Proyecto de resoluciones sobre la actividad política del PTS, para debatir en la Conferencia Nacional que realizaremos a comienzos de diciembre.
Jueves 5 de noviembre de 2020 23:53
1. La nueva etapa abre la posibilidad de una izquierda revolucionaria que se proponga superar la influencia del peronismo en la clase trabajadora
La experiencia de la toma de tierras en Guernica anticipa una tendencia que va a generalizarse: sectores de las y los trabajadores que se enfrentan con el gobierno que votaron. Cuando las familias trabajadoras no aceptaron “soluciones” que implicaban seguir viviendo en la miseria sin siquiera un terreno donde poder construirse su propia casa, como ofrecían Larroque y Kicillof, la respuesta del gobierno del Frente de Todos fue aunarse con la Bonaerense, jueces y fiscales reaccionarios para aplicar a los palos de la defensa de la gran propiedad privada de empresarios que consiguieron esos terrenos gracias a haber sido funcionarios de la dictadura. Ya había reprimido a los trabajadores el gobierno de Cristina Fernández y Daniel Scioli en las luchas de Kraft en 2009 y Lear en 2014 (con Berni y su “gendarme carancho”), pero esas quedaron como experiencias aisladas.
Por el cambio de situación que analizamos en las “Tesis sobre la situación política nacional”, se abre la posibilidad de que se desarrollen duras luchas de la clase trabajadora, el pueblo pobre, las mujeres y la juventud, acelerando la experiencia con el nuevo gobierno peronista y, por lo tanto, generando las condiciones para que surja un poderoso partido de las y los trabajadores, socialista y revolucionario, integrado por los sectores más avanzados que asuman la lucha por un gobierno de las y los trabajadores, que sea reconocido como fuerza dirigente por franjas crecientes del pueblo trabajador. El ataque del gobierno contra “los troskos” por Guernica es expresión del lugar ganado por la izquierda anticapitalista y socialista en nuestro país, prácticamente como única referencia a la izquierda del gobierno. El PTS apuesta a ser un factor clave en el surgimiento de ese partido, sin el cual los grandes choques entre las clases que veremos en los próximos meses o años, serán desviados hacia nuevos ensayos de imposible conciliación con los intereses del gran capital, a nuevas derrotas y mayor pérdida de conquistas y retroceso nacional.
La derecha más abiertamente empresaria y neoliberal, antes representada por el partido militar, logró crear una fuerza política que llegó al gobierno con Macri. El fracaso estrepitoso del macrismo los ha dejado nuevamente en minoría, pero actúan día a día como una gran coalición que defiende decididamente su programa e intereses.
Las y los explotados necesitamos una fuerza política acorde a nuestro peso social mayoritario. Queremos un gran partido para organizar las luchas y su coordinación democrática para que triunfen, comenzando a barrer a la burocracia sindical de nuestras organizaciones (lo que generará su respuesta violenta). Un partido para defender el único programa realista frente a la catástrofe que nos toca vivir: atacar la gran propiedad terrateniente, agraria e industrial de los monopolios imperialistas, de los “fugadores seriales”, del capital financiero, de los masacradores históricos (desde la época de la conquista hasta la última dictadura militar) que pretenden otra vez que paguemos su fiesta. Ese programa que venimos defendiendo desde el Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad, hoy puede ser crecientemente asumido como propio por centenares de miles.
Un partido así, organizado para ser eficaz en la lucha, para vencer, puede terminar con la resignación que nos imponen desde todas las alas del peronismo y la centroizquierda: “no da la relación de fuerzas”, como si las grandes movilizaciones que han sido parteras de la historia no tuvieran precisamente el objetivo de cambiar la relación de fuerzas. Sin construir ese partido, sólo nos queda lamentarnos y ver cómo la clase capitalista inventa algún nuevo engaño para seguir con sus negocios. Un partido de estas características significa superar la experiencia histórica del peronismo, el partido que desde hace 75 años se atribuye la representación de la clase trabajadora, aunque en realidad, en las últimas décadas, ha sido el partido del gran capital (con Menem en los ’90, aliado al partido de la ultraderecha de Alsogaray), el partido del orden (con Duhalde en el 2001), el partido de la ilusión de “un país donde ganamos todos” (un “buen” capitalismo) con Néstor y Cristina Kirchner. Este último terminó, frente al agotamiento del ciclo económico, atacando a parte de su propia base social (sectores de la clase trabajadora y de la clase media baja que pagaban el impuesto al salario y pasaron a la oposición, primero con Massa y varios gobernadores y luego con Macri). Ese partido cobija a la burocracia sindical que enchaleca el enorme poder de la clase trabajadora, y cuenta con el apoyo de los dirigentes de gran parte de los llamados movimientos sociales que controlan a millones de trabajadores y trabajadoras informales o desocupados. Son los aparatos burocráticos para-estatales que impiden la unidad de la clase trabajadora y el pueblo pobre para enfrentar a las patronales y sus agentes. Ese partido es el que viene desde hace años buscando recomponer el poder de fuego del aparato estatal, preservando las Fuerzas Armadas y desarrollando a las policías provinciales y a las fuerzas de seguridad (Gendarmería, Prefectura).
La crisis que enfrenta el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner golpea a un peronismo transformado, en realidad, en una coalición de diferentes partidos. Su crisis tendrá múltiples expresiones, con giros a derecha e izquierda de la propia coalición de gobierno, con rupturas y realineamientos, como planteamos en las “Tesis…”.
Frente a este escenario, se trata de asumir el desafío que significa que, por primera vez en la historia argentina, la izquierda de las y los trabajadores y socialista de Argentina llega al comienzo de una etapa de crisis del peronismo con fuerza y conquistas acumuladas. En los ’70s las fuerzas predominantes en la izquierda respondían a estrategias frentepopulistas (búsqueda de alianzas con sectores de la burguesía), como el maoísmo (PCR, que llegó a dirigir el SMATA Córdoba y el movimiento estudiantil, antes de terminar apoyando políticamente a Isabel Perón) o las corrientes guerrilleras de izquierda (PRT-ERP) o directamente peronistas (Montoneros). A fines de los ’90, la izquierda clasista era muy débil y marginal. Hoy nos hemos ganado una clara presencia en la escena política nacional, no sólo con diputados y diputadas, con Nicolás del Caño y Myriam Bregman como los “nombres propios” de la izquierda ampliamente conocidos, sino con medios masivos de difusión, como La Izquierda Diario, y con miles de militantes en la clase trabajadora, el movimiento de mujeres y la juventud estudiantil. La experiencia con el nuevo gobierno peronista recién comienza, pero la dinámica de la crisis nos plantea la urgencia de aprovechar todas las oportunidades del presente.
El FITU, con toda la importancia que tiene para agitar en común la lucha por la independencia de clases y un programa transicional por un gobierno de trabajadores, no es un partido revolucionario, sino un medio para favorecer esta tarea estratégica. Hasta donde uno favorece al otro es una cuestión que tenemos que evaluar permanentemente, como desarrollamos más abajo.
