Este martes dará inicio la persecución masiva en Chicago como parte del primer gran plan de deportaciones del gobierno de Trump con la puesta en marcha de una serie de redadas contra migrantes, criminalizando a quienes contribuyen al trabajo y a la economía en EE. UU. Apuntan a las ciudades santuario, como Chicago y Nueva York, en contra de los trabajadores más vulnerables: los trabajadores indocumentados.
Sábado 18 de enero 19:00
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha puesto en marcha la xenófoba y racista Operación Salvaguardia, que comenzará el próximo martes, un día después de su toma de posesión. Esta operación tiene como objetivo a los migrantes con antecedentes penales y a los indocumentados en Chicago, uno de los principales refugios de migrantes en ese país.
Según reportes de The Wall Street Journal y The New York Times, se desplegarán entre 100 y 200 agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) durante, al menos, una semana. Aunque la operación se enfoca inicialmente en aquellos con antecedentes criminales, se espera que se extienda a una amplia parte de la población migrante, lo que incrementaría la criminalización de los trabajadores indocumentados.
El gobierno de Trump ha señalado que este operativo será sólo el comienzo de una serie de redadas en todo el país. El denominado por el mismo Trump como "zar de la frontera", Tom Homan, quien ya ha trabajado antes con Trump durante la infame separación de familias, ha anticipado que las redadas afectarán a diversas ciudades y serán parte de una ofensiva más amplia que eliminará restricciones sobre las acciones del ICE: "Vamos a hacer cumplir la ley de inmigración sin disculpas", aseguró y dejó claro que los migrantes indocumentados serán perseguidos sin importar su situación.
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Chicago, el primer blanco de una política xenófoba y racista
La elección de Chicago como la primera ciudad objetivo de estas redadas no es casualidad. Esta ciudad, que alberga una de las comunidades más grandes del país, se ha destacado por sus políticas de ciudad santuario, las cuales limitan la cooperación de la policía local con las autoridades federales de inmigración. Este tipo de políticas han sido consideradas por Trump y sus aliados como un desafío a la autoridad federal, lo que ha aumentado la tensión entre el gobierno y las autoridades locales.
La Operación Salvaguardia no sólo persigue a los inmigrantes con y sin antecedentes criminales, sino que está siendo usada como un mensaje político para las ciudades que se resisten a cumplir con las estrictas políticas migratorias impuestas por el gobierno federal. Para la administración de Trump, estas redadas son un mecanismo para deportar, pero más aún, para reafirmar su control sobre las ciudades y comunidades que han decidido abrazar a las y los inmigrantes, independientemente de su estatus legal.
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¡Alto a la criminalización de los migrantes y el avance contra derechos laborales fundamentales!
Las redadas de Trump reflejan un ataque directo a los derechos laborales y humanos de los migrantes, quienes a menudo se encuentran atrapados en un sistema laboral profundamente precario y opresivo. Los migrantes indocumentados constituyen una parte esencial de la fuerza laboral estadounidense, trabajando en condiciones de explotación para grandes corporaciones que se benefician de su precariedad. Sin embargo, el gobierno de Trump busca expulsarlos, así como criminalizarlos, tratándolos como una amenaza para la seguridad nacional, pero detrás de esta política está la visión de que busca mantener a los migrantes en constante situación de vulnerabilidad, sin derechos laborales y sin acceso a los servicios básicos e indispensables.
Esta política no hace más que reforzar un sistema donde los grandes empresarios obtienen ganancias a costa del sufrimiento y explotación de los más desfavorecidos. Ante esta ofensiva, es crucial una respuesta colectiva desde las bases, exigiendo a nuestras direcciones sindicales a ambos lados de la frontera que se pongan al frente de la lucha contra las deportaciones masivas y las redadas.
Necesitamos ser un polo fuerte y salir a las calles de la mano de las organizaciones democráticas, la juventud que lucha por una vida digna, lxs activistas en defensa por los derechos humanos, exigiendo el alto a la persecución y criminalización de nuestras hermanas y hermanos migrantes, por la desaparición de los institutos que llevan adelante prácticas realmente de terror como el ICE en EE. UU. y el INM en México, por el paso libre en las fronteras, por la desmilitarización de las fronteras y derechos laborales, culturales, económicos y sociales para todos los trabajadores independientemente del estatus migratorio.
¡Paso libre de las fronteras! ¡Unidad internacional de lxs trabajadores a ambos lados de la frontera!
Diana Palacios
Profesora egresada de la Normal Superior, colaboradora en IdZMx