La empresa estatal sabe que Gisela Herrera (que trabaja hace seis años en el Sarmiento) tiene cuatro hijos, es único sostén de hogar y víctima de violencia de género. Así y todo le mandó el telegrama.
Martes 13 de febrero de 2018 17:28
La empresa estatal Trenes Argentinos despidió a la trabajadora del ferrocarril Sarmiento Gisela Herrera, profundizando así las terribles consecuencias de la violencia de género que sufren ella y su familia.
Gisela trabaja hace seis años en el sector de limpieza (barrido) de la estación Moreno del ferrocarril Sarmiento, es madre de cuatro niños, único sostén de su hogar y víctima de violencia de género. La patronal, que estaba completamente al tanto de esta situación por las reiteradas denuncias que ella presentó en Recursos Humanos, decidió enviarle el telegrama de despido argumentando faltas injustificadas.
Este despido nos encuentra organizadas entre miles de mujeres con quienes nos preparamos para el próximo Paro Internacional de Mujeres del 8M y al frente de la lucha contra el ajuste del Gobierno y las patronales.
La Izquierda Diario habló con Gisela, quien contó su situación. “Me echaron por no poder ir a trabajar por sufrir violencia de género, tengo cuatro chicos y estoy desesperada pidiendo apoyo para que me vuelvan a reincorporar al trabajo. Estuve ocho meses con psicólogo en el 2016 por violencia de género, pero no tendrían que haberlo llamado ‘problema psiquiátrico’, como dijeron en la empresa, tendría que haber sido por violencia de género, porque la empresa tenía conocimiento de esto cuando le presenté todas las denuncias que hice”.
Y agregó: “Estoy muy agradecida con mis compañeros que me están dando una ayuda muy grande, que se están organizando para que no me echen y el 8 de marzo voy a participar de la marcha, por mi despido y para que no le vuelva a pasar a nadie, porque es injusto esto”.
Este despido es parte de la brutal política de ajuste de las patronales y el gobierno. En nuestro caso, en Ferrobaires, pretenden dejar a 1.500 trabajadores ferroviarios en la calle y muchos de estos despidos recaen sobre compañeras que son sostén de hogar. Se estima que tan solo en enero hubo 6.600 despidos en todo el país, como en el Hospital Posadas, el INTI, en la mina de Río Turbio, el Ingenio La Esperanza y Fanazul, entre otros.
Tanto en el ámbito privado como en el ámbito público, pretenden justificar los despidos generando la idea de que los trabajadores son “faltadores”, tal y como le sucedió a Gisela. Así, el plan de Cambiemos afecta directamente a las mujeres, en quienes recaen principalmente las tareas de cuidados del hogar por los roles asignados por este sistema capitalista y patriarcal.
En el despido de Gisela se desnuda lo que denuncia siempre Pan y Rosas: que la violencia hacia las mujeres surge del mismo Estado y sus instituciones, como así también desde las patronales, que necesitan perpetuar la explotación y opresión, donde la violencia individual es el último eslabón de una larga cadena de violencias.
Pero el despido de Gisela nos encuentra organizadas entre las compañeras ferroviarias y entre miles de mujeres con quienes nos preparamos para el próximo Paro Internacional de Mujeres del 8M, donde vamos a redoblar la lucha que venimos dando desde el movimiento de mujeres por nuestras demandas, una de las cuales es la incorporación de las licencias por violencia de género en todos los gremios, punto incluido en el proyecto de Ley de Emergencia contra la violencia hacia las mujeres presentado en el Congreso en 2015 por Nicolás del Caño y Myriam Bregman y en las legislaturas de la Provincia de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Neuquén y en la Ciudad de Buenos Aires.
Las patronales y el Estado, al negarnos este derecho, terminan reproduciendo este maltrato y ejerciéndolo cuando, sin importarles nada, también nos deja impunemente en la calle.
Pero no debemos olvidar que el Gobierno se encuentra en un momento de gran debilidad. Las enormes movilizaciones de diciembre contra la reforma previsional mostraron que hay fuerza para enfrentarlo y derrotar sus planes. Miles salimos a las calles en todo el país, mientras las burocracias sindicales se bajaban de esta pelea. Los despidos, que también son un ataque a las mujeres, son respondidos con la resistencia.
Allí donde hay ataques y despidos, vemos que los y las trabajadoras salen a luchar por defender sus puestos de trabajo.
Para conquistar nuestras demandas como mujeres, como el derecho al aborto y las licencias por violencia de género, por la reincorporación de Gisela y de todas las trabajadoras y los trabajadores despedidos, Pan y Rosas plantea que es necesario confluir con todos los que hoy están en lucha y donde las mujeres vienen demostrando estar a la cabeza. Es el mejor camino para triunfar y hacer frente a estos ataques.
Es por eso que quien escribe, como trabajadora despedida de Ferrobaires y junto a las compañeras del Hospital Posadas, en la segunda asamblea masiva para preparar el Paro Internacional de Mujeres del 8M convocamos a participar del Encuentro de Trabajadoras y Trabajadores contra los Despidos y el Ajuste del 17 de febrero, para llevar allí también nuestras demandas y fortalecer las luchas. Fuimos miles las que votamos marchar el próximo 8M contra los despidos y el ajuste, exigiendo a las centrales sindicales que convoquen a parar y a organizarse en los lugares de trabajo.
A pocas semanas del próximo Paro Internacional de Mujeres, las ferroviarias también necesitan organizarse y comenzar a discutir en nuestro lugar de trabajo cómo garantizar un paro efectivo, protagonizado por las mujeres, con nuestras demandas históricas y contra la violencia machista, organizando a la par nuestra a todos nuestros compañeros de trabajo.
Tenemos que seguir exigiendo que la conducción de la Unión Ferroviaria convoque a medidas urgentes para unificar estas luchas y enfrentar los despidos, al mismo tiempo que el 8M llame al paro por la reincorporación de Gisela, de los 1.500 despidos de Ferrobaires y por todas las demandas de las mujeres.