Un partido de trabajadorxs, socialista y revolucionario, no surgirá como una mera evolución de nuestra organización actual, sino como producto de fusiones con tendencias con las que logremos una convergencia en función de las batallas de la lucha de clases a nivel nacional e internacional, a la vez que desarrollamos todos los debates ideológicos que fortalezcan las bases teórico-políticas del programa, la estrategia y las tácticas que llevamos adelante. En un mundo cada vez más interrelacionado, recorrido por crisis, procesos de lucha y choques entre los estados, un partido como el que queremos construir sólo puede ser internacionalista, ver la realidad nacional desde un punto de vista internacional, y hacer todos los esfuerzos por construir una Internacional de la Revolución Socialista, que para nosotros es la Cuarta Internacional.
2. ¿Qué nos proponemos hacer hoy desde el PTS?
En función de esta perspectiva general, convocamos a una Conferencia Nacional del PTS, preparatoria de nuestro XVIII Congreso Nacional que realizaremos en abril de 2021, para debatir los cambios en la política internacional, nacional y en los objetivos del PTS.
Respecto a esto último, nos proponemos:
• Conquistar una corriente orgánica de los sectores más precarizados de nuestra clase, en particular de la juventud, que sea vanguardia en la intervención en la lucha de clases, constituyendo la “infantería ligera” que necesita la clase obrera. Estamos interviniendo con fuerza en las tomas de tierras por parte de familias sin techo. En Guernica y en otras tomas logramos comenzar a fusionarnos con familias obreras, sobre todo mujeres y jóvenes, que no conocíamos previamente y la experiencia acelerada de lucha permitió encontrar fuertes puntos en común en la combatividad, la desconfianza en las trampas del gobierno y la defensa de los métodos democráticos para decidir. Venimos construyendo La Red de Jóvenes Precarixs, que es parte de las luchas de lxs repartidorxs (APPs), call-centers, empleadxs de comercio, desocupadxs. La Izquierda Diario viene cumpliendo un papel fundamental es ser la voz de todas estas nuevas expresiones de lucha de lxs más explotadxs y oprimidxs. En nuestra Conferencia queremos debatir cuáles son las mejores vías y formas para que actuar antes que llegue el ascenso más generalizado de luchas, frente a sus primeros síntomas.
• Profundizar la organización de sectores avanzados de la clase obrera “en blanco” y el movimiento estudiantil, como ya venimos haciendo con el Movimiento de Agrupaciones Clasistas (MAC) que nuclea a miles de compañeras y compañeros de más de 60 gremios, las agrupaciones estudiantiles en 100 facultades de 30 universidades nacionales, 62 institutos terciarios y 52 colegios secundarios, y los miles de compañeras y compañeros simpatizantes del PTS que colaboran en las distintas actividades con las y los miles que ya integran la militancia partidaria, con presencia en 15 provincias que abarcan a más del 85% de la población del país. Por supuesto que es minoritaria y con relativa poca experiencia frente los tiempos que nos tocarán vivir. Por esto, en estos meses de cuarentena hemos aprovechado para organizar en plenarios virtuales esta fuerza militante, peleando en cada sindicato o comisión interna por la autoorganización democrática para luchar por las demandas más sentidas y por la unidad de las filas obreras (contra el corporativismo), en cada universidad o colegio contra las ilusiones en el nuevo gobierno y por el apoyo a los sectores más golpeados por la crisis. Muchos de estos compañeros y compañeras son parte de las luchas y campañas que llevamos adelante, utilizando La Izquierda Diario (LID) como “organizador colectivo”. Con los varios miles que llevaron adelante con nosotros el apoyo militante a la lucha de Guernica, queremos invitarlos a integrarse a la construcción del PTS como militantes. Queremos que sean parte de la batalla por conquistar más bastiones (lugares donde logramos una fuerza partidaria capaz de influir políticamente y luchar contra las patronales, la burocracia o las corrientes políticas predominantes) en el movimiento obrero y estudiantil.
• Junto con estos desafíos estructurales, nos proponemos potenciar la lucha política e ideológica que damos desde LID Multimedia, herramienta que con mucho esfuerzo hemos logrado instalar como parte del “sistema de medios” político nacional, desde nuestra presencia parlamentaria y desde nuestra intervención en la lucha de clases. Esto significa saber mostrar el carácter del gobierno separándonos de la oposición de derecha y a su vez combatir las ideologías reaccionarias impartidas desde los grandes medios y los partidos del régimen, que “educan” en el respeto religioso a la gran propiedad privada, buscan liquidar toda solidaridad entre explotadxs y toda perspectiva de no resignarse a vivir de planes sociales sino luchar para poner la ciencia y la técnica al servicio de “trabajar menos, trabajar todos” y vivir dignamente. En el terreno de los sectores que salen a luchar y la izquierda también estamos cruzados por múltiples debates. Para esto tenemos que enfrentar la presión de “enamorarnos” de las luchas tal cual son (sin debatir fraternalmente las diferencias que tengamos con sus protagonistas) o intervenir como “aparato” que vocifera el programa sin explotar las contradicciones de los enemigos y adversarios para conquistar aliados.
• Queremos, por último, profundizar tanto el internacionalismo (como parte de la Red Internacional de diarios digitales, que se publican en 14 países y 8 idiomas, junto con las organizaciones que integran la Fracción Trotskista – Cuarta Internacional) como la lucha teórico-ideológica. En este terreno publicamos el suplemento semanal Ideas de Izquierda, incorporamos entregas semanales del Newsletter de El Círculo Rojo y La Izquierda Diario y de Ideas y Universidad (que ya lleva 16 números editados este año), así como nuevas ediciones de libros del IPS-CEIP y cursos y seminarios del Campus Virtual.
Queremos aprovechar los primeros embates de la lucha de clases para fortalecernos y llegar mejor preparados al ascenso generalizado de luchas que tarde o temprano vendrá. Queremos ensayar las vías para jugar un rol protagónico en los acontecimientos que configuren escenarios de posibles cambios históricos. Somos una organización “en transición” a un verdadero partido que se convirtió, luego de nuestro triunfo en las PASO del FIT en 2015 y la división del PO que terminó con la ruptura/expulsión (según quien la mire) de Altamira, Ramal y un millar de militantes, en la principal fuerza política de la izquierda. Estas conquistas tienen el peligro “tradicional” en el movimiento trotskista de convertirse en una presión conformista, de espera pasiva a que la “radicalización” ya nos proveerá de mejores fracciones en el movimiento obrero y estudiantil y avanzar en la superestructura política. Una presión conservadora de lo conquistado, que es notoriamente poco respecto a lxs millones que integran la clase obrera y la juventud potencialmente combativa. Esto ya lo venimos debatiendo hace tiempo en el PTS. Con esa ubicación nunca hubiéramos hecho varios ensayos de frentes de Izquierda (al comienzo contra la autoproclamación del PO), lanzado La Izquierda Diario, con todo lo que implicó para el PTS (influyendo en el triunfo del 2015 en las PASO del FIT) ni nos hubiéramos propuesto construir la Red, aunque por ahora sólo dimos los primeros y tímidos pasos, o a nivel internacional no hubiéramos tenido diversas iniciativas para construir la FT-CI y la Red Internacional de diarios digitales. Obviamente lo que define es la capacidad de responder en forma revolucionaria a los desafíos de la lucha de clases.
