Sostener todos los días un sistema sanitario hecho trizas, enfrentando la pandemia y peleando por una salud digna.
Domingo 2 de agosto de 2020 00:58
Llegar al laburo, pasar a cambiarse la ropa para protegerse y proteger a los demás, de esto llamado Covid-19. Comenzar el día haciendo malabares para que los pocos insumos con los que contamos en el hospital lleguen a cubrir las demandas del día.
Cuando decimos insumos, hablamos de medicamentos, equipos de protección personal, elementos de limpieza, camas, respiradores, trabajadores. Sí, todos los días enfrentamos la atención como si fuera el armado de un rompecabezas sabiendo que van a faltar piezas: cuando combatimos una pandemia bajo un sistema de salud pública desfinanciado, precario y precarizado, todo es insuficiente.
Y si aún el coronavirus no llegó a nuestros cuerpos, en la vuelta a casa las reflexiones sobre lo que vivimos nos interpela a pensar cómo seguir.
Tras 140 días de decretado el aislamiento social obligatorio, las políticas implementadas desde las diferentes esferas gubernamentales, no han generado más que el esfuerzo de un sector mayoritario de la sociedad que somos les trabajadores y sectores populares, esfuerzo que se traduce en jornadas de trabajo cada día más acuciantes para les trabajadores de la salud, quienes hoy nos encontramos en la primera línea enfrentando desde las trincheras de los hospitales la epidemia de coronavirus. Y que pese a que nos quieren hacer creer que no discrimina por clases sociales, sabemos que son los trabajadores de sectores populares los principales afectados que multiplican las estadísticas de contagios abruptamente.
Día tras día somos testigos de la falta de inversión en el sistema público de salud, que se traduce en la falta de material descartable, epp de peor calidad con cada nueva partida distribuida a los hospitales, falta de camas para atender a la creciente demanda y de insumos sumamente necesarios para atender a esta problemática como bombas, respiradores, etc. Pero lo que más alarma en esta situación es la falta de recurso humano, que es una constante en el tiempo, pero que ante esta emergencia se expresa con mayor potencialidad de la mano de mayor precariedad y el consecuente pluriempleo; es decir, en medio de una pandemia mundial nos encontramos con el presupuesto en salud más bajo de la historia, impuesto por el macrismo y sostenido por el peronismo gobernante.
Las condiciones estructurales de les usuaries del sistema público de salud no están ajenas a estas situaciones: falta de servicios esenciales como agua potable; el hacinamiento en que viven la mayoría de las familias. Estas condiciones no son solo alarmantes sino las que generan este propio caldo de cultivo, propicias para el desarrollo de Covid- 19 y distintas enfermedades ligadas a la pobreza, es decir, enfermedades sumamente evitables. La falta de inversión en salud no se expresa solo en los hospitales y centros de salud, también en las condiciones de vida de las enormes mayorías con la falta de acceso a los nutrientes necesarios, a los calendarios de vacunación, al sistema educativo, a las condiciones de higiene básicas; que no fueron importadas de china ni provienen de murciélagos, sino que dan cuenta que gobierno tras gobierno, se ha privilegiado en los interéses de empresarios y capitalistas, y no en las necesidades de la población.
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Ante esta desidia sostenida tras décadas, el gobierno de Alberto Fernández solo ha implementado el IFE, el que no solo ha sido insuficiente en términos monetarios, sino que pese a la continuidad de la cuarentena se ha dado por finalizada su implementación.
En las últimas dos semanas comenzamos a ser testigos del colapso del sistema sanitario, encontrándose en la actualidad al límite la cantidad de camas en las terapias de los diferentes hospitales de la ciudad de La Plata, y ya sin camas los hospitales de CABA, a la par que cada día son decenas los trabajadores de la salud que deben permanecer aislados por haber contraído Covid, agravándose la situación de muches por tener patologías de base que se tornan factores de riesgo ante el contagio.
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La respuesta del gobierno de Kicillof, quien dice que somos trabajadores esenciales, en complicidad con el conjunto del bloque oficialista, es negarnos las licencias poniendo en riesgo nuestras vidas, siendo esto un terrible crimen de Estado que a la fecha se ha cobrado la vida de 30 compañeres en toda la provincia, todas ellas muertes evitables, de un total de 7867 trabajadores de diferentes sectores de salud contagiados.Y esta situación no puede continuar, no podemos permitir que se siga ahorrando a costa de nuestras vidas!
Es así que el gobierno comienza a mostrar para quién gobierna realmente, los intereses de quienes en verdad cuida, que nada tiene que ver con los intereses de les trabajadores y el pueblo pobre, un ejemplo es el tan anunciado impuesto a las grandes fortunas, respecto al cual el gobierno hizo ruido por doquier hasta que las presiones de los empresarios le pusieron un freno, cediendo ante estas sin culpas ni tapujos.
Los sucesivos gobiernos, en clara sintonía con los intereses de empresarios y capitalistas, han dado cuenta de qué están dispuestos a hacer para defender sus ganancias a costa de las vidas trabajadoras, para nosotras, como vos y como yo, las vidas trabajadoras importan. Somos los trabajadores quienes hacemos que todo en este mundo sea posible, somos los trabajadores los que hacemos girar la producción y somos quienes podemos pararla... somos quienes tenemos en nuestras manos la posibilidad de dar vuelta todo!
Queremos invitarte a que seas parte de la Asamblea Nacional de trabajadores y estudiantes de disciplinas afines a la salud, porque entendemos que organizados podemos enfrentar no solo a la pandemia sino a todo este sistema que nos explota y nos oprime. Te esperamos el sábado 8 de Agosto a las 17 horas por zoom.