mayor número posible en la calle y en huelga el 13 de abril, pero también el 14 de abril, cuando se convoquen numerosos mítines y manifestaciones, para debatir ampliamente estas cuestiones.

Traducción: Jorge Remacha y Juan Andrés Gallardo. Nota publicada originalmente en Révolution Permanente