Firmó tres órdenes ejecutivas: una para “acabar con los cárteles”, otra para "reducir los crímenes" y la tercera para "detener crímenes contra policías", cuando va en ascenso la violencia racial.
Jueves 9 de febrero de 2017
Fue hoy durante la toma de protesta del racista Jeff Sessions como Secretario de Justicia cuando se anunciaron estas nuevas órdenes ejecutivas. “Estos tiempos peligrosos requieren un fiscal general determinante”, declaró el magnate.
Entre las órdenes firmadas hoy por Trump, resalta la de “acabar con los cárteles trasnacionales de la droga”, en referencia a los de México, aunque sin mencionarlos directamente.
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En el documento, exige “al Departamento de Justicia y el Departamento de Seguridad Nacional que tomen todas las acciones necesarias y legales para romper la estructura de los carteles criminales que se han extendido por todo el país y que están destruyendo la sangre de nuestros jóvenes”.
En los últimos años, se han incrementado el consumo de heroína en el gigante del norte, y las muertes relacionadas con esto, que afectan mayoritariamente a la clase media blanca. Fue así que el magnate durante su campaña electoral prometió implementar la mano dura contra los migrantes y el tráfico de drogas que entran por la frontera con México. Una profundización de la política de criminalización de los migrantes desplegada por la anterior administración, del partido demócrata.
La firma de esta medida se da pocos días después de que el presidente estadounidense ratificara que en la conversación telefónica mantenida con el presidente de México, Enrique Peña Nieto, ofreció enviar tropas para combatir al narcotráfico. Y posteriormente a eso, se anunció desde la administración estadounidense la posible imposición de un impuesto a los cárteles para financiar la construcción del muro.
A esto se suma el próximo encuentro entre la cúpula militar mexicana y la estadounidense, así como la opacidad de las negociaciones del canciller Luis Videgaray con el gobierno estadounidense.
El cinismo de Trump no tiene límites: la extensión del narcotráfico se dio con el aval de las sucesivas administraciones al norte y al sur del río Bravo. El cártel de Sinaloa, cuyo líder Guzmán Loera hoy está en manos de las autoridades estadounidenses, recibió armas de los agentes del vecino del norte, tal como se evidenció con la Operación Rápido y Furioso.
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Fue la política prohibicionista impuesta hace décadas por Estados Unidos la que convirtió al tráfico de drogas en uno de los negocios más rentables de la “economía ilegal” del capitalismo.
En ese contexto, el presidente George Bush y su homólogo Felipe Calderón firmaron la Iniciativa Mérida, a través de la cual Estados Unidos financió la venta de armas y vehículos de combate al ejército y la armada mexicanos. Un financiamiento que continuó durante las administraciones del demócrata Barack Obama. Con el agravante de los nexos entre las fuerzas represivas y los cárteles del narcotráfico, responsables de cientos de miles de desapariciones forzadas –como las de los 43 normalistas de Ayotzinapa–, de ejecuciones sumarias, de torturas y de desplazamientos forzados.
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Asimismo, agentes estadounidenses han entrenado a las fuerzas represivas del país, y actualmente operan en territorio mexicano con derecho a usar armas. Con esta orden ejecutiva, la amenaza del envío de tropas estadounidenses cobra más fuerza.
Ante esta perspectiva, es necesario poner en pie un movimiento contra el muro, las deportaciones y la militarización de México. Que luche contra la injerencia imperialista estadounidense en toda América Latina y para que se retiren de inmediato los agentes yanquis y las bases militares de todo el continente.
