Germán de los Santos es periodista en el diario El Litoral y corresponsal de La Nación en Rosario. Octavio Crivaro junta a miembros del staff de La Izquierda Diario lo entrevistaron a propósito de su libro Los Monos, abordando la relación entre capitalismo y narcotráfico y el rol del Estado en el negocio de la droga.
Hace algunos años salieron a la luz, con la violencia de un volcán y dejando un reguero de muertes que monopolizaron las tapas de los diarios. Hablamos de la de la banda Los Monos y su emergencia mediática , que en realidad coincide con el inicio de su ocaso. Su emergencia real fue mucho antes.
Germán de los Santos y Hernán Lascano, en una crónica de alto ritmo llamada, justamente, Los Monos, recorren las curvas, aceleraciones, frenos bruscos y, finalmente, el choque en el vertiginoso recorrido del declive de esa banda narcocriminal. De los Santos es periodista en el diario El Litoral y corresponsal de La Nación en Rosario. Lascano es periodista en La Capital. Ambos se sumergieron en el tema hasta sus recodos más profundos.
Octavio Crivaro, columnista de La Izquierda Diario, conversó largamente con Germán de los Santos sobre el contenido del libro Los Monos y, a partir de allí, sobre la relación entre capitalismo y narcotráfico, el rol del Estado en el negocio de la droga y muchas cuestiones más. El resultado es esta entrevista que compartimos con los lectores entera en la versión escrita, y resumida en video.
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Ayer escuchaba a un funcionario, o mejor dicho, a un legislador ligado al gobierno nacional que planteaba que el arribo de las fuerzas federales, sobre todo esta última fase, había reducido los índices delictivos. Yo, si no me equivoco, a vos o a Hernán Lascano los había escuchado decir en otro momento algo más bien reñido con eso; que el desembarco de las tropas federales, no había, por lo menos en el control del narcotráfico, reducido el poder de fuego ni el nivel de homicidios. ¿Esto es así? ¿Vos crees que hay una utilización política, tanto ahora como antes, de lo que se llama “el arribo de las fuerzas federales” como para hacer política local en un sentido?
Creo que es la única estrategia que se ensayó. Y eso atraviesa a los dos gobiernos porque va desde 2014 hasta ahora, tanto en el período kirchnerista como en período macrista, que fue el envío de gendarmes a Rosario.
Desde Berni hasta ahora
Claro. Desde el 4 de abril de 2014 con un desembarco como muy impactante, muy cinematográfico en la época de Berni.
Que está relatado en el libro…
Claro. Y fueron 5 llegadas o envíos de gendarmes a Rosario para atacar, de alguna manera, problemas de coyuntura que eran cuando sube el índice de homicidios básicamente. Y el tema no se resolvió. Los números indican que este año el crecimiento de homicidios es importante con respecto al año pasado, que había un amesetamiento, y que también indica que la violencia la manejan otros y la controlan otros. Y ahí tiene que ver con que una ciudad, hoy Rosario, debe ser la ciudad del país con más efectivos de fuerzas de seguridad. Estamos hablando de alrededor de 1.500 o 2.000 gendarmes y 6.000 policías. Y los resultados no son los que por ahí mucha gente esperaba, por eso hay como una especie de demagogia en esto de que para solucionar un problema de seguridad se necesita multiplicar la cantidad de efectivos policiales, y muchas veces la que administra el delito termina siendo la policía o las fuerzas federales. Hay casos muy puntuales de policías en Santa Fe. El ex jefe de inteligencia, de Drogas Peligrosas, está procesado y ahora hay una causa también más grande, y hay también efectivos de fuerzas federales implicados en casos de narcotráfico. Y más allá de Rosario, que es donde se origina y de donde llega la cocaína que es de Salta, han desaparecido cargamentos de 50 kilos de cocaína, y hay imputados gendarmes en estas causas.
Yendo un poco al libro o merodeándolo. ¿Por qué en Rosario? ¿Por qué crees que Rosario está en esa situación? Por lo menos como sede de emergencia de una banda como Los Monos, con el involucramiento policial que tiene y todo.
