Los ministros de Asuntos Exteriores europeos abordaron la posición de la Unión sobre la invasión israelí en Gaza y sin cambios en el silencio cómplice ante el genocidio que está llevando a cabo el Estado de Israel contra el pueblo palestino, que ya ha dejado un saldo de más de 11.000 muertos.
Lunes 13 de noviembre de 2023 20:28
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante su reunión con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu en Tel Aviv el 13 de octubre de 2023.
Este lunes se celebró en Bruselas el Consejo de Asuntos Exteriores de los 27 países miembros de la Unión Europea (UE), con el ojo puesto en la invasión israelí sobre la Franja de Gaza. La reunión abordó un balance sobre la situación geopolítica con respecto a la situación en Palestina. Otro de los ejes fue la guerra de Ucrania y las presiones que ejerce el gobierno de Zelensky hacia la alianza imperialista para que continúe el envío de armas y la situación en Palestina no desvíe el foco.
Desde el inicio del conflicto, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, así como las instituciones de Bruselas, dieron el apoyo incondicional al genocida Netanyahu, justificando la masacre en curso como una respuesta legitima a la acción de Hamas del pasado 7 de octubre. Por ello en esta reunión no se anticipan grandes cambios en la posición de la Unión Europea y sus miembros con respecto al Estado de Israel, que puede resumirse en un apoyo a la ofensiva y silencio cómplice ante el genocidio, que ya se ha cobrado la vida de más de 11.000 personas, casi la mitad niños y adolescentes.
En una conferencia de prensa el alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, manifestó que no puede haber un desplazamiento forzado de palestinos fuera de Gaza, ni una ocupación por parte de Israel y un retorno de Hamás a ese territorio, ni tampoco una “disociación” de la cuestión de la Franja de los asuntos generales palestinos. Una cínica declaración ante lo que está sucediendo hoy en la Franja de Gaza.
Tras la ofensiva de Israel contra Gaza, la invasión terrestre, los bombardeos sistemáticos con misiles o con fósforo blanco a edificios y personal civil, el corte de ayuda humanitaria y el cierre de todo tipo de comunicaciones, suministros y electricidad, la represión en Cisjordania, son millones los que han llenado las calles de las ciudades en todos los continentes en repudio al genocidio que está cometiendo Israel sobre el pueblo palestino. Y en decenas de países, sobre todo en Europa, los países del Magreb y los países árabes, se ha escuchado el repudio contra el imperialismo europeo y norteamericano, que no solo avalan y financian al Estado de Israel, sino que justifican el genocidio de la población palestina.
Aunque en el seno de la Unión Europea hay matices en la posición de diversos países, todos coinciden en seguir manteniendo las relaciones diplomáticas, políticas y económicas con Israel. En los casos de Irlanda o Bélgica, han mostrado su apoyo al pueblo palestino y rechazado las acciones militares israelíes. La primera ministra belga, Petra De Sutter, pidió la UE adoptase sanciones contra Israel, que se congele el Acuerdo de Asociación con el Estado hebreo y el cierre de importaciones de productos de territorios ocupados. Las enormes movilizaciones en las calles, presiones internas e incluso tradición antiimperialista en el caso de Irlanda, obligan a gobiernos de corte más progresista a tomar esa posición, aunque sigan manteniendo en el papel relaciones con Israel.
En el polo opuesto, países como Hungría, Austria, Alemania o Francia se muestran reacias a cualquier tipo de condena a los ataques a civiles palestinos. De hecho, estos dos últimos países han sido portada de numerosas acciones represivas a organizaciones, protestas y activistas por manifestar su apoyo a Palestina y al pueblo palestino.
La posición oficial de la UE se reduce en la petición de pausas humanitarias para la entrada de convoyes desde Egipto e instar a Israel a actuar con proporcionalidad. Es decir, que legitima la ofensiva militar israelí, asumiendo que se mantiene en las líneas establecidas por el derecho internacional. Lejos de eso, día tras día son asesinados miles de civiles en la Franja, niños, ancianos, médicos, periodistas y miembros de organizaciones humanitarias. Previsiblemente, esta posición no cambiará en nada, puesto que sería necesario el acuerdo unánime de todos los países miembros.
Por otra parte, la posibilidad de sancionar a Israel no está ni tan siquiera contemplada en la UE, aunque pretendan comenzar a ultimar el 12º paquete de sanciones a Rusia, sanciones que lejos de afectar a las élites políticas y económicas del país euroasiático, encarecen y dificultan la vida de la clase trabajadora y las clases populares. El silencio con respecto a cualquier propuesta de ruptura de relaciones y acuerdos con el Estado de Israel es muy grave si consideramos que casi el 25% de las exportaciones israelíes va a parar a países miembros de la UE. Al mismo tiempo, obligaría a múltiples gobiernos de la unión a cerrar la venta de armas al ejército israelí, línea roja que no están dispuestos a cruzar.
Un ejemplo es el caso del Estado español, donde el presidente Pedro Sánchez pide que se celebre una conferencia de Paz y una mesa de negociaciones entre ambas partes, condenando la muerte de civiles y proponiendo reconocer diplomáticamente a Palestina, tomando la ya fracasada solución de los “dos estados”.
Sin embargo, esta posición contrasta con el papel cómplice del gobierno español, que sigue apoyando al Estado genocida de Israel, manteniendo relaciones diplomáticas, comerciales y militares. No solo vendiendo armas, sino también manteniendo tropas en la frontera del Líbano y buques militares españoles en el Mediterráneo, como la fragata “Méndez Núñez” y el buque de aprovisionamiento de combate “Patiño”, que actualmente están integrados en la flotilla que acompaña al portaviones Gerald R. Ford, el más grande de la armada estadounidense, enviado por su gobierno en apoyo de Israel.
Durante toda la anterior gobierno de Pedro Sánchez, no se tomó ninguna decisión en contra de Israel y el gobierno de Netanyahu, pese a que la colonización y opresión del pueblo palestino permanezca desde hace más de 75 años. La propuesta de los dos estados, por su parte, ignora por completo una situación desigual entre un territorio ocupado y un país imperialista avalado por la OTAN y financiado por sus estados miembros, que ha violado sistemáticamente cualquier acuerdo de paz.
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Ante la masacre que sufre el pueblo palestino, es fundamental seguir desarrollando la movilización para exigir un alto inmediato a los bombardeos y la ruptura de relaciones diplomáticas, comerciales y militares de todos los gobiernos con Israel, junto con el retiro de las tropas imperialistas de Medio Oriente. Para avanzar en ese sentido, está planteado que el incipiente movimiento antiguerra pueda dotarse de objetivos claros y una política independiente de todas las alas burguesas e imperialistas, empezando por denunciar a nuestro propio imperialismo cómplice de este genocidio.