Por esto, queremos empezar por definir cuáles pueden ser las variantes de desarrollo de los fenómenos políticos y de la lucha de clases, y en función de eso ver los desafíos que nos proponemos. Comenzaremos así una tarea de reubicación estratégica que tenemos que encarar como “intelectual colectivo”.
3. Escenarios posibles de la lucha de clases y la radicalización política
Como señalamos en las “Tesis sobre la situación política nacional”, es más dinámica la crisis económica, social y política (aunque el gobierno mantiene su coalición unida) que los primeros síntomas de la lucha de clases abierta. Por esto decimos que la situación pre-revolucionaria es incipiente.
Los procesos de lucha de las y los explotados y oprimidos son siempre desiguales.
Recordemos que luego de las jornadas revolucionarias de diciembre del 2001 que voltearon a De La Rúa, si bien hubo 9 paros generales previos durante el gobierno de la Alianza, la clase obrera ocupada fue contenida por la burocracia y “disciplinada” por el temor a la desocupación que llegó a casi el 20% en 2002. Sólo dio una pequeña franja de vanguardia con las fábricas bajo gestión obrera (una minoría bajo dirección de la izquierda clasista, con Zanon y Brukman como principales, y una mayoría cooperativistas dirigidas por distintos agrupamientos peronistas) y en menor medida con algunos sindicatos docentes conquistados por direcciones antiburocráticas (ATEN, SUTEBA Matanza, etc.) y algunos conflictos donde hubo despidos masivos (LAFSA, contratados de Pepsico). El grueso de la movilización “de masas” fue de las y los desocupados con los movimientos “piqueteros”. En los años previos se organizaron como movimientos con tendencias a levantamientos semi-insurrecionales en Neuquén, Jujuy y Salta (desde mediados de los ’90). Luego ganaron peso los métodos más clientelares desde el 2000 en el GBA. Recién en 2004, con casi 2 años de recuperación económica (baja de la desocupación), comenzó el proceso del “sindicalismo de base” en telefónicos, Subte, etc., que se fue extendiendo a muchos sectores del movimiento obrero hasta 2011, cuando comenzaron una serie de derrotas por cooptación (Alimentación) o ataques directos (Lear, Gestamp, cierre de Donnelley, etc.) que sufrimos en carne propia. Contradictoriamente, la recuperación económica frenó el proceso de cierres de fábricas que podría haber extendido las ocupaciones, y alentó las tendencias más reformistas (quedando nosotros en minoría total, con nuestra fracción en Zanon y, más debilitada aún, en Brukman).
¿Qué sectores pueden ser dinámicos hoy?
3.b. Los sectores más precarizados de la clase obrera a la vanguardia
Bajo el nuevo gobierno del peronismo, las primeras tendencias más radicalizadas de la lucha de clases se dan en las tomas de tierras, en gran medida espontáneas, empujadas por la desesperación y la necesidad, con nuevxs desocupadxs (que no tienen planes y son ex trabajadorxs o ex cuentrapropistas) y otras personas que ya vienen de los movimientos piqueteros (desocupadxs de antes de la pandemia). Las organizaciones piqueteras y también caudillos peronistas locales de distintos tipos son parte de las tomas, pero no tienen un control monolítico. La demanda motora no es “planes” o subsidios sino “tierra para vivir”, y en este sentido es más profundo que los últimos movimientos de desocupados (que a diferencia de los de los ’90 no protagonizan acción directa violenta frente al estado sino marchas pacíficas). Hay tendencias a la autoorganización, donde las y los vecinos, con las mujeres al frente, exigen que las decisiones se tomen en asambleas, eligen delegadxs, etc. Si este proceso se desarrolla, se abre la posibilidad de que surjan tendencias a una mayor autoorganización y confluencia con un programa para que la crisis la paguen los capitalistas (“tierra para vivir” efectiva -no promesas lejanas-, plan masivo de viviendas populares bajo gestión de las organizaciones obreras y populares, empezando por los “sin techo”, cuestionando la propiedad capitalista de la tierra). Chocarán así con la política del gobierno, que dio un salto represivo y derechista con el desalojo de Guernica. El gobierno intenta con la represión frenar el proceso. Está por verse si lo podrá lograr momentáneamente, pero la crisis empujará a nuevas expresiones de lucha, que acumularán más odio contra el desprecio burgués hacia los que menos tienen. La izquierda clasista consecuente estuvo y estará codo a codo con ellxs. Su presencia es clave para pelear por ese programa y por una organización democrática para la lucha, para evitar que se terminen imponiendo métodos burocráticos y negociaciones “a la baja”, o simplemente la desorganización.
Las tomas vienen estando presentes en varios municipios del Gran Buenos Aires, en Rosario, Tucumán, Córdoba y otros lugares, incluyendo reclamos de comunidades originarias (Jujuy, Río Negro).
Al comienzo de la pandemia también vimos algunos procesos de organización y lucha de repartidorxs (donde surgió la Asamblea Nacional de Trabajadores de Reparto, donde participa La Red junto a varias tendencias y activistas independientes), en algunos call centers (sobre todo en Tucumán y Córdoba). En esta última provincia, lxs trabajadorxs precarizadxs de limpieza “autoconvocados” llevaron adelante un novedoso proceso de lucha y organización, así como mujeres feriantes. En Tucumán, hay procesos de lucha de trabajadores rurales, del citrus y otros, también con sectores “autoconvocados”.
Hacia este sector queremos impulsar la construcción de la Red de Jóvenes Precarixs u otras formas de agrupamientos combativos (como las Comisiones de Mujeres, las que integran el Movimiento de Agrupaciones Clasistas o grupos de colaboradorxs de La Izquierda Diario), que sean sólo un primer paso en poner en pie instituciones nuevas entre militantes del PTS y compañerxs independientes para intervenir en esta franja de la clase obrera, a la vez que impulsamos acuerdos con otras fuerzas de izquierda o combativas para tener política en común.
Tengamos en cuenta que, en otros países de Latinoamérica como Chile o Colombia, la juventud precarizada emergió el año pasado como parte más combativa de procesos de revueltas y enfrentamientos con la policía. Nuestro objetivo es que esa fuerza no se disperse en enfrentamientos aislados o sea canalizada por corrientes populistas, sino que se ligue a la construcción de organizaciones que tengan una estrategia de clase, de conmover y fusionarse con los batallones centrales de la clase obrera, sin lo cual estaremos condenados a la derrota frente a los capitalistas y sus estados, más aún en el marco de la aguda crisis internacional que no deja margen a concesiones reformistas.