Yo creo que por un lado se da en un contexto en el que en Rosario nadábamos en cocaína en esa época, y que empiezan a aparecer Los Monos, que era una banda asociada a delitos más comunes, más elementales, pero con una onda pesada. ¿Por qué? A la par de todas estas historias está (el operativo anti-narcotráfico, N. del E.) “Carbón blanco”, que es la gran usina de exportación de cocaína hacia Europa. En la ruta que va de Chaco, que era donde se cargaban las bolsas de carbón con cocaína, se acopiaban, en un principio, acá. Uno de esos “jugadores” era Patricio Gorosito, el ex dueño del club de fútbol Real de Arroyo Seco, que murió hace dos meses.
Quien vos afirmas o sugerís que puede ser un testaferro de (el difunto presidente de la AFA Julio) Grondona…
Él nos lo dijo abiertamente después que había muerto Grondona, con esa salvedad. Pero dos detenidos en Portugal de esta banda de “Carbón blanco” declaran como arrepentidos en Europa y dicen que ellos cobraban, y la banda cobraba, con cocaína, no con dinero, y que les quedaba acá en la zona entre el 30 y el 40 % de la cocaína que movían. Se calcula que eran 1.000 kg por mes. Estamos hablando de 400 kg, 300 kg de cocaína por mes en Rosario, en esa época, pura, o sea que alterada podía llegar a 800 kg. Es una cantidad infernal. Esa es la base digamos. Y Los Monos empiezan a jugar en ese plan, ya como que se empiezan a transformar en narcos teniendo la violencia como una estrategia de funcionamiento del negocio y empiezan a generar una cocaína más barata para la periferia a través de los búnkeres. Y la policía es la clave. Sin la policía no se podía estructurar el negocio. Un negocio que va a contramano de lo que es comúnmente una actividad ilícita, que es vender cocaína en un lugar fijo y que no tenía el cartel de búnker, pero era más o menos, entonces cuando hablamos de Los Monos tenemos que también pensar que era una banda narco policial, fundamentalmente.
Rosario fue tanto en la crisis del 89 como en la del 2001 una de las ciudades que más profundamente cayó socialmente. También luego es una de las que más se recupera, pero siempre dejando una estela de desigualdad social, por utilizar un término fácilmente explicable, muy grande. ¿Qué crees que tiene que ver eso en cuanto a poder de reclutamiento? ¿Qué tiene que ver la desigualdad como una base social de alimentación de esto?
Sí, parece una metáfora pero el inicio del barrio La Granada es esta decisión de la dictadura militar de llevarse a los pobres para que no los vean los turistas y recluirlos en un ghetto y después olvidarse. Todo el mundo se olvidó de que ahí había gente que creció en la más extrema marginalidad y pobreza. Le da una explicación también a esto que ese barrio parece fuera de Rosario, detrás de la frontera y que nadie lo ve. Y en esa invisibilidad, en esa desigualdad total, surgen los Cantero (familia organizadora de Los Monos, N del E.) como una familia fuerte que domina el barrio, donde el barrio, si no lo dominan los Cantero, no lo domina nadie porque no llega nadie al barrio. No llega el Estado, no llega absolutamente nadie. Y nosotros eso lo trabajamos mucho en el libro porque era un desafío de contar y de hurgar, porque muchas veces uno no se mete en esas historias, pero charlamos con muchas maestras, gente del barrio que nos decía eso: Los Monos se hicieron fuertes porque no había nadie en ese lugar. Y le construyeron lealtades y también con miedo, y que después cuando el Estado comenzó tibiamente a llegar, estamos hablando después de los 2000 y después de las grandes crisis, ya era también un poco tarde, esos lazos ya se habían construido, se habían consolidado de una forma mucho más aceitada.
