El gobierno turco ha lanzado una “caza de brujas” contra docentes e intelectuales que firmaron una petición denunciando la represión del Estado contra el pueblo kurdo. Crece la solidaridad internacional.
Viernes 22 de enero de 2016
El presidente turco, Recep Tayip Erdogan. Foto: EFE/LEFTERIS PITARAKIS
Una petición iniciada durante el mes de diciembre firmada por más de 1100 investigadores y docentes de Turquía, se hizo pública el 11 de enero, denunciaba la represión y la violencia de Estado orquestadas por Erdogan contra el pueblo y la resistencias Kurdas.
El 12 de enero, Erdogan respondía lanzando una caza de brujas en un discurso que rápidamente tuvo repercusiones con medidas disciplinarias a un cierto número de docentes, decenas de detenciones a docentes y amenazas extremas difundidas ampliamente, incluso desde la extrema derecha mafiosa del país. Un movimiento de solidaridad internacional con los docentes y más ampliamente todas las víctimas de esta represión debe transmitirse y extenderse lo más extensamente posible.
Acusados de “terrorismo” por una petición en favor de la paz y de las libertades democráticas
Estos últimos meses, las provincias kurdas de Turquía sufren toques de queda cada vez más sistemáticos, barrios completos se encuentran bajo el yugo de las fuerzas policiales y militares, el número de víctimas civiles aumenta cada día y también el número de asesinatos políticos. El poder de Erdogan está verdaderamente preparado para todo con tal de acallar y romper no sólo la resistencia kurda y el PKK en particular, sino más ampliamente todas las organizaciones militantes del movimiento obrero, y toda voz disonante de la “sociedad civil”. Periodistas, abogados y tantos otros son también el blanco de una represión creciente.
El 10 de enero, 1158 profesores-investigadores, docentes e intelectuales publicaron una petición titulada: “¡No seamos cómplices de este crimen por nuestro silencio!”, denunciando estas violaciones repetidas de los derechos del hombre y esta “masacre deliberada y planificada” que es “una violación grave del derecho internacional, de las leyes turcas y de las obligaciones que incumben a Turquía en virtud de tratados internacionales de los que es firmante”, y llamando a que prosigan las negociaciones de paz. Entre 300 y 400 docentes europeos fuera de Turquía han aportado ya su apoyo a esta campaña.
La caza de brujas de Erdogan
La reacción de Erdogan, en consonancia con la política del AK y de sus secuaces, no se ha hecho esperar: el 12 de enero, les acusaba de traición y de apoyo al terrorismo, y el Consejo superior de las Universidades de Turquía (Council of Higher Education, YÖK), cuya dirección es nombrada por el poder, ha dicho que “hará lo necesario” contra los firmantes de esta “petición apoyando el terrorismo”. Uno de los padrinos de la mafia turca claramente ha anunciado que la sangre de estos firmantes correría a mares…
Es poco decir que las medidas de la oposición son cada vez más débiles, y que las universidades son víctimas de presiones cada vez más masivas. Una prueba entre muchas otras la encontramos en el hecho de que las páginas webs turcas que han publicado la petición del 10 de enero han sido ya suspendidas. Las investigaciones ya han sido abiertas en un cierto número de ciudades por los procuradores, añadiendo como móviles suplementarios, además de la acusación de complicidad con el PKK, “insulto al Estado y a las instituciones turcas” e “incitación a violar la ley”. Cada firmante corre el riesgo de entrar entre uno a cinco años en prisión. Una decena de universidades han promovido por su lado medidas disciplinarias contra más de sesenta de ellos.
Actualmente, la caza de brujas ha empezado bien en lo concreto, la policía ha detenido e interrogado alrededor de una veintena de docentes (aunque parece que han sido liberados poco después). Pero algunos no han podido volver a sus universidades (han sido dibujadas cruces en sus oficinas, método que trae lúgubres recuerdos), otros han tenido que huir de sus domicilios como lo ha hecho saber Uraz Aydin, docente y sindicalista: “de un lado, hay diferentes redes y peticiones de apoyo y una formidable solidaridad, y de otro una criminalización sin precedente. Las organizaciones de la juventud del AKP y de la extrema derecha distribuyen octavillas con los nombres de los implicados como profesores terroristas. En las ciudades más pequeñas, amigos han debido dejar sus casas y su ciudad, bajo consejo incluso del rectorado de sus universidades (“no podemos protegeros, nosotros recibimos muchas amenazas” les han dicho). Es un verdadero estallido de odio contra los kurdos, la izquierda y los intelectuales. Vamos a iniciar un procedimiento disciplinario en el seno de la universidad y un proceso por la propaganda de organización terrorista e insulto a la nación turca… la tensión no ha bajado, el Primer ministro ha pedido a los firmantes que retiren su firma del texto, precisando que en caso contrario, todo propósito académico que venga de su parte será marcado el resto de su vida por la desconfianza. Es una amenaza limpia y clara.”