3.c La clase trabajadora en blanco y sindicalizada enfrentará la caída del salario y los despidos
Durante la cuarentena vimos luchas parciales de sectores de la clase trabajadora. En provincias como Córdoba, hubo un extenso proceso de luchas con la particularidad de estar impulsadas por trabajadorxs “autoconvocadxs”, independientes de las cúpulas sindicales que puede estar adelantando las tendencias nacionales. El más resonante fue el de los choferes de colectivos, pero se extendió a decenas de sectores (limpieza, call centers, repartidores, docentes, metalúrgicos, etc.). En Rosario también los choferes protagonizaron una gran lucha. Los aceiteros vienen llevando adelante un plan de lucha por aumento salarial (un sector que está haciendo enormes ganancias) con paros de todo el gremio. En Mendoza, hubo una gran lucha de la docencia que impuso en las calles la postergación de una nueva ley de educación. En Chubut hubo luchas de lxs trabajadorxs de la salud que se unieron a distintos sectores de los estatales (personal legislativo, judiciales y docentes) contra el atraso salarial de más de dos meses. En Misiones, también el sector salud llevó adelante un mes de acampe y cortes de ruta, enfrentando intentos de desalojos y amedrentamientos constantes, con surgimiento de sectores autoconvocados que rechazaron las negociaciones de la burocracia.
Tomada como clase trabajadora de conjunto, por ahora prima la pasividad porque aún es efectivo el discurso de la situación excepcional producto de la pandemia y la paz social de hecho que impone el apoyo abrumador de todas las alas de la burocracia sindical al gobierno. Hasta ATE en PBA, que antes se presentaba como combativo frente a UPCN, avala los acuerdos salariales a la baja. Sin embargo, podemos asegurar que una vez que tienda a normalizarse la situación de la pandemia, la inflación creciente (más aún si hay devaluación) empujará luchas por recuperar la pérdida salarial y contra los despidos. Peor aún si el gobierno pretende imponer una nueva reforma jubilatoria o laboral, como exige el capital financiero y avala el FMI.
En el sector salud, además de los que nombramos arriba de Chubut y Misiones, hubo varios conflictos para exigir equipos de protección, licencias, testeos y todo lo que no garantizaron los gobiernos y patronales a los que todos aplaudían por estar en la “primera línea”. Vemos también el largo conflicto de enfermería, que reclama el reconocimiento profesional de esta actividad llevada adelante esencialmente por sacrificadas mujeres trabajadoras.
En la salud (pública y privada) es posible que surjan sectores más decididos a chocar con los planes del gobierno, ya que la destrucción de la salud pública y la mercantilización extrema de la salud privada fueron unas de las cuestiones más evidentes de la pandemia. Más en general, a nivel internacional, como parte del desarrollo del sector servicios, los hospitales se han convertido en lugares de gran concentración de trabajadorxs y con mucha relación con la comunidad. A diferencia de docentes, tienen la ventaja de estar concentrados en grandes unidades de miles de trabajadorxs, aunque una desventaja a superar son las múltiples divisiones “profesionales” que llevan a la proliferación de sindicatos.
3.d Empresas que sean ocupadas ante cierres
Por ahora, la clave de los puestos de trabajo perdidos fueron en sectores cuentapropistas y asalariados informales (no sindicalizados). Aún no hemos visto una ola de cierres de empresas medianas o grandes (salvo excepciones como LATAM o algunas tiendas de Fallabella, el caso de Danica es un lock out antisindical, para cambiar el convenio), pero no lo podemos descartar, sobre todo si el gobierno comienza a reducir los ATP (que en principio mantendrán hasta diciembre). Si esto ocurre, como en el 2001, pueden darse procesos de ocupación de fábricas o empresas por sus trabajadorxs con el objetivo de ponerlas a producir bajo la forma de cooperativas. Desde Madygraf y Zanon y el SOECN (que cuenta además con Cerámica Neuquén y Stefani, todas bajo gestión obrera), existe un polo clasista (pese a los debates internos que hay en Zanon para evitar las fuertes tendencias burocráticas) que defiende un programa de la clase trabajadora en su conjunto, alternativo al cooperativismo que impulsan corrientes ligadas al peronismo, que buscan que cada fábrica se “salve” como pueda. Tienen como programa la estatización bajo gestión obrera, para poner esas fábricas al servicio de las necesidades sociales. En el ocaso del macrismo, vimos en la zona sur del Gran Buenos Aires también un proceso de fábricas recuperadas con las experiencias de Ansabo y Gotán, que además impulsan la Coordinadora de Trabajadores de zona Sur y en este momento están impulsando centros de acopio de donaciones por Guernica. De darse un proceso de cierres, probablemente enfrenten situaciones más críticas que las cooperativas que lograron funcionar más o menos bien bajo la recuperación económica 2003-2011. Por esto será más acuciante la pelea por la unidad de las filas obreras para luchar por una salida de conjunto.
3.e El movimiento de lucha de las mujeres volverá a ganar protagonismo
El poderoso movimiento de mujeres que existe en Argentina, de impacto internacional, apoyó masivamente a Alberto Fernández con la ilusión de conquistar derechos. El gobierno ha tenido varias iniciativas para “responder” a estas expectativas con discursos, ministerios y secretarías, aunque la crisis ha superado todos los tibios gestos, con más desocupación, pobreza y femicidios. En Jujuy y Tucumán volvió a ganar las calles masivamente la lucha por “Ni Una Menos” ante los brutales casos de femicidios.
El gobierno prometió enviar un proyecto de ley de Legalización del Aborto. Sin embargo, aún no se conoce su contenido y está por verse qué grado de enfrentamiento está dispuesto a generar el gobierno con los sectores “celestes” que vienen fortalecidos por su “triunfo” del 2018, cuando lograron que siga siendo “ley” el aborto clandestino. La Iglesia Católica y muchas evangélicas tienen fuertes lazos con la coalición de gobierno en función de su papel de contención social en la crisis. La independencia del movimiento de mujeres respecto al gobierno y a todos los partidos del régimen patriarcal sigue siendo una necesidad acuciante.
Donde surgen mujeres combativas y que tienden a chocar con los planes miserables del gobierno, es entre las mujeres trabajadoras y amas de casa de familias obreras (o cuentapropistas pobres), como vemos en las tomas de tierras. La combativa Comisión de Mujeres de Guernica es un gran ejemplo de la fuerza que tienen las mujeres trabajadoras cuando se organizan y se disponen a tomar su destino en sus propias manos, en este caso el reclamo de tierra para vivir. También en los hospitales los sectores más rebeldes han sido mayoritariamente las mujeres. Hacia este sector y hacia las mujeres trabajadoras en general, impulsamos no sólo una política audaz de “comisiones de mujeres” y la construcción de las agrupaciones relacionadas con el MAC, Pan y Rosas y La Izquierda Diario, sino que apostamos a que las mujeres trabajadoras pongan su decisión y voluntad de lucha al servicio de recuperar y dirigir, en pie de igualdad con los varones, los grandes sindicatos y organizaciones sociales.
