El sector de software y servicios informáticos viene proyectando en nuestro país un crecimiento vertiginoso en lo que va del siglo XXI. En este artículo, como estudiantes y docentes de ingeniería en la Universidad Tecnológica Nacional, indagaremos en las razones de crecimiento del sector en nuestro país, quienes lo componen y las condiciones de los trabajadores del rubro.
Introducción
El sector de software y servicios informáticos (de ahora en más, SSI) viene proyectando en nuestro país un crecimiento vertiginoso en lo que va del siglo XXI. Grafican este aspecto el alza en el número de trabajadores empleados, en la cantidad de empresas, sus respectivas ventas, ingresos y exportaciones registradas. Se trata de un campo beneficiado por exenciones impositivas, financiación pública, programas de capacitación y formación de empleados a cargo del Estado, donde unas pocas empresas concentran los beneficios mientras que el salario promedio desciende año tras año. En este artículo, como estudiantes y docentes de ingeniería en la Universidad Tecnológica Nacional, indagaremos en las razones del crecimiento del sector en nuestro país, el rol del Estado y las condiciones de los trabajadores del rubro.
Según el primer informe anual del Observatorio del Trabajo Informático (OTI) [1]
la evolución del empleo contabilizada en el período que contempla del mes de enero del 2017 a diciembre del 2022, abarcó un crecimiento porcentual del 44,5%, aumentando la cantidad de trabajadores y trabajadoras del sector de 98.874 a 142.826 respectivamente.
En el mismo plazo se registró un incremento en la cantidad de empresas correspondiente al 14,0% [2]
, contabilizando 4.793 firmas para el año 2016 mientras que a fines del 2022 se alcanzó el guarismo de 5.465. Con respecto a las ventas anuales del sector, si bien el pico se registró en el año 2015 con un total de USD 4.353 millones, en el 2016 se produce un descenso contabilizando ventas por USD 3646 millones, para luego repuntar en el 2022 y alcanzar una cifra similar al período de auge. Las exportaciones, en cambio, mantuvieron un ascenso prolongado [3] rondando la cifra de USD 2.500 millones para el último año [4]. ¿Cómo se explica el crecimiento en el sector? A continuación, trataremos de acercarnos a una explicación.
Un crecimiento proyectado por la mano visible del Estado
En el año 2004, durante el gobierno de Nestor Kirchner, tomando como base la Ley 25.856 de Producción de Software, se sanciona laLey 25.922 de Promoción de la Industria del Software. Si bien fue proyectada para un plazo de vigencia de 10 años, durante el 2011 se prorrogó hasta el año 2019. Entre sus principales beneficios al sector empresarial podemos ver la exención de impuestos a las ganancias, ya que se les desgrava hasta un sesenta por ciento (60%) del monto total; la reducción de cargas sociales, convertidas en un bono de crédito fiscal hasta un setenta por ciento (70%) de las contribuciones patronales; importación irrestricta de hardware y demás componentes. Acceso a financiamiento para proyectos de investigación y desarrollo; nuevos emprendimientos, programas de nivel terciario o superior de capacitación de mano de obra, por medio de la creación de un Fondo Fiduciario de Promoción de la Industria del Software (Fonsoft); estabilidad fiscal por el término de diez años a partir de la entrada en vigencia de la ley. Fue así que, bajo el primer período del gobierno “nacional y popular”, a través de incentivos de corte neoliberal, se lleva a cabo el puntapié inicial para un ciclo de acumulación empresarial en un rubro pujante.
La continuación de esta “política de Estado” se da durante el último tramo del gobierno de Mauricio Macri, en el año 2019, cuando se sanciona la Ley 27.506 de Régimen de Promoción de la Economía del Conocimiento, con el objetivo de extender y ampliar la vigencia de la Ley de Promoción de la Industria del Software. Dicha ley se vería modificada durante el gobierno de Alberto Fernandez en el año 2020. Las ventajas que se destacan, a partir de su vigencia, son: exención de impuestos a las ganancias, desde un sesenta por ciento (60%) a un veinte por ciento (20%); reducción de cargas sociales: al sancionarse la ley se eliminaron las contribuciones al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) y en el año 2020 se modificó por un bono de crédito fiscal del setenta por ciento (70%) de las contribuciones patronales; estabilidad de los beneficios fiscales, ya que los beneficiarios no podrán ver incrementada su carga tributaria total nacional, determinada al momento de su solicitud de adhesión al Registro Nacional de Beneficiarios del Régimen de Promoción de la Economía del Conocimiento; acceso a financiamiento para capacitación, apoyar inversiones productivas, financiar capital de trabajo, promover el desarrollo de empresas ambientalmente sustentables, fomentar la inserción comercial internacional de las empresas, las actividades de innovación productiva y nuevos emprendimientos mediante la creación del Fondo Fiduciario para la Promoción de la Economía del Conocimiento (FONPEC).
