DEFICIT HABITACIONAL. Toma de tierras y falta de vivienda en el corazón de Vaca Muerta

En la ciudad de Centenario, la segunda ciudad más poblada de la provincia de Neuquén, crecieron, en las últimas semanas, las tomas de terrenos. Más de 100 familias se sumaron a las ocupaciones en los últimos días. Muchas de ellas son parte de las más de 6000 personas registradas en el padrón de tierras comunal del municipio para la adjudicación de un terreno.

Centenario es un enorme dormitorio obrero que aloja familias trabajadoras del petróleo y la fruticultura. Es una ciudad que creció en los últimos años al calor de la promesa de Vaca Muerta, hoy en stand by. Gran parte de las empresas están en un parate debido a la crisis abierta con la pandemia.

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La desocupación y la pobreza aumentaron. Sí ya en el 2019, según un informe de la Dirección Provincial de Estadística y Censo, la desocupación era de un 11,5 % y en los sectores más jóvenes entre 18 y 24 años, era del 29,7%, a seis meses del inicio de la cuarentena es probable que esa cifra haya aumentado.

Este año debería realizarse un nuevo Censo por parte del INDEC. Mientras tanto las cifras son estimativas ya que no hay números oficiales por parte del Estado que arrojen datos precisos sobre el crecimiento demográfico en la región y la pérdida de puestos de trabajo.

El relato prometedor de Vaca Muerta influyó en la proliferación de asentamientos irregulares de la región. Miles de familias de otras provincias y países se asentaron en búsqueda de una oportunidad laboral. Según los datos de pedidos de cambio de domicilio en los registros civiles, 36 personas por día ingresaron a la provincia en el 2019, aumentando así la población.

Los planes de viviendas que no construye el Gobierno solo beneficia al negocio inmobiliario. El aumento de los alquileres no se condice con el de los salarios. Desde la asociación de Inquilinos de Neuquén declararon que durante la pandemia los alquileres aumentaron un 50% con un promedio de $30.000 por inmueble.

Ciudades como Plottier, Cipolletti, Centenario y Añelo crecieron de forma acelerada. A esto hay que sumarle que, según el Colegio de Arquitectos de Neuquén, Centenario es la ciudad mejor consolidada en el tramo entre la capital neuquina y Vaca Muerta, por esto, puede convertirse en el mayor asentamiento de la población involucrada en el proyecto extractivo en la zona. Sin embargo, miles de familias siguen esperando la vivienda propia.

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La “ciudad del futuro” anunciada en el 2012 con bombos y platillos por el intendente Javier Bertoldi se hizo con la firma de un acuerdo que involucró a 53 cooperativas, mutuales y sindicatos. Esta se construiría sobre la segunda y tercera meseta con un loteo de 4000 terrenos concedidos por la provincia que se vendieron a las cooperativas a un precio fiscal muy distinto al precio de mercado al que los venden muchas. A 8 años de este acuerdo, solo se puede ver cientos de hectáreas parceladas, sin servicios básicos, con alumbrado público y totalmente deshabitadas.

De zona de chacras a barrios exclusivos para los ricos

La crisis de la mayor cuenca frutícola de la provincia llevó a que en el año 2000 comience un plan de urbanización de la zona de chacras para convertirlas en barrios VIP. Los primeros fueron Los Olivos y La Comarca, luego en el 2012, Santa Ángela y El Vergel. En la planificación de todos los barrios residenciales los servicios básicos no faltaron. Situación contraria a la de los barrios construidos sobre la segunda y tercera meseta, donde los servicios solo llega a un 20% de los terrenos. El modelo de ciudad que propone el intendente no es "de todos".

El precio de un lote de 360 m2 con todos los servicios en el barrio Santa Angela en el 2012 era de $640.000. Teniendo en cuenta que el salario mínimo, según cifras del INDEC, era de $2670 se sobreentiende lo de VIP. Actualmente un terreno en los barrios VIP ronda entre los USD 30.000 y USD 55.000, equivalente a más de 200 salarios mínimos.

La realidad de miles de familias sin acceso a la vivienda

El acceso a la vivienda, en nuestra provincia y en el país, es un problema estructural que ningún gobierno ha querido resolver. El déficit habitacional en toda la argentina alcanza a 3,5 millones de personas. Se vuelve urgente un plan de obras públicas que garantice condiciones de habitabilidad dignas.

El proyecto de ley del diputado del Frente de Izquierda Andres Blanco, presentado en Febrero de este año, plantea que el déficit de 70.000 viviendas de la provincia se podría solucionar con la planificación e implementación de un plan de obras públicas llevado a cabo en un plazo de cinco años, algo que implicaría una inversión de unos 140.000 millones de pesos en total y 28.000 millones de pesos por año. Un plan de esta envergadura generaría 14.000 puestos de trabajo directo y 17.000 en forma indirecta.

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Solo es una decisión política aumentar el presupuesto destinado a Vivienda y Urbanismo para generar un plan de viviendas y equipamiento en terrenos fiscales que cuenten con servicios básicos y accesibilidad. Plata hay y lo demuestran las extraordinarias ganancias de las petroleras, que sólo en los últimos tres años obtuvieron más de $2.587.045.000.000. Una cifra bestial que expone a quienes se benefician con las riquezas de Vaca Muerta.

Si se implementara el impuesto a las grandes fortunas que propone el Frente de Izquierda, el dinero recaudado se podría destinar a un plan de obras públicas utilizando los terrenos ociosos y fiscales que están en desuso. Un plan concreto que pueda generar miles de puestos de trabajo, privilegiando la compra a las gestiones obreras ceramistas que actualmente viven una delicada situación.

Las amenazas de desalojo del Intendente Javier Bertoldí a las familias que desde hace años reclaman un pedazo de tierra y la campaña de demonización que hacen algunos medios de comunicación, es solo una cortina de humo para ocultar que se sigue negando el derecho legítimo a la vivienda propia. Solo con medidas concretas se puede resolver un problema concreto. La plata está. El dinero que cuesta poner en marcha un plan de obras públicas equivale solo a un 10% de lo que se llevan las petroleras.

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Es necesario un conjunto de medidas elementales a la altura de la crisis, como salarios de cuarentena de $30.000 para quienes sufrieron despidos, suspensiones, rebajas salariales o estén desocupados.

No son números, son familias trabajadoras que tienen que elegir entre pagar un alquiler o comer. Tierra para vivir es un reclamo urgente que no puede esperar.