3.f El movimiento estudiantil y los sectores políticos que pueden estar a la izquierda del gobierno
Si bien el peronismo reunificado, en particular el kirchnerismo, ha sido un atractor de todos los sectores que se reivindican “progresistas” de las clases medias y del movimiento estudiantil, como “mal menor” frente al desastre macrista, los diversos giros a derecha que ha tenido el gobierno pueden abrir posibilidades de acuerdos parciales entre la izquierda y sectores votantes de AF tanto en la clase media ilustrada, la intelectualidad, sectores de la cultura, del movimiento estudiantil o del movimiento de mujeres. Estos acuerdos deben ser para apoyar luchas o por la defensa de derechos democráticos. El ejemplo más notorio es la conmoción que provocó el violento desalojo de Guernica en todos los sectores que se reivindican “progresistas” y en amplias franjas de la clase trabajadora. Múltiples sectores criticaron la política de Kicillof y Berni, con el apoyo explícito de Alberto y Cristina, aunque los dirigentes -como acostumbran los centroizquierdistas- no romperán con el gobierno hasta que sea ya demasiado tarde (o lo harán para recrear ilusiones en otros “humanizadores” del capitalismo). Previo al desalojo logramos varias iniciativas que trascendieron ampliamente las fronteras de la izquierda (mujeres, artistas, organismos de DDHH, etc.). Algo similar logramos frente a la desaparición y posterior lucha contra la complicidad de la Bonaerense en el asesinato de Facundo Astudillo Castro. Fuimos de las primeras organizaciones, a partir de LID, en apoyar la lucha de su madre.
Estos son por ahora acuerdos parciales, que pueden llegar incluso al apoyo de algunos de estos sectores a candidatxs de la izquierda en las próximas elecciones. Pero aquí no podemos confundir espacio electoral (que puede basarse en cálculos como la necesidad de diputados de izquierda que presionen al gobierno) con giros a izquierda profundos. Sólo al calor de una aguda lucha de clases que nos permita mostrar enfrentamientos más directos con las patronales, la burocracia y el peronismo en el gobierno, podemos ayudar a provocar verdaderas rupturas hacia izquierda más de conjunto de sectores del populismo filoperonista, que seguramente estarán cruzadas con divisiones en la actual alianza de gobierno. El kirchnerismo, como fracción pequeñoburguesa que se reivindica “progresista” con lazos con los movimientos sociales y sindicatos tipo CTA, aunque su estrategia no deja de ser burguesa, será el obstáculo más serio en la perspectiva de la construcción de un partido revolucionario con influencia de masas. La lucha política nacional e internacional que planteamos desde LID/Ideas de Izquierda y desde nuestrxs referentes debe buscar permanentemente flexibilidad en el diálogo (buscando no ser dogmáticos ni rutinarios) pero intransigencia en las ideas para fortalecer nuestra influencia político-ideológica y la formación de cuadros y militantes.
Por ejemplo, frente a la Ley del Impuesto a las Grandes Fortunas (si realmente se termina poniendo a votación en el Congreso), consideramos un error importante considerarla de forma separada de la respuesta represiva del gobierno en Guernica o del Presupuesto enviado al Congreso que hace “buena letra” mostrando voluntad de ajustar los gastos del estado frente a la negociación abierta con el FMI. Aunque la ley misma tiene aspectos reaccionarios (bajas tasas, tardías, y parte de los fondos destinados a las PYMES y a la explotación del gas), nuestra lucha política parte de considerar y denunciar el plan de conjunto del gobierno, que cada vez más se muestra como ajustador.
En el movimiento estudiantil tenemos planteado un intenso debate con las corrientes populistas que, en casi su totalidad, se integraron al Frente de Todos, como Patria Grande y otras, asumiendo cargos de gestión del estado (el mismo estado que “se ajusta” al presupuesto que condiciona el FMI y que reprime a las familias sin techo en Guernica). Por esto, le dan la espalda a las luchas del pueblo trabajador. No hay salida progresiva en alianzas con sectores de las decadentes burguesías nacionales. No hay estado “neutro” que se pueda independizar de su carácter de clase. La juventud necesita unir sus destinos a la clase trabajadora y luchar por terminar con la explotación.
4.Pelea contra las burocracias sindicales y de los movimientos sociales para conquistar la verdadera autoorganización democrática para la lucha. Los debates en el FITU
De conjunto, en las organizaciones de masas (sindicatos, movimientos “sociales”) nuestras agrupaciones vienen luchando por programas transicionales (relacionando, por ejemplo, la necesidad de presupuestos mayores para salud y educación al no pago de la deuda externa fraudulenta, o la ocupación y puesta a producción bajo control obrero de toda fábrica que cierre), denunciando la tregua de las burocracias y exigiendo la ruptura de los sindicatos con el gobierno y medidas de lucha concretas (frente único obrero), alentando a su vez la verdadera democracia obrera, la autoorganización. Este último aspecto es esencial en la etapa que se abre. No habrá posibilidades de desplegar las energías de la clase obrera y derrotar a la burocracia, si no se avanza en conquistar asambleas, cuerpos de delegados donde exista verdadera libertad de opinión, y coordinadoras que tiendan a superar las fronteras de cada sector en lucha, empresa o gremio. En este terreno nos enfrentamos a los métodos burocráticos y patoteriles de la burocracia sindical peronista en sus distintas variantes. Hemos propuesto sistemáticamente (y lo seguiremos haciendo) acuerdos a las corrientes que se reivindican combativas y antiburocráticas, en especial las integran el Plenario Sindical Combativo del que somos parte. Pero nos hemos tenido que enfrentar también a los métodos con rasgos burocráticos de las corrientes de izquierda o sindicalistas. Desde que ingresamos al PSC, peleamos para que haya plenarios y hasta movilizaciones sin cupos, frente a la práctica del PO/IS de regimentar todo y no permitir que se exprese el activismo (que PO llegó a calificar de “masa amorfa”).
En los movimientos de desocupados, donde se administra la asistencia estatal en sus distintas variantes (desde bolsones de comida a los planes sociales “con contraprestación”) las corrientes tienen diferencias políticas (están desde las que apoyan al gobierno hasta las que apoyan al FITU) pero todas desarrollan grandes aparatos para encarar la administración burocrática que impone el mismo estado (que es una práctica que han desarrollado, con distintas formas, muchos estados a nivel internacional, incluso varios centrales).