Un aspecto a destacar de esta nueva ley, a diferencia de la anterior, es que ya no solo rige para la industria del software, si no que se extiende a múltiples rubros: producción audiovisual; biotecnología; servicios geológicos, electrónicos y de comunicaciones; servicios profesionales de exportación: jurídicos, contables, traducción, publicidad, de diseño y arquitectónicos; nanotecnología; ingeniería aeroespacial y nuclear; robótica; y varios más.
Por si fuera poco, ambas leyes se combinan con las creaciones de parques o polos tecnológicos a nivel nacional, que amplían los beneficios hacia el sector informático. Un caso destacable es el Distrito Tecnológico de Parque Patricios y Nueva Pompeya, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Las empresas que se instalan allí gozan de exención y diferimiento de pago del impuesto de Ingresos Brutos (IIBB), Impuesto de Sellos, Impuesto Inmobiliario y ABL; tasas de crédito preferenciales para financiarse; programas educativos y de investigación junto a universidades; desarrollo de infraestructura y transporte a cargo del Gobierno.
Contra la idea de libre mercado y el sentido común del discurso emprendedor que establece desarrollar unicornios a partir de la creatividad y con escasa tecnología que predican empresarios como Marco Galperín, veremos a continuación como las principales empresas, tanto nacionales como multinacionales, acumularon gran parte de los subsidios y exenciones impositivas tras la nueva legislación.
Los peces gordos concentran las dádivas estatales
Durante el período 2014-2019, solo 4 empresas concentraron el 46% de los beneficios de la Ley de Promoción de la Industria del Software. Se destacan Mercado Libre y Globant, con un 20 y 15% respectivamente, seguidos por Accenture y Red Link. En el caso de Globant, la empresa se embolsó más de 70 millones de dólares, a los que se deben agregar créditos, ANRs y fondos de formación.
Si consideramos los dos primeros años de vigencia de la Ley de Promoción de la Economía del Conocimiento, estas empresas vuelven a ubicarse entre los diez principales beneficiarios. Ordenados alfabéticamente, se trata de Accenture, BSF, Despegar, Endava, Globallogic, IAFH, Mercado Libre, Red Link, Sistemas Globales (más conocida como Globant) y Technisys. En este caso, los descuentos tributarios y de contribuciones patronales que cada una percibió se encuentran resguardados bajo el secreto fiscal.
Estas empresas se encuentran entre las más grandes de nuestro país y del mundo. La más conocida de todas, Mercado Libre, el año pasado se ubicó entre las 100 empresas más valiosas del mundo [5] y generó más de USD 10.000 millones de ingresos netos en el 2022 (un crecimiento del 49% interanual). Globant, por su parte, se ubica entre las 10 empresas de servicios de tecnologías más fuertes del mundo6 y terminó el 2022 con ingresos por USD 1.780 millones (un crecimiento del 55,7% interanual), definido por su CEO Martín Migoya, como el mejor año de la historia de Globant en ventas. La multinacional Accenture, conocida por disparar sus acciones un 7% en la bolsa tras anunciar en marzo de este año que despedirá a 19.000 empleados, declaró ingresos en el ciclo 2022 por USD 61.594 millones, lo que implica un crecimiento interanual del 22%. Por último, Red Link, no solo se trata de una red de cajeros automáticos, también ofrece servicios informáticos, de procesamiento y certificaciones a importantes clientes: bancos, organismos públicos y grandes cadenas comerciales. Dentro de sus principales accionistas se ubican los bancos Nación, Provincia de Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires, La Pampa y Córdoba, el Credicoop y el grupo Petersen (de los Eskenazi).
Solo tomando datos de la Ciudad de Buenos Aires, el sector representó un 25% de las exportaciones en 2022. A nivel nacional el sector generó 7500 millones de dólares el mismo año⁷.. Este cuadro de situación ilustra, que entre subsidios y ganancias, la legislación se encuentra al servicio de la concentración en unas pocas manos. Esta política se va perpetuando gobierno tras gobierno.
Todos estos beneficios e incentivos a las empresas no se corresponden con el alto grado de precarización del trabajo que viven los trabajadores del sector como ilustraremos en el último apartado.
Ganancias in crescendo. Salarios diminuendo
Realizando la labor de soporte técnico, desarrollo, infraestructura, análisis funcional, control de calidad, implementación de productos y otras tareas, su función es esencial para que se lleve a cabo el ciclo de vida de un software.
Según el nomenclador de actividades de la AFIP hay al menos 13 actividades distintas en el área de sistemas. Esta división beneficia a las patronales porque permite negociar por separado con cada trabajador de cada actividad, aunque pertenezcan al mismo sector informático.
