La jefa de gobierno recula de sus declaraciones iniciales y decide mantener a la Guardia Nacional en los andenes del metro, de manera nocturna.
Miércoles 12 de abril de 2023
A raíz de los accidentes fatales ocurridos en el metro, la respuesta de las autoridades capitalinas fue desplegar más de 6 mil elementos de la Guardia Nacional en los andenes. La medida fue repudiada en general, pues era evidente que lo que necesitaba el transporte colectivo era mantenimiento urgente. A pesar de esto la Guardia Nacional se quedó “vigilando” las instalaciones.
Después de un par de meses con esta medida, la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum anunció que los elementos represivos se retirarían paulatinamente ya que “no era necesaria” su presencia al disminuir el robo de cable.
Pero es evidente que el robo de cable no provocó que colapsara la estructura de la L12 que mató a 27 personas, o el choque entre los trenes de la línea 3 donde murió una joven de 18 años, y que la presencia de la Guardia Nacional no evitará que tragedias como éstas vuelvan a ocurrir.
Entonces ¿cuál es el propósito de mantener estos elementos militares en el metro?
El mensaje es claro: ante cualquier tipo de tragedia (claramente provocada por la negligencia del Estado) y para evitar cualquier tipo de reclamo se vuelcan militares a las calles o en este caso al metro. Cada vez que ocurra algo que cree descontento o ponga en tela de juicio las acciones de las autoridades se podrá dar rienda suelta a la presencia de las fuerzas públicas, no para proteger, sino para mantener a raya el descontento.
Ahora la jefa de gobierno anunció que la Guardia Nacional no se retiraría como había notificado anteriormente, sino que vigilará las instalaciones solamente de noche y que “trabajará” en conjunto con trabajadores del metro para coordinar las revisiones a las instalaciones. De esta manera se asienta que su presencia sea “normal”.
Con esta acción se refuerza la narrativa sobre los boicots y robos que ocasionaron los accidentes “atípicos” en el metro. Pero la realidad es que incluso con la presencia de la Guardia Nacional continuaron presentándose incidentes como descarrilamiento de trenes, averías en los andenes y suspensión del servicio por defectos imprevistos. Nada de esto se detuvo, porque el verdadero problema es el abandono enorme en el que durante décadas se ha dejado al metro y la falta de recursos que han denunciado durante años los trabajadores del metro.
No es poco común usar el metro y ver pegados en los andenes y al interior de los trenes carteles que denuncian la falta de presupuesto, mantenimiento y falta de personal. Para los trabajadores que usamos el metro día con día y nos enfrentamos al hacinamiento, los retardos y las constantes averías, es claro que el metro sufre un terrible abandono y que las autoridades son indolentes a la manera en que la clase trabajadora debe transportarse día con día.
A pesar del aumento en el precio de la entrada no se han visto mejoras reales en el transporte. Los arreglos de la línea 1 se realizaron mucho después del fatídico accidente de la línea 12; es una mala manera de mantener una fachada muy básica de inversión al metro, que sigue siendo insuficiente, mientras que se aprovecha la situación para tratar de normalizar la presencia de elementos represivos en las calles y el transporte colectivo. ¿Cómo evitarán ellos que haya accidentes provocados por la falta de mantenimiento? No lo harán, no es la razón por la que están ahí. A la par, regresarán los elementos de la policía bancaria e industrial y de la policía auxiliar.
La solución no está en estas medidas o en poner mayor vigilancia en el metro, sino en destinar el presupuesto necesario para su mantenimiento, pero que esté gestionado por los trabajadores, que son quienes realmente saben lo que hace falta; además de que se aumente el salario y se mejoren las condiciones laborales. Todo eso, de la mano con la organización de trabajadores y usuarios, es lo que va a evitar que sigan pasando las tragedias en las que solamente muere el pueblo pobre.