Una campaña de apoyo importante en el mundo anglófono, cuando Chomsky declina la invitación de Erdogan y le acusa de hipocresía
Desde el inicio, el Partido republicano del pueblo (CHP) y el HDP se han posicionado contra esta represión y se ha lanzado un movimiento de solidaridad internacional a través de periodistas, médicos, abogados e incluso artistas (teatro, cine, escritores). 30.000 estudiantes han retomado en nombre propio la campaña, con el slogan “Estudiantes de universidad desean la paz”. Del lado anglófono, el apoyo se ha organizado especialmente alrededor de la iniciativa de Noam Chomsky, pero también de Judith Butler, David Harvey, Slavoj Žižek, Etienne Balibar, firmantes de la petición del 10. En su discurso del 12 de enero, Erdogan había invitado a Chomsky a venir a ver por él mismo in situ la realidad del “terrorismo” kurdo. A través de un mensaje dirigido al Guardian, Chomsky, no solamente ha declinado la invitación sino que ha acusado a Erdogan de jugar un doble juego con el Estado Islámico que ha reivindicado el reciente atentado a Estambul.
En este contexto, la petición inicial (a leer, firmar y hacer circular, aquí) se ha ampliado pidiendo solidaridad con los firmantes amenazados, y actualmente contabiliza en torno a 3700 firmas (entre ellas 2200 de docentes turcos), más de un millar desde la represión puesta en marcha la última semana. Pero por el momento está lejos de ser suficiente, como podemos comprobar teniendo en cuenta la contra campaña evocada más arriba que se ha lanzado entre los docentes que apoyan estas medidas y la política “anti-terrorista” del gobierno, y que ha conseguido más de 5000 firmas en 3 días. Esto prueba hasta qué punto la influencia de la propaganda orquestada por el poder de Erdogan es potente. Muchos docentes, pero sobre todo estudiantes conservadores y nacionalistas acusan a sus compañeros o sus profesores de ser pro PKK. A un animador de la televisión se le ordenó disculparse en la emisión del día siguiente por haber dejado expresarse e invitar a aplaudir a una oyente que proponía tener más humanitarismo y denunciaba la situación gravísima del Este de Turquía.
Muchas son las razones por las que la campaña de apoyo debe intensificarse y ampliarse. En lo inmediato, por el apoyo a los docentes y a la libertad de investigación, pero más en general por la defensa de las libertades democráticas fundamentales y contra esta represión sangrienta.
Solidaridad en Francia: 250 personas en la conferencia pública en el EHESS del pasado lunes 18 de enero
Si la campaña ha sido dinamizada en el mundo anglófono por la figura de Chomsky, también tuvo su lanzamiento más “oficial” en Francia. Por medio de diversos artículos publicados estos últimos días en Libération, Télérama o Mediapart (prensa francesa), así como de un comunicado de Amnistía internacional, una tribuna del periódico Le Monde que surge de un colectivo que reagrupa a ciertos docentes de Turquía que ejercen en Francia, y que fue publicada el lunes 18 de enero, concluye así: “una batalla definitiva tiene lugar en Turquía contra la libertad de investigación y de enseñanza, fundamento de un pensamiento crítico que exaspera un poder cada vez más absoluto. Los “docentes por la paz” han anunciado su intención de repetir sus acciones combativas. En Turquía, centenas de periodistas, de editores, de abogados, de cineastas, de artistas, han declarado públicamente su apoyo, ampliando el frente democrático. En el momento en el que la Unión Europea acuerda una ayuda financiera, así como un crédito político a M. Erdogan, las relaciones de solidaridad se establecen entre los investigadores turcos amenazados y sus compañeros del mundo entero inmediatamente movilizados. Han hecho falta apenas dos días, el 14 y el 15 de enero, para que se organicen, en Europa y en América del Norte, impresionantes iniciativas cruzadas- Cartas abiertas, llamadas, peticiones, mensajes, subida de información- prueba de que el internacionalismo de los investigadores (a menudo asociado al de los escritores) es una realidad cuando los derechos fundamentales y el futuro de las sociedad están en juego. Es una fuerza vigilante, determinada, que dura desde hace tiempo y que no está dispuesta a apagarse.”
