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Red Internacional
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PODER ADQUISITIVO DEL SALARIO. Tarifazos, dólar e inflación: la izquierda exige que el “club del 15 %” reabra paritarias

Las crisis que afronta el oficialismo dejan en evidencia que los acuerdos que firmaron muchos sindicalistas son más que insuficientes. Ya hay acuerdos que rompieron ese techo salarial, como el de Aceiteros.

Juana Galarraga

Juana Galarraga @Juana_Galarraga

Lunes 7 de mayo de 2018

La mentira de las paritarias al 15 % que firmó buena parte de la dirigencia sindical tuvo patas bien cortas. El “club del 15 %” se jactó de hacer honor al diálogo con el Gobierno y cerró acuerdos que nunca tuvieron asidero en la realidad. Que la inflación iba a superar la meta estimada por el oficialismo era algo que vaticinaba cualquier consultora. Que un 15 % de incremento salarial no alcanza para nada, era algo que cualquier trabajador o trabajadora podía sentir en su bolsillo.

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El panorama se complicó más para los sindicalistas y para el Gobierno poco tiempo después de cerrar una primera ronda de negociaciones paritarias, en la que se calcula que se vieron comprometidos alrededor de dos millones de asalariados. La entrada en escena de la crisis por los tarifazos fue una muestra contundente del carácter falaz de la pauta salarial que Triaca logró imponer entre los líderes gremiales. La escalada del dólar terminó de echar por tierra con el verso de la meta inflacionaria del 15 %. Aún así, el gabinete económico se empecinó en ratificar la cifra estimada.

El sindicalismo combativo y la izquierda vienen denunciando la llana traición de la burocracia sindical sellados en la mesa de negociaciones con Triaca y reclaman la reapertura de las paritarias. La legisladora porteña por el PTS-FIT y referente de la izquierda a nivel nacional, planteó esta urgente necesidad este fin de semana en un debate televisivo. “La CGT no puede estar en la inmovilidad absoluta”, indicó Bregman.

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Por delante todavía restan los acuerdos salariales de camioneros, gastronómicos, metalúrgicos y docentes de la provincia de Buenos Aires, que comprenden a más de un millón de trabajadores. Moyano ya anticipó que va a ir por el 23 %. Los metalúrgicos siguen en plena negociación, que viene trabada precisamente porque el sindicato pide un incremento que deje el básico en $17000 y las cámaras empresarias del sector se resisten.

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En el actual contexto se destaca el caso de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina. Los aceiteros firmaron el viernes un acuerdo que llevó el salario inicial de $25.000 a $29.750. El aumento picó en punta y rompió por amplio margen con el porcentaje que busca imponer el oficialismo: un 19 %. A esto hay que sumarle un adicional por presentismo de $ 690. Por otro lado, el acuerdo también contempla una suma no remunerativa correspondiente al año 2017 de $ 26.987. “Se trata de un pago extraordinario que acordamos todos los años desde 2010”, sostiene un comunicado emitido por la federación.

Inofensivos

La cúpula sindical se cuidó bien de hacer lo necesario para no molestar al oficialismo y cubrir sus necesidades. En el medio, cada sector de la dirigencia se alistó para liberar la pelea por los sillones dentro del consejo directivo de la central obrera.

Mientras su principal preocupación giró en torno a la rosca de la CGT, con las idas y venidas de Moyano, no hubo tiempo para medidas de lucha ante el malestar de los trabajadores y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. A principios de abril se reunió el consejo directivo de la CGT como primer paso para encarar la renovación de autoridades. De aquella reunión no surgieron novedades sobre candidatos ni plazos para la normalización de la central. Mucho menos, sobre medidas de lucha concretas para defender los derechos de los trabajadores ante el ajuste macrista. El único anuncio fue el cuarto intermedio establecido hasta el 3 de mayo.

La semana pasada se realizó la segunda reunión del consejo directivo. De este cónclave tampoco surgió ningún anuncio de relevancia. Ni siquiera hubo conferencia de prensa, como para que algún representante dé la cara. Sin embargo, la central hizo público un documento titulado “Rechazamos el aumento desproporcionado de las tarifas y el proyecto que degrada las condiciones laborales”.