Así como en los sindicatos peleamos por la verdadera democracia obrera, por la representación real de las minorías y el peso real de cada tendencia y de las y los trabajadores independientes, por decisiones tomadas en asambleas y cuerpos de delegados con mandato, en las organizaciones territoriales, como las “tomas de tierras”, impulsamos la verdadera autoorganización. Que las familias en lucha elijan delegadxs por manzanas y barrios, y asuman no sólo cada decisión sino también la negociación con el estado y la administración de toda asistencia que se consiga, reemplazando los aparatos de los “movimientos” por aparatos propios organizados con técnicos, estudiantes, etc., que acepten subordinar su trabajo a las decisiones soberanas de los movimientos de lucha. El PTS siempre se negó a establecer la relación perversa de “altas y bajas” de los planes asistenciales y puntajes en función de la participación en las movilizaciones de colaterales de partidos o corrientes. Apostamos a llevar a la práctica nuestra política de movimiento de desocupados (o semiocupados) autoorganizado, no clientelar, con libertad de tendencias.
En el FITU, en esta etapa, tenemos planteado una experiencia donde nos pondremos todos a prueba en la lucha de clases. Como ya señalamos, el FITU, con toda la importancia que tiene para agitar en común la lucha por la independencia de clases y un programa transicional por un gobierno de trabajadores, no es un partido revolucionario, sino un medio para favorecer esta tarea estratégica.
En el seno del Frente de Izquierda, junto con los puntos de acuerdo, hay diferencias relevantes tanto en el terreno nacional e internacional, como mostraron en parte los debates desarrollados durante la Conferencia Virtual de América Latina y Estados Unidos, y las polémicas públicas que se desarrollan en las publicaciones de cada organización. Los debates que hoy atraviesan al FITU y al conjunto de la izquierda tienen que ver con diferencias en los terrenos programático, estratégico y táctico y en cómo intervenir frente a la lucha de clases en curso.
Durante la lucha de Guernica, hemos tenido fuertes diferencias con las organizaciones piqueteras allí presentes, incluido el Polo Obrero, que no promovían el funcionamiento democrático de las asambleas y del cuerpo de delegados, así como de las delegaciones que encaraban las negociaciones con el gobierno. Entre ellas el FOL, la Víctor Choque, el FPDS, Barrios de Pie, que previo al desalojo depositaron confianza en propuestas del gobierno que contemplaban anexos secretos, no daban el listado de las personas que iban a poder acceder a los lotes definitivos, no garantizaban refugios para todos ni que se levantara la orden de desalojo. La intención del gobierno era un acuerdo para pocos o desalojar, y así lo hizo. Durante casi todo el proceso, el PO privilegió, en este caso, su alianza con Barrios de Pie, que dirige una corriente política que apoyó a Lavagna-Urtubey en las últimas elecciones, a luchar en común con las corrientes que integramos el FITU. Recién los últimos días de la lucha pudimos lograr un acuerdo de las corrientes del FITU para rechazar consecuentemente las maniobras del gobierno.
Buscamos impulsar la mayor unidad posible para actuar en la lucha de clases. Sería un error de craso electoralismo separar los debates que tenemos en la intervención en la lucha de clases o en el movimiento obrero y estudiantil en general, de las discusiones internacionales y nacionales que se desarrollan en la “Mesa Nacional” del FITU, o las mesas regionales de cada provincia. Por eso, llevaremos allí las cuestiones conflictivas que surjan.
5. Propuestas de Resoluciones
En función de los fundamentos expresados, proponemos a la Conferencia Nacional del PTS resolver:
5.a Todo el apoyo a las luchas para triunfen y se coordinen
Haremos todos los esfuerzos por el triunfo de las luchas que hemos nombrado en los puntos previos. En particular, llamamos a rodear de solidaridad y apoyo a la Asamblea de Vecinxs de Guernica que se propone retomar la lucha por “tierra para vivir”, aportando fondos, alimentos y todo lo necesario. Impulsamos la unidad para la lucha y el funcionamiento democrático, en asambleas y con delegadxs revocables, así como la coordinación entre las diferentes tomas que existen en el país, junto a las fábricas bajo gestión obrera, sindicatos y agrupaciones combativos, etc. Proponemos a las fuerzas del FITU coordinar una gran campaña de apoyo.
Lo mismo proponemos en todas y cada una de las luchas en curso. Impulsamos en los sindicatos y centros de estudiantes, asambleas para imponer la ruptura de la tregua con el gobierno del “gran acuerdo nacional”, que significa más ajuste, y el impulso de verdaderos planes de lucha.
5.b Impulsar con audacia la Red de Jóvenes Precarixs, como “infantería ligera” de la lucha de clases
Nos proponemos conquistar, en cada ciudad importante del país, la organización de centenares de jóvenes precarizados (ocupados, semiocupados o desocupados) que actúen como “infantería ligera” en las principales concentraciones urbanas del país donde tenemos mayor acumulación partidaria (AMBA, La Plata, Córdoba, Mendoza, Rosario, Jujuy, Neuquén, Tucumán) para aportar se capacidad de acción en cada batalla de la lucha de clases, a la vez que impacten sobre las fábricas, empresas y establecimientos donde nos proponemos construir bastiones. La Red actuará, por supuesto, de acuerdo a lo que decidan las organizaciones en lucha de cada sector, planteando sus propias posiciones.
El concepto de “infantería ligera” lo utilizamos metafóricamente, en el sentido de contar con un sector relacionado al partido (formado por militantes y simpatizantes) que tenga disponibilidad de tiempo para intervenir en las luchas y procesos que se desarrollan en los tiempos en que la gran mayoría de nuestra militancia e influencia está trabajando. Conquistar este sector implica ayudar a que esxs jóvenes puedan vivir con trabajos muy precarios (de pocas horas) o cuando están circunstancialmente desocupadxs. Ellxs estarán buscando trabajo, pero somos conscientes que será difícil, en la medida que se profundice la crisis, que todxs lxs compañerxs consigan empleo (y mucho menos estable). Por eso planteamos organizar un sistema de ayudas, ya sea a través de colectas en base al aporte de otrxs militantes, comedores en los locales, o vía la participación en movimientos de desocupadxs que les permitan actividades como las que estamos planteando.
5.c Construir el MAC y las agrupaciones para todos los sectores
Como planteamos en el punto 4, nuestra lucha desde el MAC en el PSC es por estar en la primera fila de las luchas, levantando un programa transicional, por la unidad de las filas obreras y por la democracia obrera real.
Con este norte, desarrollamos agrupaciones que reúnen a compañerxs militantes con simpatizantes e independientes que comparten nuestro programa y práctica de lucha. En los diferentes plenarios que realizamos en estos meses agrupamos a unos 6000 compañeros y compañeras de más de 60 gremios (primero por región y luego por gremio, en algunos casos agrupando a varios gremios, y también desocupadxs), de los cuales una parte importante está dando luchas políticas junto a la militancia partidaria. Participamos de los plenarios comunes y actividades que se pudieron organizar como PSC. Logramos que varios miles hagan actividades por Guernica o las diferentes tomas. Creemos que el MAC tiene que proponerse también llevar estas peleas a las organizaciones de los sectores más precarizados de nuestra clase, como los que se expresan en las tomas, donde hay trabajadores o ex trabajadores adultos, varones y mujeres (muchas amas de casa).