Uno de los encuentros públicos más importantes consagrados a la situación de Turquía, una conferencia en el EHESS (Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales) que tuvo lugar el lunes 18 por la tarde, ha hecho venir alrededor de 250 personas, la gran mayoría de ellos docentes, pero también estudiantes. La llamada a esta conferencia difundida estos últimos días resume el desafío: “con el pretexto de una petición que denuncie la violencia de Estado en las ciudades Kurdas de Turquía, el poder de Erdogan ha lanzado desde hace algunos días una campaña de intimidación contra los investigadores y docentes del país. El vocabulario utilizado por el Presidente turco y sus próximos ( “traición”, “quinta columna”, “fuerzas oscuras”, “esbozo de intelectuales”), la campaña de prensa de una extraña virulencia y detenciones repetidas necesitan de una movilización de los docentes en Francia y en el mundo. Esta conferencia de prensa y la reunión que la seguirá tendrá como objetivo informar a la prensa de las amenazas que pesan sobre las universidades de Turquía, así como de reflexionar colectivamente en las acciones de solidaridad con nuestros compañeros perseguidos.”
Después de un informe detallado sobre la situación actual, su ambiente de guerra permanente y la dinámica de los últimos meses que lo ha engendrado, las discusiones han insistido sobre peligros encarnados por este Estado autoritario (Etienne Balibar), sobre la necesidad de crear lazos institucionales más fuertes con los docentes de Turquía, de hacer un seguimiento de las peticiones, pero también han señalado la cuestión de la interpelación a la Unión Europea y el Estado francés, a la vez para alertar sobre esta persecución y para señalar las responsabilidades políticas en esta guerra (Christian Laval).
Del lado de la Unión Europea y el Estado francés
En un comunicado, la portavoz de la UE por los asuntos extranjeros, validando una vez más la asimilación escandalosa del PKK a una organización terrorista, ha afirmado que “la lucha contra el terrorismo debe plenamente respetar las obligaciones del derecho internacional, incluyendo los derechos del hombre y el derecho humanitario. La libertad de expresión debe ser garantizada […], un clima de intimidación va al encuentro de esta”. Y como lo relataba igualmente Libération en su edición del pasado viernes 15, el embajador americano ha afirmado públicamente que “expresar su inquietud sobre la violencia no significa apoyar el terrorismo, criticar el gobierno no es traición”.
Sin embargo, sabemos bien lo que valen las bonitas palabras escandalosamente cínicas de las principales potencias imperialistas en materia de respeto de libertades democráticas, por recordar un ejemplo, la UE no dudo en aliarse con Erdogan durante la crisis migratoria. Pero del lado francés, en cualquier caso, por el momento la respuesta es el mutismo. El apoyo que aporta de manera recurrente Hollande a Erdogan lo explica sin ninguna duda. Pero Francia, “país de derechos del hombre”, de “la acogida de refugiados”, de las “artes y las letras”, ¿no podría ver, por añadidura, en este autoritarismo de Erdogan una resonancia de su propia máquina liberticida, por la que los docentes comienzan ellos también, aunque sea por el momento sólo de forma incipiente, a ser posible blanco de ataques? Señal, en cualquier caso reveladora de la profundidad con la que se enraíza la política reaccionaria y liberticida llevada a cabo en “nuestra casa” en el nombre del estado de emergencia, y que no es más que el componente hexagonal de la intervención militar en Siria.
¡Las organizaciones sindicales del ESR francés deben movilizarse!
Los primeros elementos que han emergido de esta conferencia de prensa reflejan a la vez que hay en el medio docente francés una base para construir una verdadera solidaridad, pero todavía mucha timidez a la hora de señalar con el dedo la responsabilidad del Estado francés y por el momento pocas relaciones con otras fuerzas susceptibles de reforzar este movimiento: UFR, departamentos, asociaciones y colectivos, revistas, etc., podrían producir mociones de apoyo. Esta extensión está por construir. Pero, prioritariamente, es el conjunto de organizaciones sindicales del ESR francés que deberá tomar públicamente una posición en apoyo a sus colegas de Turquía. Esto impulsaría a las instituciones docentes mismas, en particular la conferencia de presidentes de Universidad a pronunciarse en el mismo sentido. Thierry Mandon, Hollande y Valls podrían verse presionados a rever su hoja de ruta.
Traducción: Leire Izargorri