Más de 300 mil personas colmaron la marcha universitaria del 30/08. Conadu Histórica continúa el No Inicio. Decenas de tomas de facultades en todo el país muestran que empieza a emerger el movimiento estudiantil. El macrismo ofrece salarios a la baja y recorta el presupuesto como dicta el FMI. ¿Por qué no para Conadu?
Julián Tylbor @juliantylb
Domingo 2 de septiembre de 2018 23:09
Fotografía: Enfoque Rojo
Entrevistamos a docentes de diferentes facultades de la Universidad de Buenos Aires, activistas de la Asociación Gremial Docente y miembros de la Agrupación Docentes e Investigadores de Izquierda (en La Marrón).
LID: Estamos ingresando en la quinta semana de conflicto universitario ¿Cómo ves el escenario actual y qué perspectivas ves en cuanto al desarrollo de la lucha?
Corina Luchía (docente de Filosofía y Letras): Este lunes hay una nueva reunión de la mesa paritaria, luego de que el viernes el gobierno la levantara en el medio de una profunda crisis política. No sabemos todavía qué intención tienen, pero sabemos que difícilmente cumplan las expectativas mínimas que venimos levantando en cuanto a mantener nuestros salarios. Por eso toda la semana mantendremos el paro, continuando el no inicio y discutiremos las medidas para fortalecer nuestra lucha. Toda la semana tenemos paro de nuestra Federación, la Conadu Histórica, pero la Conadu, que es dirigida por el kirchnerismo, no ha llamado a continuar el paro, ni ninguna medida de lucha.
Esto contrasta con las reales perspectivas de esta pelea. En primer lugar, creo que desde el no inicio del segundo cuatrimestre resuelto desde la Conadu Histórica, el conflicto no solo ha crecido en cuanto a la masividad que ganó y a la consiguiente instalación dentro de la agenda política y mediática, sino que dio un salto cualitativo con la incorporación del movimiento estudiantil, con la toma de facultades y las distintas medidas de acción que confluyeron en la gran marcha del jueves 30. En este sentido, considero que la unidad con los estudiantes es fundamental en esta semana que parece ser clave.
La masiva y contundente marcha federal educativa puso en evidencia que el conflicto no se reduce a lo estrictamente salarial, si bien la provocativa “no oferta” del gobierno nacional aumentó el rechazo entre los docentes de ConaduH que mantienen el paro así como la “incomprensión” o el malestar abierto por las medidas conciliadoras de la dirección kirchnerista de la Conadu.
Estamos frente a un ataque a la universidad y a la educación pública en general que se enmarca dentro de la ofensiva del macrismo y de sus socios colaboradores del peronismo contra el conjunto de la clase trabajadora. La licuación del salario que provoca inevitablemente la nueva devaluación de la semana pasada y el programa de ajuste que se está pretendiendo imponer inscriben la situación de la universidad dentro de un campo de fuerzas sociales en pugna más vasto. En el medio de una crisis como la que se está abriendo, sostener como única perspectiva que hay que pensar en el escenario electoral del 2019 y no profundizar las luchas implica inevitablemente fortalecer al gobierno.
El alcance nacional del conflicto universitario permitió la convergencia, como se manifestó en la movilización del jueves, con otros sectores en lucha. Esto constituye un activo al que debemos apostar. Si la ofensiva es hacia el conjunto de la clase trabajadora, la respuesta no puede ser solo sectorial.
LID: ¿Cómo se inscribe el paro universitario en la crisis nacional?
Paula Varela (docente de la Facultad de Ciencias Sociales): Creo que hay que decir dos cosas con la mayor claridad posible. Lo primero, es que ya nadie duda que hay un claro contexto de ajuste neoliberal: ayer anunciaron la eliminación de ministerios como parte de la llamada “reducción del Estado” y la foto parecía calcada al anuncio de De la Rúa en 1999. De hecho, todo el lenguaje del optimismo berreta que caracterizó a Cambiemos desde el inicio, ya mutó abiertamente a un discurso de “lo siento, pero esto es recién el comienzo de un largo camino de padecimientos”. Pero no estamos en 1999 y 20 años es bastante tiempo: la ideología del “Estado chico” (que en ese momento tenía cierta legitimidad en la política y también en la academia), hoy es completamente inverosímil porque los Estados capitalistas se han cansado de demostrar que achican recursos para derechos sociales pero gastan millones de dólares en salvatajes a bancos (como en la crisis de Lehman Brothers), en pago de Deuda Pública... en definitiva, en beneficio del sector financiero y de los grandes jugadores en el mercado de capitales. Entonces, la experiencia de la crisis de 2001 en Argentina, es una experiencia viva. Y todo el sector educativo ha sido, sin lugar a dudas, un bastión de la resistencia al neoliberalismo.
