En una reunión clave con los presidentes de General Motors Co, Ford Motor Co y Fiat Chrysler Automobiles, Trump exigió la apertura de nuevas plantas automotrices en Estados Unidos.
Miércoles 25 de enero de 2017
FotografíaReuter
El martes Donald Trump sostuvo una reunión clave en la Casa Blanca con los directores ejecutivos de las principales empresas automotrices, sector estratégico de la economía estadounidense.
A la misma asistieron Mary Barra presidente de General Motors, Fields de Ford, y Sergio Marchionne de Fiat Chrysler, a quienes exigió la construcción de nuevas plantas de automóviles en Estados Unidos.
Previo a la reunión Trump había manifestado vía twitter: "¡Quiero que se construyan plantas nuevas para automóviles vendidos aquí!".
En declaraciones a periodistas Trump insistió con que "Tenemos un gran impulso para tener plantas de automóviles y otras plantas", y confirmó que se evalúan medidas para reducir las regulaciones y los impuestos a las automotrices, para que sea más atractivo operar en Estados Unidos.
La re-localización de plantas automotrices en suelo americano fue un importante eslogan de la campaña electoral y una demanda que es opuesta a los intereses del capital transnacional.
En ese sentido los analistas confirman que los fabricantes de automóviles de Estados Unidos han sido reacios a abrir nuevas plantas en ese país en los últimos años, pero han ampliado algunas operaciones de plantas existentes. Incluso deberán decidir si aumentan sus inversiones luego de las amenazas de Trump con imponer aranceles de 35 % sobre los autos importados.
Las repercusiones de la reunión con la cúpula automotriz no demoraron en llegar a los mercados donde sus acciones registraron subas. Las acciones de GM subieron un 1 % a 37 dólares, las de Ford un 2,4 % para venderse a 12,61 dólares y los papeles de Fiat registraron una suba del 5,8 % y se vendieron a 10,88 dólares.