Carlos Eduardo José no se presentó a la audiencia final ante el Tribunal Oral en lo Criminal N°2, donde fijarían los años de condena. Lo fueron a buscar a su vivienda de Caseros donde había fijado domicilio legal y no lo encontraron. La Justicia pidió su captura nacional e internacional.
Valeria Jasper @ValeriaMachluk
Miércoles 23 de agosto de 2023 09:10
Carlos Eduardo José se dio a la fuga el día que el Tribunal Oral en lo Criminal N°2 de San Martín anunciara la pena que le impondría tras haber sido condenado por abuso sexual. El expárroco no se presentó a la audiencia final y al no ser hallado en la vivienda de la localidad de Caseros donde había fijado domicilio lega, fue declarado en rebeldía y se pidió su captura nacional e internacional.
La defensa de José había solicitado una postergación de tres meses por cuestiones de salud, por lo que el Tribunal, accediendo al pedido, había convocado para este martes la “audiencia de cesura” en la causa que lo condenó por “abuso sexual gravemente ultrajante agravado”, realizado sistemáticamente durante casi una década contra una menor de edad, mientras regenteaba el Instituto San José Obrero, uno de los colegios católicos más importantes de la localidad de Caseros, al norte del Gran Buenos Aires.
Recordemos que el juicio se llevó a cabo en marzo de 2021 y, el mismo Tribunal que lo hoy declaró en rebeldía, lo había dejado en libertad tras decretar la “prescripción” de la causa en la que se lo acusa de abuso sexual agravado. Esa sentencia fue apelada tanto por los abogados querellantes como por el fiscal de juicio Ricardo Romero, quienes habían coincidido en solicitar 20 años de prisión y la Cámara de Casación Penal bonaerense revirtió (parcialmente) el fallo absolutorio en octubre pasado.
La Justicia debería de preguntar en las altas jerarquías de la Iglesia Católica argentina por el cura prófugo. Como ya nos tiene acostumbrados Bergoglio y compañía, bajo la curia no tendría empacho en volcar costosos recursos y “mover” los muy estrechos contactos que tienen con el Poder Judicial para salver y proteger a uno de los suyos.