Tenemos que retomar esa experiencia y transformarnos en catalizadores de la enorme bronca que genera este gobierno. Lo segundo que hay que decir con claridad es que venimos de casi un año de una impresionante movilización popular que comenzó en Diciembre de 2017 y que periódicamente ha mantenido decenas de miles de personas en las calles desde entonces. En noviembre del año pasado, los editorialistas de todas las perspectivas, hablaban de la casi inevitable reelección de Macri. Hoy todos discuten la envergadura de la crisis política de Cambiemos. ¿Qué pasó en el medio? Varios quieren sostener que lo que pasó fue la corrida cambiaria, etc. Esa es una foto muy muy parcial porque el cambio de clima político no comenzó con la escalada del dólar, comenzó con las enormes movilizaciones contra la Reforma Previsional, siguió con la crisis que significó para el gobierno el tratamiento de la Ley de legalización del aborto y sigue hoy con las masivas movilizaciones educativas.
Conclusión: la lucha contra el ajuste neoliberal es en las calles y con las herramientas de lucha que tenemos los trabajadores y los movimientos populares; el lobby parlamentario y las elecciones pueden servir de apoyo a lo que se conquista luchando, pero si se transforma en horizonte estratégico, estamos sonados. En criollo: si no frenamos el ajuste en 2018, el “hay 2019” es sobre las cenizas de la derrota. Por eso hay dos políticas que no van: en el campo de la lucha universitaria, la de Conadu que privilegió la foto en los palcos al paro rotundo. Las universidades no pueden estar normalizadas, tienen que estar paradas, con clases públicas y tomas que permitan que cada facultad se transforme en un centro de organización del malestar del ajuste. Incluso, un centro de organización no solo de los que somos afectados directos del recorte presupuestario, sino de todos las y los trabajadores cuya vida se empobrece porque cada vez tenemos menos educación, menos salud, menos derechos. A la marcha del 30 fueron muchísimas personas que no son universitarios y que saben que defendiendo la educación están defendiendo derechos conquistados.
La otra política que no va, bastante en línea con la lógica de “hacer demostraciones de fuerza pero no poner toda la carne al asador”, es el paro de la CGT para dentro de casi un mes. ¡¡¡Un mes!!! En ese tiempo nuestro salario se puede devaluar 30 % más! Nosotros tenemos que exigir y si nos da la fuerza imponer que no queremos demostraciones de fuerza que preparen el terreno para elecciones 2019 o para armados políticos que organicen una “salida ordenada”, queremos ganar para que la crisis la paguen los banqueros, los empresarios, los dueños del agro, y no los que trabajamos.
LID: ¿Cómo juega el salto de la crisis económica y el nuevo ajuste que propone el macrismo en la Universidad?
Lucía Ortega (docente de Ciencias Económicas y CBC): La caída del salario real de los universitarios en los últimos años es patente. Durante estas semanas de huelga docente el macrismo hizo malabares con los números para justificar el ajuste o directamente mintió en las redes sociales desinformando a la opinión pública. En los últimos años el salario y el presupuesto universitario sufrieron un retroceso. Según los cálculos de Luis Campos, del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, desde 2015 el poder adquisitivo del salario docente bajó 15 puntos.
A esto debe agregarse especialmente un problema estructural del cual nadie habla: la “pesada herencia” del kirchnerismo de los miles de docentes ad honorem (trabajo gratuito), contratados (interinos, sin estabilidad), mal remunerados (cobran por un cargo inferior al que realizan), que desde ya nunca se propuso revertir el gobierno actual.
Si se mira la película completa, es decir, desde el año 2011 hasta la actualidad se llega a un resultado trágico: el nivel del poder adquisitivo de los docentes universitarios se encuentra casi 25 puntos por debajo del de septiembre de 2011, y la pérdida total a valores actuales es de 105.071 pesos (para el caso testigo). Esto significa que los docentes perdieron en poder adquisitivo un equivalente a más de 10 salarios en 7 años. Así también, si se mira solo el período macrista el salario cayó 16 puntos entre diciembre de 2015 a julio de 2018, con una pérdida monetaria equivalente a 59.223 pesos (para el caso testigo).
Y estos cálculos son previos a la fuertísima devaluación de la semana pasada. Por eso la “negociación” del lunes con Finocchiario y los funcionarios del gobierno es muy complicada. Nuestro gremio pide un 30% y cláusula gatillo. Es lo mínimo que podemos pedir en este contexto. Pero el gobierno se niega a ambas cosas, y especialmente a cualquier cláusula gatillo que nos permitiría volver a presionar por nuestro salario frente a un proceso devaluatorio que no tiene fin por ahora.
LID: También hay un grave problema con el presupuesto en el marco del ajuste pedido por el FMI, ¿cómo ves esta cuestión?
Lilen Reyes (docente de Derecho): Los datos de la fuga de capitales son contundentes. Este año hasta julio se fugaron 20 mil millones de dólares, y se van a pagar 78 mil millones de dólares en deuda pública. Eso significa que por día se pagan 213,7 millones, 8,9 millones por hora, y por minuto 148 mil, todo en dólares. ¡Lo que se paga en deuda pública es el equivalente a 23 presupuestos universitarios!
La grave crisis que atraviesa el país y el brutal ajuste en marcha, cuya profundización se verá en los próximos días y cuyos efectos padecerá la clase trabajadora por mucho tiempo más, son el contexto en el que se inscribe la situación también crítica de las universidades públicas.
