Durante la primera jornada del Encuentro Nacional de Mujeres el taller para debatir sobre femicidios debió dividirse en tres grupos, debido a la gran cantidad de mujeres que asistieron.
Verónica Zaldívar @verodivar
Domingo 9 de octubre de 2016 10:02
“Se las ve más fuertes a las mujeres, más decididas y más unidas” dice una trabajadora del Hospital Alende de Lomas de Zamora en diálogo con este diario, cuando las sombras del atardecer comienzan a cernirse sobre el antiguo edificio de la escuela Bernardino Rivadavia de Rosario. La consulta había sido sobre su primera impresión al estar finalizando la primera jornada del Encuentro Nacional de Mujeres, en comparación al encuentro de 2003 al que asistió en esta misma ciudad. “Se las ve más fuertes”. Toda una definición, justo cuando acaba de salir de un taller sobre femicidios. Una postura muy lejos de la victimización.
En el encuentro se siente que hubo #NiUnaMenos. Se siente en el ánimo de quienes hablan. Se siente en la cantidad de mujeres que se acercan al taller, que obliga a dividirlo en tres para poder escucharse y opinar. No es que el dolor por los ataques, por los femicidios, se haya ido. Los nombres de Karina, de Micaela, de Julieta, de Sandra, se pronuncian con la voz quebrada. Las remeras con sus caras impresas reclaman justicia, en algunos casos desde hace varios años atrás.
En todos los casos que se relatan, hay un mismo patrón: una justicia que hace oídos sordos, silencio cómplice estatal y lucha impulsada por las familias y amigos de las víctimas, en muchos casos con el apoyo de organizaciones de derechos humanos o de izquierda. Ante la brutalidad de la violencia, surgen los distintos puntos de vista sobre qué hay que hacer: “Nosotros creemos en la acción directa. Denunciamos y escrachamos a los violadores, a los golpeadores y femicidas” cuenta la hermana de una joven atacada por su pareja. Otras ponen el acento en la organización y la exigencia al Estado, que lejos de estar “ausente” es parte mediante sus instituciones y funcionarios de la violencia contra nosotras. La denuncia contra el poder político y el Estado ya había cruzado varias de las intervenciones de amigas y familiares de víctimas.
“Venimos exigiendo que declaren la Emergencia contra la Violencia hacia las Mujeres, con todo lo que ello implica, para poner medidas urgentes para evitar la instancia de la muerte. Y que nos han mostrado que lejos de querer poner freno a esto, hay una ley que otorga solo $ 4,50 anual por cada mujer; algo opuesto por el vértice a lo que propone el proyecto presentado por la diputada Myriam Bregman del Frente de Izquierda. Córdoba es un caso concreto de la demagogia oficial, con el gobernador Schiaretti; en Río Cuarto con el actual intendente Llamosas también. Los dos forman parte del PJ cordobés y desmantelaron las áreas de violencia familiar, las áreas de trata, las áreas que justamente son las encargadas de recibir nuestras denuncias” afirma contudente Guadalupe Fantin, integrante de Pan y Rosas de la provincia mediterránea.
Son muchas más las anécdotas que recorren esta primera jornada del taller, y de los grupos reunidos junto a éste llegan voces enfervorizadas y hasta llantos por momentos. Pero son muchos más los aplausos y queda flotando en el aire que hay que definir medidas concretas. Pero el debate seguirá, falta mucho por proponer y contar aún.