En las listas a concejales en el conurbano está la familia más presente que nunca, varios intendentes ponen a familiares directos de candidatos, otros los preparan para ser sus sucesores. Un mecanismo perverso y despótico que busca perpetuarse en el poder a como dé lugar.
Nicolás Laguna @NicolsBenjamin7
Miércoles 11 de agosto de 2021 22:58
No es nuevo que los intendentes del conurbano estén 20 o 30 años en el poder. Ejemplos en la historia reciente sobran, Quindimil en Lanús estuvo casi hasta muerte 34 años seguidos. Othacehé en Merlo unos 24 años, Ishii en José C Paz estuvo 20 años y ahora volvió a ser electo, los Posse en San Isidro, Gustavo actual intendente está desde 1999 y su padre, a quien sucedió, estuvo 5 mandatos, 20 años. Son algunos de los que lograron atornillarse en el poder.
Para estas elecciones legislativas en San Fernando, Tigre, San Isidro, Ezeiza, Avellaneda, San Martín y San Miguel encabezan familiares directos, en otros distritos como Ensenada, Ituzaingó o Tres de Febrero preparan a un familiar directo para la sucesión de 2023.
Se acumularon nuevos problemas para los viejos caciques. Tanto los del Frente de Todos y los de Juntos se debaten entre distintas internas propias. Por un lado los sectores más tradicionales del PJ, los que provienen de la Cámpora o los sectores más afines a Massa sin sacar los pies del plato buscan arañar más porciones de poder. Los de Juntos que mantienen municipios importantes intentan despegarse de la gestión de Macri y María Eugenia Vidal y buscan sortear la nueva interna en la provincia. A ese equilibrio inestable que mantienen en los concejos deliberantes, se le suma una más compleja. La prohibición de perpetuarse más de dos mandatos en el cargo.
En el 2016 la entonces gobernadora de la provincia de Buenos Aires y ex “orgullosamente bonaerense”, logró votar con apoyo del Frente Renovador de Sergio Massa, una nueva ley contra la reelección indefinida en los municipios. Hoy en cada palacio municipal se busca cómo sortearla.
Los intendentes de ambos bandos de la grieta tienen un mismo objetivo, quedarse en el poder. Con distintas presentaciones judiciales y en busca de uno de los tantos juzgado amigables, por un lado buscan que la ley solo cuenta a partir de 2019 y que este sea el primer mandato, algo así como si te he visto en el cargo, no me acuerdo. Otros sin sonrojarse buscan derogar directamente, aunque parece que no están cerca de los votos en las cámaras bonaerense.
Hecha la ley
Nada es imposible para un barón del conurbano, (no estamos hablando de cloacas, agua corriente, asfalto, viviendas o mejoras de vida), sobre todo si hablamos de perpetuarse en el poder.
Sin sonrojarse, encuentra soluciones. Acaso lo que cualquier hijo de vecino quisiera. Buscar que sus familiares sean los candidatos a primeros concejales (algunos ya están en el cargo desde el 2019), logrando así que sean primero presidentes del consejo, cargo que funciona como una vice intendencia, y que sean sus sucesores en el 2023.
En San Fernando, el actual Intendente es Juan Andreotti, hijo de Luis, anterior intendente. Todos vienen del Frente Renovador de Massa. Para estas elecciones y para seguir con la tradición familiar va de candidata Eva Andreotti, hermana del actual intendente.
En Ezeiza, donde manda el “Sheriff” Alejandro Granados, viejo cacique del PJ, quien fue ministro de Seguridad de Scioli sin nada que envidiarle a Patricia Bullrich, va de candidata Dulce Granados, su esposa. De jefe de gabinete está Gastón, su hijo. De esos dos saldrá el sucesor para el 2023.
En Tigre, que venden como la Miami del conurbano, que brilla por su brutal desigualdad, llevan como primera candidata a Gisela Zamora, esposa de Julio, el actual intendente quien rompió políticamente con Massa, su antiguo jefe y solo se mantienen unidos para la foto en el Frente de Todos, se pelean por quien se queda con el distrito en el 2023.
En Avellaneda, donde el ultra k Jorge Ferraresi, que vive en Puerto Madero, dejó su cargo de intendente para ser Ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, lleva a su mujer como candidata Magdalena Sierra. Aunque siendo ministro de territorio no tienen ningún plan para las grandes mayorías populares que no tienen vivienda digna, se garantiza seguir mandando en su “territorio”.
En San Martín, otro intendente que dejó su cargo para ser ministro, en este caso de Obras Públicas, justo lo que no se ve en el municipio. Encabeza la lista su esposa, Nancy Cappelloni actual secretaria para la Integración, Educativa, Cultural y Deportiva del municipio. De un cargo a otro con miras al 2023.
En San Isidro, municipio emblemático del radicalismo y de sus lujosos barrios como La Horqueta y el Bajo. La dinastía de los Posse parece no tener fin. Melchor fue 5 veces intendente. Gustavo, su hijo, está desde el 99 y ahora va Macarena, la hija. Eso si va segunda, no sea cosa que se note.
En San Miguel, el actual intendente Jaime Méndez salió del núcleo duro familiar y lleva a su primo, Christian Méndez. Municipio donde hay una dura interna con Joaquín de la Torre, un histórico del PJ que está en las filas de Miguel Ángel Pichetto en Juntos. De la Torre, para no ser menos con el tema de la familia, impulsa a su hermano Pablo.
En Ituzaingó, que tiene el “orgullo” de haber tenido el mismo intendente de su existencia allá por el ’95 cuando se separó de Morón. Alberto Descalzo, el único que ocupó el cargo de intendente de forma ininterrumpida. Ahora prepara a su hijo Pablo para la sucesión, quien ya es concejal (se adelantó y se presentó en el 2019) y es presidente del concejo deliberante.
En Ensenada, tierra que comanda Mario Secco, hizo algo parecido a su colega de Ituzaingó, en 2019 llevó a su hijo Nicolás como candidato a concejal y hoy ya lo esta entrenando para seguir en el cargo de su padre en 2023.
En Tres de Febrero, Diego Valenzuela del Macrismo fue por otro camino, su esposa es senadora provincial. Eso sí, se prepara para ser la candidata en 2023 en caso de que su esposo no pueda.
Como buenos intendentes del conurbano se mantiene en el poder con aprietes, prebendas y chantaje a los sectores populares. Muchos de ellos estuvieron con Menem, Duhalde, Kirchner y otros tanto le hicieron el juego a Macri. Cuando se cruza la General Paz, al progresismo se le termina el paladar negro. La grieta en el conurbano para mantenerse en el poder no existe.