Si las políticas llevadas a cabo por el gobierno nacional –como expresión de los intereses de los sectores financieros y de los capitales imperialistas– implica un ataque abierto al conjunto de los asalariados; en el caso de los docentes universitarios, el inaceptable ofrecimiento ministerial que licua el salario frente a una inflación descontrolada y la previsión de una mayor reducción al ya insuficiente presupuesto destinado a la educación superior señalan las consecuencias particulares sobre nuestro sector de la actual ofensiva capitalista.
Si el saqueo es ahora, el plan de lucha también debe serlo. A los múltiples conflictos que se vienen sucediendo en distintos ámbitos de la producción, los servicios y el empleo público se ha sumado desde hace cinco semanas la lucha universitaria que por su conformación ha irrumpido con alcance nacional. La enorme movilización del jueves 30 de agosto a Plaza de Mayo puso de manifiesto no solo la creciente fortaleza de los trabajadores docentes, no docentes y estudiantes sino que dio visibilidad a este conflicto como catalizador de otros sectores en lucha. Así como la progresiva incorporación del movimiento estudiantil al conflicto, con la convocatoria a asambleas, la adopción de medidas de acción directa como el corte que realizaron los estudiantes de Filosofía y Letras en el obelisco y la toma de distintas facultades, tanto en Buenos Aires como en el resto del país, señalan la orientación favorable de amplios sectores para enfrentar a un gobierno tan debilitado que pareciera necesitar mostrarse especialmente inconmovible.
El alto acatamiento que vienen teniendo las medidas de fuerza desde el no inicio del segundo prueba a su vez la disposición del movimiento docente a continuar la pelea. Frente a las vacilaciones de la dirección kirchnerista de la Conadu, traducidas luego en una política conciliadora que llevó al levantamiento del paro docente y a las insólitas expectativas puestas en la postergada reunión paritaria, convocada para este lunes 3 de septiembre, la unidad en la acción muchas veces exigida a la izquierda desde ciertos sectores muestra sus limitaciones. Si no hay acción, no hay unidad en la acción posible.
Esa no es la perspectiva de los gremios conducidos por el kirchnerismo y el peronismo, no solamente en el conflicto universitario, sino también en otros importantes sectores que están en lucha, como en el Subte, donde aceptaron medidas que restringen el libre derecho de huelga o en Foetra donde aceptaron condiciones flexibilizadoras. Estas no son cuestiones aisladas. En un contexto de fuerte crisis nacional la CGT ha convocado a un paro para el 25/09, es una convocatoria que deja mucho tiempo al gobierno para aplicar sus planes o para conspirar contra el paro. Al contrario, nos parece que necesitamos de manera urgente un paro activo nacional, de 36 horas, y realizar asambleas en todos nuestros lugares de trabajo y votar medidas de acción. El movimiento estudiantil que está protagonizando acciones, en el interior, pero también en Buenos Aires, puede ser un gran aliado en esta lucha porque enfrenta los planes del FMI.
El escenario de ajuste no admite postergaciones, ni tampoco especulaciones electorales apostando a un lejano 2019. Si el macrismo “en fuga” está dispuesto a todo, quienes no estén decididos a enfrentarlo en este 2018 con todas las fuerzas serán inevitablemente cómplices de haber repartido cartas en el “juego de la derecha”…
LID: Volviendo al desarrollo de la lucha, ¿cuáles son las perspectivas para esta semana?
Juan Duarte (docente de Psicología en el CBC de Puan): Nosotros somos afiliados a la Asociación Gremial Docente de la UBA y tenemos asamblea este lunes para discutir cuales son los pasos a seguir y cuáles son las mejores formas de que nuestro conflicto se ligue al movimiento estudiantil. Ya venimos hace semanas realizando el paro, y desde la semana anterior decidimos empezar a hacerlo activo, esto es, a realizar clases públicas, encuentros con los estudiantes, cortes de calles y marchas en común. Teniendo en cuenta que en las asambleas previas a la marcha, en la cual se dieron varias tomas de facultades, y que continúan esta semana las tomas de Filosofía y Letras y de Sociales, aparecieron centenares de estudiantes que toman en sus manos la defensa de la universidad pública, apoyan nuestro reclamo y empiezan a autoorganizarse, tenemos el desafío de apoyarlos, sosteniendo nosotros nuestro paro activo y siendo solidarios con las tomas y todos los pasos que dé el movimiento estudiantil combativo. En las tomas de Sociales y Filosofía y Letras se votaron medidas en este sentido, como clases públicas en las que se podría debatir el contexto del país, el saqueo de la deuda y el rol de FMI, así como discutir cómo la marea verde, en la cual la juventud estudiantil de las universidades, los terciarios y secundarios cumplió un rol fundamental, puede potenciar las luchas de las y los trabajadores para enfrentar al gobierno y al conjunto del régimen.
Julián Tylbor
Nació en 1991. Es licenciado en Ciencia Política (UBA). Milita en el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y es miembro del Comité de Redacción de la revista Ideas de Izquierda.