El FMI rebajó en 0,2 % sus pronósticos de crecimiento económico global para 2018 y 2019, quedando en un 3,7 % para ambos años. “Ya tenemos malas noticias. La probabilidad de que haya más malas noticias ha aumentado”, advirtió su Consejero Económico, Maurice Obstfeld.
Miércoles 10 de octubre de 2018
Este martes el Consejero Económico del Fondo Monetario Internacional (FMI), Maurice Obstfeld público una actualización de las Perspectivas de la Economía Mundial (WEO por sus siglas en inglés), confirmando que el FMI proyecta un crecimiento mundial de 3,7% para 2018 y 2019, revisando a la baja los resultados de abril en 0,2 % para ambos años.
El ajuste a la baja de las perspectivas económicas mundiales se deben según el FMI a varios factores, entre ellos: la creciente tensión comercial entre Estados Unidos y China, la débil performance de la zona euro, Japón y Reino Unido que aún está negociando las posibilidades de un Brexit ordenado, que cada vez se torna más difícil.
Mientras en Estados Unidos el crecimiento “disminuirá a medida que el estímulo fiscal comience a debilitarse en 2020”. Y agregó: “A pesar del impulso actual de la demanda, hemos rebajado nuestra previsión de crecimiento para Estados Unidos en 2019 debido a los aranceles recientemente promulgados en una amplia gama de importaciones desde China y la represalia de Pekín”.
La suba de las tasas de interés de la Reserva Federal y la continúa apreciación del dólar, presiona a la salida continúa de capitales (especulativos) de los “mercados emergentes”, aumentando la volatilidad cambiaria vía devaluaciones como se ve en Argentina, Brasil, Turquía y Sudáfrica.
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El recorte de las perspectivas económicas mundiales se debe según el FMI a una mayor incertidumbre y a la posibilidad de “sorpresas negativas”: “En el informe WEO de abril de 2018, proyectamos que el crecimiento mundial aumentaría a 3,9% tanto en 2018 como en 2019, y por primera vez en cierto tiempo observamos que los riesgos a corto plazo para el pronóstico estaban equilibrados entre sorpresas positivas y negativas. Ahora, en octubre de 2018, las perspectivas están menos equilibradas y la expansión parece más incierta de lo que esperábamos en abril.”
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Las revisiones por países
Estados Unidos y China: las dos mayores economías del mundo protagonizan una guerra arancelaria que según el FMI impactará económicamente recién en 2019. Por eso el Fondo recortó el pronóstico de crecimiento de Estados Unidos para 2019 a un 2,5 % desde un 2,7 % previo, y el de China para el mismo año a un 6,2 % desde un 6,4 %.
Las previsiones de crecimiento para 2018 de los ambos países quedaron sin cambios en un 2,9 % para Estados Unidos y un 6,6 % para China.
El pronóstico de expansión para la zona euro también fue a la baja: para 2018 se rebajó a un 2 % desde un 2,2%, con Alemania particularmente afectada por una caída de los pedidos de manufactura y los volúmenes de comercio.
Por otro lado el frente de los “emergentes” ha sido uno de los más golpeados en lo que va del año; Obstfeld remarcó que en el contexto actual “cualquier cambio brusco en los mercados emergentes supondría una amenaza importante para las economías avanzadas”.
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En números el FMI pronosticó para Brasil una rebaja de 0,4 %, quedando un crecimiento de un 1,4 % para 2018. Irán, que enfrenta una nueva ronda de sanciones el mes próximo, también sufrió un recorte de su previsión de expansión.
En Turquía, la turbulencia del mercado, la fuerte depreciación de la moneda y la elevada incertidumbre representan un lastre para la inversión y la demanda de los consumidores, lo cual justifica una marcada revisión a la baja de las perspectivas de crecimiento, sostuvo el FMI.
Para la Argentina el FMI pronosticó una contracción de la economía del 2,6% en 2018, acompañada por una inflación cercana al 40,5%. Mientras para 2019 el organismo liderado por Christine Lagarde, sentenció que la economía argentina decrecerá un 1,6 %, es decir 1,1 % por debajo del pronóstico utilizado en el Presupuesto 2019; y la inflación sería de 20,2%.