5.d Potenciar las fuerzas de la Juventud del PTS en el movimiento estudiantil
La Juventud del PTS organiza las agrupaciones de izquierda con más fuerza militante a nivel nacional, llegando a 100 facultades de 30 universidades nacionales, 62 institutos terciarios y 52 colegios secundarios. Se propone aportar sus energías e ideas al servicio de los desafíos que estamos planteando.
En todo el mundo la pandemia significó una “desestructuración” de las universidades, colegios terciarios y secundarios. Hasta que se normalice la actividad educativa no es probable que surjan luchas de masas. Para prepararlas, un reclamo clave que es necesario agitar es el de becas para todxs lxs jóvenes que quieran estudiar, junto a la defensa de la universidad y la educación públicas, el aumento del presupuesto educativo (rompiendo con los condicionamientos del FMI) y la rebaja de la jornada laboral manteniendo el salario, para poder estudiar. La crisis hará más difícil conseguir trabajos que permitan estudiar o que las familias puedan mantener a lxs que estudian. Más profundamente, a la vez que defendemos la educación pública y gratuita, queremos poner en cuestión el hecho de que las principales universidades del país estén al servicio casi exclusivamente de la clase media, lxs hijxs de la burguesía que no van a universidades privadas (muchas veces porque las públicas son mejores) o los sectores más altos de la clase obrera (aunque en el Conurbano esto es diferente ya que también estudian sectores de clase media baja y familias obreras), mientras están vedadas para el pueblo pobre.
En lo inmediato, lo que nos proponemos es aprovechar el fuerte peso de las corrientes de izquierda en las facultades, para desarrollar y organizar a los sectores estudiantiles más sensibles política y socialmente hacia la situación de las y los trabajadorxs y el pueblo pobre. Es decir, fracciones activas pro-obreras y antigubernamentales del movimiento estudiantil, que estén dispuestas, por ejemplo, a poner en cuerpo contra los desalojos en las tomas. Las agrupaciones estudiantiles que organiza la Juventud del PTS junto a estudiantes independientes impulsan decididamente esto. A su vez, vienen dedicando buena parte de su fuerza militante a la construcción de la Red de Jóvenes Precarixs, muchxs de los cuales también son estudiantes.
5.e Proponer a lxs miles de simpatizantes que combaten con el PTS en las luchas, que se integren a nuestra organización como militantes
El PTS viene desarrollando en los últimos meses, durante la larga cuarentena, una amplia y sistemática actividad de organización de miles de compañeros y compañeras simpatizantes que toman en sus manos diversos aspectos de las actividades que realizamos (como difundir notas de LID por redes, entre sus conocidos, invitar a actividades, ser parte, etc.), en los plenarios de trabajadorxs, en la Red de Jóvenes Precarizadxs, en plenarios estudiantiles. Propusimos que estos plenarios sean comunes con las demás organizaciones que se reivindican antiburocráticas, combativas y del FITU. Sólo pudimos organizar esto en algunos gremios (como Comercio) y sectores, o con algunas corrientes. Junto con esto, logramos que varios miles participen de los 3 actos internacionalistas: 1° de mayo, 11 de julio (contra el racismo y la violencia policial, frente al levantamiento en Estados Unidos) y 22 de agosto (aniversario del asesinato de Trotsky), con un pico de 9000 asistentes de Argentina (además de varios miles de otros países, siendo transmitido en 6 idiomas) en el primero.
La experiencia de la lucha de Guernica, que desnuda el carácter de clase y (si las circunstancias lo exigen) represivo del gobierno nacional y provincial (directamente k), ha permitido que nuestra militancia y simpatizantes puedan encontrar eco amistoso en sectores que antes consideraban “sectarias” nuestras críticas.
Toda la militancia del PTS llevó adelante una esforzada actividad que combinó la relación paciente con miles y miles de compañeros y compañeras (que conocíamos de las actividades políticas de años previos o nuevxs), en función de las restricciones que imponía la cuarentena y la pandemia, donde la comunicación se dio centralmente por internet, con actividades callejeras con aquellos sectores más activos (trabajadorxs esenciales, juventud). Proponemos a toda la militancia del PTS convencer a los miles de compañeros y compañeras que han participado en las luchas del último tiempo, demostrando disposición, que asuman el desafío de ser militantes de nuestra organización, para pelear juntos por construir ese gran partido que señalamos al comienzo de este documento. A su vez, a los compañeros y compañeras que quieran seguir colaborando con menos compromiso, les proponemos ser parte de las agrupaciones o seguir como simpatizantes. Tomamos el criterio de Lenin de círculos concéntricos o “engranajes” de la organización partidaria, donde lo esencial son las y los militantes que integran los diferentes organismos partidarios, aportan financieramente y llevan adelante las tareas que allí se deciden (citado en Estrategia Socialista y Arte Militar, pg. 106).
Establecimos el criterio de que la pelea común con lxs compañerxs para organizar a la vanguardia y participar en las luchas de cada uno de los lugares, debe ser un criterio central, junto al debate político de nuestras posiciones, para hacer el esfuerzo de incorporar nuevas camadas de esos compañeros y compañeras a la militancia partidaria. Centenares de ellxs ya han aceptado esta propuesta.
El “arte” de ganar nuevas camadas de militantes revolucionarixs (porque no es una mera técnica sino una actividad que implica escuchar, saber en qué momento marcar las diferencias y en qué momento conceder, etc.) debe partir los puntos en común pero solamente como base para buscar la forma de avanzar en una comprensión de clase y revolucionaria del programa y la estrategia que planteamos. Por ejemplo, en el caso de la toma de tierras, la lucha por “tierra para vivir” contra las trampas del gobierno es sólo el comienzo, ya que se plantea combatir la conciencia conformista de que el “fin” es lograr un lote en una zona alejada, con servicios inexistentes o decadentes (cuando no caros), mientras los grandes millonarios de la Argentina hicieron sus fortunas “ocupando” enormes extensiones de tierras, masacrando a los pueblos originarios. Esta comprensión se aproxima más a nuestra estrategia revolucionaria.
Tenemos el peligro del “propagandismo”: considerar que las compañeras y compañeros que están dispuestos a militar con nosotros en base a la experiencia común real que comienzan a hacer en la lucha de clases, deben comprender todo (o gran parte de) nuestro programa, como condición previa. Esta selección en base a la comprensión, que puede ser correcta en momentos de pasividad o reflujo, es sectaria en momentos donde comienza a “seleccionar” la propia lucha de clases. Por esto, la comprensión más acabada teórica y política de nuestras posiciones debemos encararla dentro de nuestra organización, abriendo nuestras puertas a todxs lxs que vienen batallando junto al PTS.
El partido en su conjunto debe exigir las herramientas necesarias para estas tareas, desde LID Multimedia, desde el suplemento semanal Ideas de Izquierda, desde el Campus Virtual, desde lxs mejores propagandistas, contribuir con artículos, videos y libros.
