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Red Internacional
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Tandil: Las aguas bajan turbias

Los habitantes de los barrios suburbanos de la ciudad tienen naturalizado que cada vez que llueve las calles queden totalmente destruidas.

Sábado 20 de mayo de 2017 15:56

La lluvia de ayer, no sólo trajo los inconvenientes de siempre, sino que hizo aparecer sobre el tapete una realidad que hace años se viene instaurando, y que cada vez es más innegable y dolorosa.

Las sierras están cada vez más llenas de countries, mansiones y hoteles de lujo que no dejan que la tierra absorba el agua de las lluvias, que termina bajando a la ciudad turbia. No hay ninguna planificación urbana en Tandil, más que la que impone la firma de "excepciones " y los negociados.

El microcentro de la ciudad esta cada vez más repleto de departamentos, muchos de ellos vacíos, construidos por mera especulación y alquilados a precios exorbitantes, ya no hay prácticamente pulmones de manzanas y los barrios sin boca calles y desagües que alivien la lluvia. El único norte es la especulación, por un lado, y el ninguneo por otro.

Ayer la lluvia inundó varias zonas de la ciudad, en las más urbanizadas el agua bajó rápido, sin embargo en las barriadas el agua dejó su huella. Varias casas fueron auto evacuadas ante la ausencia total del estado y sus organismos responsables. Ausencia que se extendió a toda la jornada siendo suplida por la autoorganización popular y los lazos solidarios del pueblo trabajador.

La gran desigualdad que tiene Tandil genera una división muy notoria: Por un lado el de las "excepciones " para quienes las pueden pagar, el de los negocios millonarios para pocos. Y por otro el de las barriadas cada vez más pobladas, sin asfalto, sin cordón cuneta, sin cloacas, con poco y nada más que el esfuerzo.

Si a este caos que es la ciudad le sumamos que toda la zona peri-urbana y rural de Tandil está llena de soja, principalmente, hasta la saturación (con su inevitable combo de agrotóxicos y fumigaciones) y que el monocultivo también impermeabiliza la tierra tenemos un cóctel explosivo.

Lo de ayer no fue un fenómeno desbordado de la naturaleza, las consecuencias de la lluvia de ayer se deben a la desidia y a la corrupción de un estado que se encuentra ausente de dar respuestas a las necesidades de los sectores populares y garante de las ganancias de los empresarios del campo y las grandes constructoras e inmobiliarias.