Hay un testimonio en el libro que me pareció muy interesante, donde cuenta una docente lo difícil que es que pibes que tienen dos o tres generaciones de vulnerabilidad social, de exclusión, de desempleo por parte de sus padres, presten atención, se concentren en clase. Quizás es algo bastante conocido pero que relatado así sonó muy chocante; son pibes que cuando van a un lugar, por ejemplo, en el centro, o a un centro comercial, son perseguidos y señalados. Perseguidos literalmente. Y una cosa que creo que se las escuche en una entrevista, es que, en ese sentido, participar de una banda como ésta da un sentido de pertenencia que la sociedad no da…
Y eso para mí es un gran tema. Porque no todo se explica por dinero, por la violencia, hay cuestiones incluso culturales que son muy profundas en todo eso. Yo tomaba el caso, por fuera de la banda de los monos, de una chica que fue detenida este verano, que es Jorgelina Selerpe, la novia de Alan Funes. Esa chica es la tercera generación de narcos en Rosario de una misma familia. Su abuelo fue uno de los primeros. El abuelo está en el libro, que fue uno de los primeros que instaló una cocina de cocaína en Rosario. Incluso les proveía a Los Monos, y después llega a la historia ella. Una chica que se crió con un BMW y una pistola 9 milímetros. Eso también es que en el barrio es muy fuerte esta imagen de vidas también que son al extremo, con chicos que no pretenden jubilarse. Digamos, vivir hasta los 24 años en una espiral de locura. Y hay también una cuestión cultural que se está imponiendo y me parece que es muy difícil de romper, que no le compite nadie hoy. Con ese ideal del pibe que hoy quiere tener un arma en el bolsillo, porque le da poder en el barrio, se puede defender, y sobre todo, le da inmunidad contra la policía, que es uno de los enemigos. No por combatirlo, sino por ser un parásito de todas estas bandas.
¿Qué alcance tiene la definición de “banda narco policial”? ¿Hasta dónde llega, en una ciudad o una provincia que conoció aparte del funcionario policial que decías vos de Drogas Peligrosas, el caso de Hugo Tognoli, que fue el jefe máximo de la Policía, que fue promovido, según dice, literalmente, el gobierno anterior “por una foja intachable” y termina preso y procesado por tráfico y protección de prostíbulos?
Lo que nosotros describimos es que, históricamente, la Policía estuvo como organizada en una estructura piramidal, de recaudación ilegal piramidal. O sea, recaudaban desde abajo y el dinero iba subiendo. Cuando llega el socialismo, eso se rompe, y además se rompe en un contexto diferente, cuando el narcotráfico empieza a tener mucho más peso en esa recaudación ilegal, que históricamente fue de prostitución, juego ilegal, coimas, ese tipo de cosas. Pero no el gran negocio de la droga que multiplica muchísimas veces eso. Y se rompe esa pirámide. Y cuando se rompe esa pirámide empiezan, bueno lo que Ragendorfer habla de ese autogobierno, se empiezan a crear las bandas. Las internas policiales hablan de que también la administradora del delito, en muchos casos, es la propia Policía, llegando a niveles impensados. En el ataque al gobernador Bonfatti que fue ejecutado por un soldadito de la zona norte de Rosario, que él lo admite en la propia justicia, y que es Emanuel Sandoval, el arma era de un policía de la seccional 10 que está a 7 cuadras de ahí.
¿Vos crees que hay alguna relación entre la legalidad, o si se frena el tránsito ilegal de droga y el consumo esto se corta? ¿Existe una relación?
Lo que me parece que tenemos que empezar a pensar algunas estrategias diferentes para enfrentar el problema del narcotráfico y, sobre todo, el problema de salud que genera. Incluso hasta en varios países ya se está cambiando esa estrategia, esos paradigmas. El caso más llamativo es el de Estados Unidos, que fue el emblema de la guerra contra las drogas. Hoy hay 26 estados donde está legalizada la marihuana y en Oregon no se judicializa en ningún caso el consumo de droga. Me parece que hay también que empezar a observar ese tipo de estrategias porque con la de traer gendarmes y policías para combatir esto, me parece que los resultados no son los mejores hasta ahora.
