En otro fin de semana marcado por la movilización de miles de personas en las calles, continúa la crisis del gobierno rumano que intentó “despenalizar la corrupción”.
Lunes 13 de febrero de 2017 09:07
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Más de 15.000 personas, según la televisión pública rumana TVR, se manifestaron este domingo, por decimotercer días consecutivo, en Bucarest y otras ciudades de Rumania contra la corrupción de la clase política.
"Vergüenza", "No nos vamos a casa, los ladrones no nos dejan" fueron algunos de los eslóganes coreados por miles de personas ante la sede del Ejecutivo, mientras que otras personas llevaban carteles que rezaba: "#Resisto", "Atención con los bolsillos, estamos al lado del Gobierno" o "pedimos un Gobierno limpio y competente".
Pese a las bajas temperaturas, unos 10.000 ciudadanos salieron en Bucarest, cerca de 4.000 en Cluj Napoca, 1.500 en Timisoara y varios centenares en Sibiu, Brasov e Iasi, según informó la TVR.
"Queremos escuelas y hospitales, no casos de corrupción. Los ladrones deben estar en la cárcel y no en el Gobierno", dijo Elena Coman, una joven estudiante de Filología de la Universidad de Bucarest.
Más de 600.000 personas (según medios oficiales relacionados con el gobierno), habían salido a la calle el domingo 5 de febrero para exigir la dimisión del primer ministro, y, durante la semana, la del gobierno en bloque. Ese día , el gobierno, bajo la presión de la calle, derogó el decreto. Una primera victoria de la calle.
Hasta el momento han renunciado dos altos cargos del Gobierno Rumano: el secretario de finanzas, Florin Jeanu y el ministro de Justicia, Florin Ioardache, autoproclamado autor del decreto que preveía despenalizar delitos por abuso de poder y corrupción si el perjuicio causado al Estado es menor de 44.000 euros. El primer ministro rumano, Sorin Grindeanu, declaró que no dimitirá sino que abrirá un debate con la oposición y la sociedad civil para reformar el sistema judicial.
En noviembre de 2015, las movilizaciones populares ya habían derribado al primer ministro de Rumanía Victor Ponta y a todo su gobierno.
La modificación del Código Penal, que iba acompañada de una amnistía a 2.700 condenados por delitos menores, también por corrupción, supuso que más de medio millón de personas inundaran hace una semana las calles de Rumanía, la mitad de ellos en Bucarest, la mayor ola de protestas desde 1989.