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Red Internacional
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Estados Unidos. Triunfa la lucha contra la construcción de un oleoducto en Dakota del Norte

El pueblo Lakota Sioux de Dakota del Norte ha obtenido un importante triunfo: el Cuerpo de Ingenieros del Ejército declaró que no concederá permiso para le perforación de sus tierras.

Lunes 5 de diciembre de 2016 14:29

Después de seis meses de una dura lucha contra el Dakota Access Pipeline, los lakotas sioux consiguieron que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército negara el permiso para perforar sus tierras. No es exagerado decir que estamos ante el triunfo más trascendental de una lucha medio ambiental en los Estados Unidos de las últimas décadas.

Los "protectores de agua" de Standing Rock, como se conoce a los activistas sioux, se resistían a la construcción del oleoducto a través de lo que es su fuente de agua primaria, que afectaría también sus lugares de enterramiento históricos y otros lugares sagrados. Como resultado de su lucha, enfrentaron una represión violenta por parte de la policía. En semanas anteriores, los manifestantes fueron disparados con balas de goma, rociados con cañones de agua a temperaturas heladas, atacados por perros y golpeados. Más de 600 personas fueron arrestadas durante el curso de la lucha, muchas de las cuales fueron encerradas en perreras en un deliberado acto de humillación. Sin embargo, los lakotas sioux perseveraron.

Como resultado de esta tenaz resistencia, la causa del pueblo Lakota Sioux se ha vuelto internacionalmente conocida. Durante los últimos meses, miles de manifestantes de todo Estados Unidos y el mundo han viajado a Dakota del Norte en apoyo de los “protectores de agua”, viviendo junto a ellos en campamentos temporales. Sólo esta semana pasada, 2.000 veteranos hicieron su camino a Standing Rock en una muestra de solidaridad. Más de 100 músicos y artistas firmaron una petición exigiendo que Obama cancelara la construcción del oleoducto y tomara medidas para poner fin a la represión policial contra el pueblo Lakota Sioux y los manifestantes solidarios.

La decisión del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de retroceder en sus planes para construir a través de Standing Rock es un testimonio del valor de los pueblos originarios norteamericanos y de la importancia de rodear de solidaridad las luchas de las comunidades oprimidas en todas partes. El impacto de esta victoria seguramente se sentirá mucho más allá de Dakota del Norte.

El significado de su victoria

La tubería Dakota Access está proyectada para extenderse más de 1.100 millas, de los campos de petróleo de Dakota del Norte a las refinerías en Illinois. El proyecto cuenta con el respaldo de la Energy Transfer Partners, una compañía de petróleo y gas que percibe más de 3.000 millones de dólares en ingresos brutos. A principios de este año, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, que supervisa la construcción, anunció planes para reorientar el oleoducto a través de tierras nativas en Standing Rock.

El pueblo de los Lakota Sioux se negó a aceptar este plan, dado el verdadero peligro que un oleoducto plantearía a su suministro de agua. Aún más, con la construcción planificada que correría bajo el río Missouri, la compañía de energía estaría poniendo en peligro el abastecimiento de agua de millones de estadounidenses.

Además de las amenazas al agua potable, el proyecto DAPL, que transportará unos 470.000 barriles de petróleo por día e implica la construcción de otros nuevos oleoductos como éste, probablemente tenga un impacto significativo en el calentamiento global. En una carta abierta publicada en septiembre, cerca de 100 científicos expertos en cambio climático advirtieron de los peligros a largo plazo que plantea el proyecto de dicha tubería y los proyectos de perforación conexos, así como las dificultades que enfrentarían los Estados Unidos al incumplir los Acuerdos de París continuando con la búsqueda de nuevas fuentes de extracción de petróleo.

Energy Transfer Partners y otros partidarios del oleoducto aseguran que los más estrictos estándares de seguridad están siendo seguidos en la construcción del oleoducto. Sin embargo, los derrames de petróleo son mucho más comunes de lo que la industria petrolera nos quiere hacer creer. Según un informe de prensa de 2013, hubo más de 300 derrames de petróleo en un período de dos años sólo en el estado de Dakota del Norte. Increíblemente, ninguno de estos derrames fue reportado oficialmente.

¿Qué sigue?

La gente de Standing Rock se mantiene vigilante. Existe una posibilidad real de que el Presidente entrante Donald Trump revierta la decisión del Cuerpo de Ingenieros del Ejército y permita la construcción del oleoducto a través de tierras Nativas. Si esto sucede, los “protectores del agua” están preparados para retomar la lucha por el agua y por su calidad de vida.

Incluso si Trump no continúa perforando a través de Standing Rock, podemos esperar que la nueva ruta se ejecute a través de otras comunidades pobres y marginadas. Invariablemente, son estas comunidades las que más sufren los desastres ambientales. Los derrames de petróleo más destructivos de los últimos años, los del Golfo de México y de Arkansas, sólo lo confirman.

Sin embargo, la construcción del oleoducto cuenta con un apoyo público muy reducido. Una encuesta reciente mostró que el 51 por ciento de los habitantes de Iowa considera que no se hicieron los estudios suficientes y necesarios antes de la construcción del oleoducto, que funcionará a través de 18 condados de Iowa.

Hacia un nuevo movimiento en defensa del ambiente

La victoria de los “protectores de agua” de Standing Rock es un ejemplo de lucha. A través de la perseverancia y la solidaridad generalizada, una comunidad de poco más de 8.000 personas ha golpeado a una de las mayores compañías de gas y petróleo del mundo. El proyecto Dakota Access Pipeline fue apoyado por líderes de los partidos Republicano y Demócrata, Wall Street y los grandes bancos. Pero la determinación del pueblo de Standing Rock superó a todos estos enemigos.

El éxito de su lucha se da justo un año después de que el proyecto del oleoducto Keystone XL fue derrotado a través de manifestaciones masivas, las cuales, como Standing Rock, obligaron a Obama a retroceder.

Los trabajadores también han mostrado su apoyo al naciente movimiento en defensa del ambiente. Varios sindicatos locales han hablado en defensa de los protectores de agua de Standing Rock. Sin embargo, la burocracia a la cabeza de la AFL-CIO y otros sindicatos importantes como LiUNA han apoyado firmemente el oleoducto Dakota Access y la industria petrolera. Los sindicalitas de la AFL-CIO tienen que exigir a su dirección que se solidarice con los pueblos indígenas y no con los capitalistas que dicen que sólo se pueden crear empleos a costa de la destrucción del medio ambiente.

La solidaridad entre los pueblos oprimidos como los Lakota Sioux de Standing Rock, los trabajadores y los activistas ambientales puede ser la base para un movimiento ambiental nuevo y poderoso.


Robert Belano

Vive en Washington y es escritor y editor de Left Voice de EE. UU.

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