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El horno no está para bollos. La imagen del Gobierno sigue en caída (la imagen negativa ronda un 60 %) y el descenso empieza a afectar incluso a la figura de María Eugenia Vidal. El malestar social ya no permite la escandalosa pasividad de la central obrera, cuya dirección después de más de dos años de tregua, anunció que convocará “acciones”. Este viernes la CATT salió a estirar un poquito los músculos y convocó una movilización folklórica e inofensiva hasta el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE). Allí realizó un “acto simbólico de protesta” con la consigna “Maldito tarifazo”.

¿Partos prematuros?

Los sindicalistas que cumplieron bien con las expectativas de Cambiemos, se amparan ante los trabajadores en la famosa “cláusula de revisión” que suplió en las paritarias a la “cláusula gatillo” que fuera incluida años anteriores. En varios de los acuerdos la revisión está prevista para el periodo entre septiembre y enero, en un plazo estimado de 9 meses. Por esto es que se la bautizó “cláusula embarazo”. Tanto el Gobierno como los sindicalistas, preveían encarar los próximos meses estirando la discusión salarial hasta entonces. Dada la actual situación y la presión que genera el creciente malestar social, versiones mediáticas indican que ciertos dirigentes empiezan a inquietarse por este tema.

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A esta altura además, los gremios que faltan cerrar sus paritarias no pueden responder a los requerimientos de Triaca, al menos no sin pagar un costo elevado. Se estima, como en el caso de Camioneros (sindicato más díscolo en la actual situación) que las sumas exigidas irían del 18 % al 23 %.

¿Quiénes son los que se verían presionados a revisar sus acuerdos? Entre los principales se encuentra Comercio, sindicato dirigido por el amigo del ministro Triaca, Armando Cavalieri, que acordó el 15% más cláusula de revisión en enero de 2019. Un acuerdo salarial con la expectativa de sostenerse más allá de 2018 tiene el mismo espíritu que el “plan perdurar” del oficialismo. ¿Qué tan real es ese plan a la luz de la crisis de los trarifazos, a la que ahora se suma la abierta por la escalada del dólar? La paritaria de petroleros de YPF (SUPEH) culminó con un aumento del 15% en dos cuotas (del 7.5% en abril y octubre) y también incluye una cláusula de revisión a activarse recién en enero del año que viene.

La paritaria de la UOCRA cerró con un 15 % en dos cuotas (10% en abril y 5% en agosto). Los remiseros también acordaron un incremento por el mismo monto. Ambos gremios tienen prevista una revisión para diciembre.

Entre los que firmaron paritarias con revisión incluida para septiembre se encuentra Luz y Fuerza que firmó por el 15 % en dos cuotas (11 % en marzo y 4 % en junio). También está la paritaria de porteros bajo la conducción del peronista Víctor Santamaría, que fue la más miserable de todas. El presidente del PJ porteño firmó un aumento de nada más que el 12 % en dos tramos (8 % en abril y 4 % en agosto).

Los ferroviarios son de los últimos sindicalistas en sumarse al club del 15 %. Con acuerdos sellados entre fines de abril y comienzos de mayo, Omar Maturano de La Fraternidad, Sergio Sasia de la Unión Ferroviaria y la Asociación de Señaleros (ASFA) firmaron aumentos por ese porcentaje en dos tramos (11% retroactivo desde enero hasta mayo y 4% a partir de junio) La cláusula de revisión también se fijó para septiembre.

La UTA firmó a fines de febrero por el 15 % en tres cuotas (5,5 % en abril y septiembre, más 4 % en enero de 2019). En el acuerdo se incluyó la clásica cláusula de revisión para octubre. La paritaria de los pintores cerró con un 15 % en dos tramos (7 % en febrero y 8 % en agosto).

La Asociación Bancaria por su parte, acordó recientemente un incremento del 15 % pero con adicionales que según el sindicato elevaría la suma por encima de esa cifra y rondaría el 19 %.

Con respecto a la posibilidad de reabrir paritarias, un sindicalista cercano al triunvirato de la CGT planteó al sitio IProfesional, "todo a su debido momento, el sindicalismo hizo los deberes y nadie podrá acusarnos de meter palos en la rueda".

Precisamente, lo último que han querido hacer es entorpecer la paz social que tanto ansía Cambiemos para avanzar con su plan de ajuste. Los únicos palos en la rueda que pone la dirigencia sindical, van en contra de los que quieren luchar, defender sus salarios y resistir los despidos. Al calor de las nuevas crisis, está por verse si los sindicalistas y el Gobierno son capaces de sostener los acuerdos sellados en lo que constituye un furibundo ataque al poder adquisitivo de sus salarios.