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De conjunto el FMI prevé que “en las economías avanzadas, la marcada ralentización del crecimiento de la población en edad activa y los deslucidos avances de la actividad frenarán el aumento del producto potencial a mediano plazo".
Pero para las economías de mercados emergentes y en desarrollo el Fondo estimó proyecciones ambiguas; mientras "siguen siendo favorables en las economías emergentes de Asia y de Europa, con la excepción de Turquía, son anémicas en África subsahariana, América Latina y Oriente Medio, donde, a pesar de la recuperación en curso, las perspectivas a mediano plazo de los exportadores de materias primas siguen siendo en general moderadas". Y para sorpresa de muy pocos, aconseja avanzar en reformas estructurales y ajuste fiscales, las mismas recetas de siempre.
Pero aún así, el FMI confirma que de acuerdo con “las proyecciones, entre 2018 y 2023 alrededor de 45 economías de mercados emergentes y en desarrollo -que generan el 10% del PIB mundial medido en función de la paridad del poder adquisitivo- crecerán menos que las economías avanzadas en términos per cápita, y en consecuencia quedarán aún más rezagadas desde el punto de vista de los niveles de vida.”
Los riesgos globales que señala el FMI
La introducción del informe del Fondo firmado por Obstfeld, en su despedida del organismo como señala en el mismo, conlleva interrogantes sobre el devenir de la economía global para prestar atención, donde el Consejero Económico intenta “situar la coyuntura actual en un contexto histórico más amplio para poder extraer de mejor manera lecciones para el futuro.”
Obstfeld continúa: “este informe WEO se publica poco después del décimo aniversario del colapso de Lehman Brothers y, además, en un momento de creciente incertidumbre no solo en términos de las políticas económicas, sino también del marco de las relaciones internacionales dentro del cual estas se diseñan.”
Sobre el periodo post crisis el Consejero Económico sostiene que los cambios drásticos económicos y políticos tendrán consecuencias que no van a desaparecer prontamente, al respecto se pregunta: "¿Qué rumbo darán las autoridades a sus economías en medio de la turbulencia inminente? ¿Cómo pueden reforzar y modernizar el sistema multilateral forjado después de la Segunda Guerra Mundial, que sustentó siete décadas de paz y prosperidad sin precedentes?”
El FMI remarca que los riesgos latentes están asociados a “políticas comerciales y posible fracaso del Brexit, altos niveles de deuda empresarial y soberana". Obstfeld advierte que “la dificultad secular más grave para muchas economías avanzadas quizá se centre en el lento aumento de los ingresos de los trabajadores, la sensación de menor movilidad social y, en algunos países, la deficiente política de respuesta al cambio económico estructural.”
“Como las tensiones geopolíticas también guardan relevancia en varias regiones, estimamos que incluso en el futuro próximo la posibilidad de sorpresas desagradables supera la probabilidad de buenas nuevas imprevistas”, remarcó.
El FMI hace un llamado a la reflexión profunda para intentar darle larga vida al dañado multilateralismo. La economía mundial empieza a mostrar de manera más nítida los límites de la forma en que los estados capitalistas intentaron salir de la crisis de 2008: rescatando a los bancos y generando el malestar de la mayoría de la población. En cada lugar donde este organismo pone un pie lo hace para exigir medidas de ajuste sobre los sectores de trabajadores y vulnerables, a cambio de desembolsos de dinero para continuar acrecentando una impagable y usurera deuda externa.
Los casos más recientes de intervención brutal del FMI, van desde el fracaso con la crisis de deuda de Argentina en 2001, Grecia, Nicaragua, Jordania, Costa Rica y de nuevo Argentina 2018. Por eso, la respuesta tiene que ser el no pago de la deuda externa usurera y la ruptura de relaciones con el FMI.
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Guadalupe Bravo
Nacida en Trenque Lauquen, Provincia de Buenos Aires en 1985. Es economista, recibida en la UBA. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2004. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.