Vos contas, junto a Hernán, las fervientes negociaciones que hubo con el objetivo de que haya un juicio abreviado de Los Monos; lo cual si uno lee el libro o prende la televisión, se da cuenta que es una desproporción para juzgar a una banda con el despliegue que tienen Los Monos, con el nivel de casos que están involucrados. ¿Qué lectura haces de eso?
Lo que rompe el juicio abreviado fue una cuestión puramente electoral, que fue la victoria de Del Sel en las internas de ese momento, que fue 2015.
En las PASO a gobernador.
Exacto, en las paso a gobernador. Después Lifschitz es el que dice “no, no se puede firmar este juicio abreviado”, pero había, hasta ese momento, total consenso dentro del poder político, del gobierno de Antonio Bonfatti, de firmar un juicio abreviado con Los Monos que en este momento ya casi estarían en libertad si hubieran firmado.
¿Por qué el gobierno provincial tiene tanto interés en acceder a la notebook, a la computadora de un narco o sospechado de narco como Luis Medina?
Nunca se pudo determinar además qué había en esa computadora porque por los peritajes que se hicieron lo que sí se pudo detectar es que esa computadora fue manipulada, pero que no hubo archivos borrados, que era lo que se sospechaba por ahí. Que si había tanto interés en una computadora era porque había información clave. ¿Y por qué se supone esto? Luis Medina tenía y tuvo la habilitación para instalar uno de los boliches más importantes del centro de Rosario, que fue Esperanto, que era una especie de desembarco de un empresario narco blanqueado en la economía rosarina. Después eso se termina cayendo pero el propio Luis Medina hace pintar un cuadro por un artista local de la imagen de Scarface, que cuelga en ese boliche.
Para no dejar muchas dudas…
Para no dejar muchas dudas. Después nosotros detectamos también que había algo con Scarface porque tenía un barco amarrado en un club de acá que también se llamaba Scarface, que lo tenía de socio con otro narco de la zona. Y lo llamativo también del caso de Luis Medina no sólo es que muere él, sino que muere gente que tiene puntos de contacto y que no pertenece al universo del narcotráfico. Y después la madre de Luis Medina y su ex suegra declaran en una comisión en la cámara de diputados que su hijo les decía que hacía aportes de campaña, que había hecho aportes de campaña para un candidato a gobernador. Pero bueno, nunca esto se terminó de investigar en la justicia, donde también hay deudas, por eso, pendientes, muy grandes. La otra deuda enorme que hay en la justicia es el tema económico, el cual no se profundizó nunca, ni con la banda de Los Monos, ni con la primera causa que todavía no llegó a juicio pero en la que había, aunque sea, un avance, que es por lavado de dinero contra Delfín Zacarías, un narco que fue condenado hace poquito a 16 años de prisión.
Más allá de las remiserías y negocios pequeños, en el libro se ve mucho la relación que existe entre el narcotráfico e importantes negocios legales. Por lo menos hay relación con farmacias, fútbol (vos ya mencionaste un caso), está aparte lo del dueño de Carbón Blanco, está lo del pase de Ángel Correa que también aparece en el libro, la construcción, es decir, hay múltiples negocios que aparecen, por lo menos, imbricados y entremezclados con el negocio del narcotráfico. Que un poco refuta, esto ya es una opinión, la definición que muchas veces se hace en los grandes medios de que es un flagelo, quitando quizás el elemento más de negocio real que tiene, con rentabilidad extra por ser ilegal. Pero que es un negocio capitalista como hay otros. Entonces me gustaría que te refieras un poco a eso porque, por lo menos, vi que aparecen casinos, concesionarias de autos…
El tema de las concesionarias de autos es uno, que no es solo de acá, de Rosario, sino que muchas veces se dice “bueno, pero Los Monos compraban autos” como restándole importancia. Pero con el tema de los autos se blanqueaba, era un canal de inversión muy fuerte. Nosotros ponemos en el libro, que uno de los dueños de esas concesionarias se hizo millonario. Llegó a vender más de 30 autos por mes, casi un auto por día. Y en dos años se compró 3 departamentos en Miami y se puso de novio con una vedette muy famosa. ¿En qué otro ramo de la economía uno puede crecer así? Y este empresario, lo que me decía que me pareció muy interesante, era “yo no soy narco, yo soluciono problemas a los narcos”. Y esa frase es interesante porque ¿qué era solucionar problemas? Era conseguir los papeles, conseguir alguien que salga de testaferro como titular del auto y después hacer una tarjeta azul para que lo pudiera usar esta persona, generar una cuenta bancaria para hacer el depósito para pagar el auto. Y todo eso lo fuimos viendo. Ellos llevaban solamente la plata, la bolsa de plata, y después había un montón de gente que “solucionaba los problemas administrativos”. Eso en un montón de rubros. Hay grandes agujeros negros en estas historias que todavía no se llegaron a escarbar y a profundizar, que es el tema inmobiliario también, el desarrollo inmobiliario de Rosario. Si no hubo sólo un derrame de todo el complejo agroindustrial y de la soja, sino también del narcotráfico.