Lo mismo sucede con las senioritis. En CABA un experto podría cobrar hasta 3.3 veces más salario que un junior. Esta categoría se emplea para precarizar, como en SONDA, donde trabajadores denuncian que existen decenas de empleados especializados con la categoría de junior durante más de 10 años.
Si bien hay un récord de exportaciones en el sector y un crecimiento importantísimo de las ganancias, a raíz de la pandemia y de los beneficios estatales, eso no se refleja en el salario de los trabajadores, ya que en la mayoría de empresas de sistemas no existe siquiera un convenio laboral que podría servir en su correcto funcionamiento para regular el salario.
A la inversa de lo que promueven los medios de comunicación, donde se ofrecen puestos de trabajo con “salarios increíbles”, la remuneración promedio del trabajador informático disminuye anualmente. En el período 1998-2014 [6], la pérdida fue del 20% en términos reales. Para el año 2022, recién se alcanzó una remuneración en pesos similar a la que se percibía en el 2018 y, por si fuera poco, durante el 2023 ya se percibe una caída acumulada del 8,5% producto de la inflación galopante y de la prácticamente nula negociación colectiva.
Salario emocional, frutas, masajes y Globant
Se comenta en todos los medios de comunicación la existencia de un déficit de cientos de miles de puestos de trabajo. Vemos a Marcos Galperín, Martín Migoya y otros empresarios de los unicornios promocionando la capacitación a base de promesas e ilusiones sobre supuestas oportunidades laborales.
Parte importante de perpetuar la idea de que esta industria puede ofrecer mejores condiciones laborales tiene que ver con los bombardeos de propagandas optimistas por parte de institutos de programación y empresas, haciendo énfasis en el salario emocional. Este concepto abarca todos los beneficios no económicos que un trabajador puede recibir: barras de cereales, videojuegos en las oficinas, toboganes, sala de masajes, gimnasios, salas de música, etc. Esta nube de humo no pasa desapercibida. Hace unos años, una trabajadora de Globant grabó un video en Tik Tok sobre los beneficios que esta tiene para ofrecer. Estos eran básicamente un ejemplo de manual sobre lo que es salario emocional.
Pero detrás de esta cortina de humo se encuentra una realidad totalmente distinta. En la empresa existe la categoría conocida como “trainee”, que puede llegar a ser peor que un pasante. Este último no puede tener un periodo de prueba de más de 3 meses. Los “trainee” supuestamente están en un periodo de entrenamiento, pero estudiantes egresados de carreras con conocimientos técnicos como Ingeniería en sistemas han estado un año bajo esta categoría, es decir, ganando como un pasante. Para ser claros, bajo esta modalidad, un trabajador puede dejar de participar en capacitaciones, trabajar con clientes, tener evaluaciones positivas en exámenes que determinan la categoría a la que este corresponde, tomar tareas con dificultades elevadas sin ningún tipo de ayuda y cobrar como un pasante recién llegado. A su vez, los salarios en nuestro país están por debajo de sus compañeros en la India o Colombia, aún siendo de igual categoría y realizando las mismas tareas dentro de la empresa. Un trabajador argentino cobra 350 dólares, mientras que en los paises mencionados, el salario percibido es de 1200 dólares.
Todos son beneficios accesorios que no afectan en gran medida la ganancia de los empresarios. Claramente es mucho más agradable para un patrón garantizar barritas de cereales que licencias de estudios, días de paternidad/maternidad, guarderías o sueldos que no se deterioren con el pasar de los meses.
A modo de conclusión
A lo largo del artículo se puede observar que a pesar de tratarse de un sector con crecimiento sostenido y que recibe todo tipo de ayudas y beneficios por parte del Estado, las condiciones laborales son precarias expresándose sobre todo en lo bajo de los salarios. Como señala el informe de OTI, los empresarios que pronuncian discursos contra la intervención estatal se benefician del capitalismo de amigos mediante la legislación vigente y los enormes subsidios estatales que recibe este sector.
Como estudiantes y docentes creemos que conocer la situación de las empresas del sector IT y el rol del Estado junto a las condiciones de los trabajadores son puntos importantes para poder discutir los sentidos comunes mencionados anteriormente y para que los trabajadores estén en mejores condiciones de intervenir y tomar control sobre lo que sucede en el sector. En un próximo artículo profundizaremos en la importancia estratégica de los trabajadores tecnológicos para poder ver con más claridad cómo llevar a cabo la lucha en contra de la precarización laboral del sector. Es fundamental la lucha de un sindicato que realmente luche por nuestros derechos y en la perspectiva de la construcción de un mundo donde la tecnología se encuentre en función de las necesidades sociales y no de la ganancia de unos pocos.
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