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OSCAR 2020. Triunfo de la coreana “Parásitos” en unos Oscar faltos de talento autóctono

Una ceremonia tan almibarada, engolada y acrítica (salvo por algunas palabras de Joaquín Phoenix) como de costumbre que ve rotos algunos de sus esquemas al otorgar el Oscar a la mejor película a la coreana “Parásitos”, una aguda sátira social sobre la diferencia de clases y la institución familiar en Corea del Sur realizada con brío y elegancia.

Eduardo Nabal

Eduardo Nabal @eduardonabal

Lunes 10 de febrero de 2020

EFE/ Armando Arorizo

EFE/ Armando Arorizo

Los académicos no han roto con la narrativa, pero si parecen haber visto que las películas -y no son pocas- que aportaba Hollywood, no eran novedosas, originales o lo suficientemente comprometidas como para robarle el premio a la sutil y afilada cinta coreana, cuyo excelente director Bong Joon-ho ya sorprendió con la distopía “Snowpiecer” y que ahora ha encantado a propios y extraños con una comedia negra de sabor local y gran alcance socio-político en sus entrañas.

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‘Parásitos’ y su triunfo como mejor película -y también como mejor película extranjera- son el síntoma de que el propio cine estadounidense, carente de guionistas y directores nuevos en gran medida, nos llama a fijarnos en otras cinematografías. Aunque de nuevo el exceso de películas nominadas ha llevado a cierta confusión y a algunos premios a la interpretación en películas de Hollywood, destacando al excelente Joaquín Phoenix de la sobrevalorada “Joker” y a una intensa Renneé Zellweger en la desgarrada “Judy”. Nada para el cine español, ni para Almodóvar ni para la excelente película de animación “Klaus” que perdió en favor de la previsible saga de “Toy story”.

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“1917”, una interesante pero fallida película antibélica de Sam Mendes se llevó el Oscar a la mejor fotografía gracias a la labor del ya consagrado Roger Deakins, un nombre imprescindible en las grandes películas del cine de Hollywood de los años noventa del siglo pasado y todavía en activo. Phoenix, gran actor consagrado definitivamente, volvió a recordar a su hermano, el malogrado River, e hizo un llamamiento a la solidaridad, mientras los coreanos se mostraron más entusiasmados y expresivos al recoger sus preciadas estatuillas por un filme comprometido, sutil y lleno de ácido sulfúrico.

Laura Dern se llevó el Oscar a la mejor actriz secundaria por su intervención en la digna pero convencional “Historia de un matrimonio” de Noah Baumbach. Copiándose a sí mismo.

Entre los perdedores la ambiciosa “El irlandés” de Martin Scorsese (al que todo el mundo parece decirle que abandone la testosterona gansteril) y otras muchas que se conformaron con meros premios técnicos en unas nominaciones tan numerosas como poco estimulantes.

También Tarantino se fue de vacío a pesar del Oscar al mejor actor secundario al experimentado Brad Pitt en un film gamberro, pero de otro tipo de gamberrismo, sin la garra y mano firme de la ganadora.

El impulso y la mezcla de crueldad, humor y sutileza de “Parásitos” arrasó frente a un muro de mediocridad en el que parece sumido el cine del propio Hollywood a pesar de las muchas películas candidatas. Una alarmante falta de talento, guionistas mal pagados, actores y actrices sin motivación, banalización del lenguaje audiovisual, ha sido la impresión final que ha dado la fiesta de Hollywood a pesar del brillo cegador del triunfo de “Parásitos”.

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Eduardo Nabal

Nació en Burgos en 1970. Estudió Biblioteconomía y Documentación en la Universidad de Salamanca. Cinéfilo, periodista y escritor freelance. Es autor de un capítulo sobre el new queer cinema incluido en la recopilación de ensayos “Teoría queer” (Editorial Egales, 2005). Es colaborador de Izquierda Diario.

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