¿Crees que hay indicios de que pueda haber lavado de dinero en el gran ingreso de dinero en la región, que es el boom sojero?
Por eso digo, hay una deuda pendiente en cuanto a investigación judicial. El tema de lavado de dinero acá no se ha investigado jamás. Pero hay fuertes sospechas de que si fue a otros sectores de la economía, por qué no ha ido a ese que fue el que tuvo mayor crecimiento y mayor ímpetu. Y sobre todo esto que se ve claramente de grandes complejos de alta gama que están vacíos.
Bueno, se me ocurría preguntarte si tuvieras que definir frente a una facultad o alguien que te entrevista sobre el libro sin conocer casi nada sobre el tema, ¿cómo definirías qué es el narcotráfico?
Lo interesante por ahí es que tiene diferentes puntos de entrada y eso es lo que a mí me interesa mucho sobre todo. Para investigarlo, para profundizarlo, que es básicamente un gran negocio, que genera muchísimo dolor en la gente por la violencia que en la que se estructura el negocio. Sin la violencia hoy no podría funcionar una banda narco. Y también otra de esas patas es la complicidad. Sin complicidad no puede haber narcotráfico por el tipo de actividad ilícita que es. Y ahí también empieza a terciar en esos elementos el plano político, que me parece a mí, es lo que empieza a darle una especie de sustento… o no sustento, sino que el narcotráfico se empieza a involucrar y a atravesar las grietas de esas debilidades políticas sobre todo en estas instancias de crisis.
¿Qué pensás que se puede proyectar, pensar, de a qué atenernos? Incluso con respecto a este tema en que vos estas metido y sumergido con Hernán profundamente.
Me parece que estas situaciones críticas siempre colaboran para que las actividades ilegales que surgen se manifiesten de una forma además mucho más violenta. Hoy tenemos una cantidad de armas infernal dando vueltas en Rosario, y en situaciones de crisis social y de conflicto social eso es un riesgo, para mí, muy, muy fuerte, sobre todo cuando está todo mezclado, todo atravesado por cuestiones que terminan llegando al tema del narcotráfico, que muchas veces, y esto uno lo empieza a ver en la calle, es receptor de esa crisis. Pibes que se llevan un viernes como recaudación de la semana $5.000 o una mujer que tiene 5 chicos, y ese caso me lo contaba el gobernador Lifschitz. Porque yo le pregunté en un momento cómo compite el Estado con esta seducción que significa la plata más fácil, y él me decía eso, “es muy complicado”, y me daba el ejemplo de una mujer con 5 chicos, separada, que no podía muchas veces ir a conseguir trabajo y terminaba vendiendo cocaína en su propia casa y los pibes estaban ahí. Los podía mantener de alguna manera. Me parece que por eso es también algo muy perverso porque eso genera debilidad en los barrios, que la violencia los aprovecha permanentemente, y las víctimas siempre siguen siendo los más débiles en toda esta cadena. Los que se enriquecen, se van, y los que quedan son los que se terminan siendo o blanco de la policía o blanco de los propios narcos.
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