5.f Organizar “centros de gravedad” del PTS en función de nuestro objetivo estratégico de construirnos en el “corazón” de la clase obrera (industria, transportes, comunicaciones, salud) y en grandes sindicatos (como docentes o estatales)
Retomamos la relación entre bastiones y centros de gravedad que venimos discutiendo en los últimos Congresos del PTS. Consideramos bastiones a las estructuras de la clase trabajadora o el movimiento estudiantil donde logramos “capacidad de incidir en la lucha” frente a ataques patronales y del estado, o capacidad de influir cuando se dan procesos políticos, por contar allí con dirigentes, cuadros, militantes, simpatizantes e influencia político-sindical. Estratégicamente, priorizamos la conquista de bastiones en la industria (por concentración de trabajadorxs) y los servicios (transportes, logística, comunicaciones) que tienen mayor “poder de fuego” en las grandes concentraciones urbanas y, por lo tanto, en procesos de luchas generalizadas (huelgas generales, insurrecciones). A su vez, en docentes y estatales también porque existen grandes sindicatos y concentraciones de trabajadores (como los hospitales).
Sin embargo, nosotros hace unos años acuñamos el concepto de centros de gravedad geográfico-sociales en el sentido de no pensar en fábricas o empresas aisladas (dado que la clase obrera industrial está organizada en unidades más chicas y los servicios son estructuras más dispersas) sino en combinación geográfica entre gremios, movimiento estudiantil, movimiento de mujeres. Los “centros de gravedad” serían zonas donde la izquierda revolucionaria combina trabajo estructural en empresas (en particular las que son de sectores estratégicos), escuelas y estructuras estudiantiles, a lo que nos propusimos, aun incipientemente, extendernos a la juventud precarizada. Las y los docentes pueden jugar un rol muy importante en la organización de estas relaciones, ya que pueden jugar un rol de “bisagra” entre la clase trabajadora y los sectores más pobres y oprimidos. A su vez, en esas zonas están también los sectores que son “votantes del FIT” más territorial (cuentapropistas, amas de casa, profesionales, etc.). En los plenarios de trabajadorxs que hicimos por regiones o zonas hace algunos meses tendimos a agrupar geográficamente. En perspectiva, los centros de gravedad deberían tender a confluir con procesos de autoorganización de tipo coordinadoras, que en esta etapa relacionarán fábricas y empresas con organizaciones de tipo barrial (más que en los ’70, donde incluso ya tuvo fuerte peso el Movimiento Villero Peronista, de donde salió mucha militancia del Peronismo de Base y Montoneros).
5.g Aprovechar y potenciar La Izquierda Diario como “multimedio”
Los grandes medios, con el desarrollo de los “canales de noticias” que transmiten las 24 horas y las redes sociales, ejercen una influencia acrecentada, minuto a minuto. Cumplen una función de “infantería ligera” de las distintas fracciones de la clase dominante. Aunque no podemos competir con el poder de los medios masivos, las organizaciones de la clase trabajadora, y entre ellas los partidos que nos consideramos clasistas, deberían desarrollar sus propios medios al servicio de responder las mentiras de los poderosos, difundir las luchas y nuestro programa para que la crisis la paguen los capitalistas.
En el conflicto de Guernica hemos comprobado, una vez más, cómo LID se ha transformado en un diario digital que leen (y ahora ven o escuchan) no sólo decenas de miles de trabajadorxs y jóvenes que quieren saber lo que opina la izquierda, sino también altos funcionarios del gobierno, periodistas, etc. Lo mismo ocurrió con el crimen de Facundo Astudillo Castro y las notas elaboradas por Daniel Satur. O las entrevistas de Fernando Rosso, como aquella donde el fallecido Julio Blanck reconoció que Clarín hacía “periodismo de guerra” (definición que se convirtió en lugar común de la política no sólo nacional sino latinoamericana, siendo mencionada por Dilma Rousseff). Es un medio de prensa influyente en el mundo político que llegó a un pico de casi 5 millones de visitas en mayo. En este sentido, como La Izquierda Diario es una “empresa colectiva” donde escriben miles de compañeros y compañeras, debemos ser conscientes que lo que escribimos o difundimos en LID tiene mucha mayor influencia de lo que pensamos. En consecuencia, cuando producimos las crónicas de los conflictos o las denuncias, lo tenemos que hacer pensando en influir en su desarrollo. No somos conscientes del “poder” que tenemos en cuanto a dar credibilidad o no a determinados hechos o afirmaciones. En el conflicto de Guernica, tanto el gobierno como las demás corrientes nos atacan permanentemente por cada denuncia que hacemos en LID.
En cuanto al lanzamiento del Multimedio, hemos ampliado enormemente la producción audiovisual, con programas “en vivo” y “on demand”, con un amplio equipo de conductorxs y columnistas y múltiples producciones desde los estudios centrales y desde diversas regionales del PTS. Ahora estamos haciendo un balance a fondo de estos meses y estudiando qué replanteo es necesario.
A su vez, incorporamos el servicio de Newsletter con entregas semanales de Fernando Rosso, Pablo Anino, Celeste Murillo y Diego Iung desde El Círculo Rojo y La Izquierda Diario.
La definición general que queremos hacer aquí es que debemos pensar LIDM en dos grandes dimensiones: a) como “organizador colectivo” de nuestro partido, en cuanto a que es el medio que dirige la agitación, la propaganda y da herramientas para la organización partidaria; b) como herramienta de influencia en la realidad política nacional, sobre todo en lo que respecta a las luchas obreras o democráticas.
5.h Las y los referentes nacionales y provinciales en la primera fila de las luchas y en las batallas políticas e ideológicas
Nuestrxs vocerxs expresan las batallas políticas del PTS cotidianamente en las instancias parlamentarias y en los medios de comunicación, estando en la primera línea de las luchas: Nicolás del Caño (diputado nacional junto a Romina del Plá), Myriam Bregman y Alejandrina Barri (diputadas en CABA), Christian Castillo, Claudio Dellecarbonara (diputado bonaerense), Laura Vilches (concejal en Córdoba Capital), Lautaro Jimenez y Mailé Rodríguez (senador y diputada en Mendoza), Alejandro Vilca, Natalia Morales, Eduardo Hernández (diputados en Jujuy), Andrés Blanco y Natalia Hormazábal (diputado y concejal en Neuquén), así como las y los compañeros concejales en Mendoza y Jujuy. En sus fanpage y otras cuentas en redes sociales, cada uno de estos compañeros y compañeras interactúan con miles y miles de personas. Los días del desalojo de Guernica, las redes sociales de estos compañeros y compañeras multiplicaron su audiencia, recogiendo un amplio repudio a la represión.
Estas batallas políticas tendrán un terreno especial en las elecciones del año próximo, que serán parlamentarias y, por lo tanto, un terreno menos hostil para la izquierda. Todo hace prever que no les resultará fácil imponer el escenario político de polarización entre gobierno/oposición de derecha (donde la extrema derecha de Espert y Milei le disputarán una parte a Juntos por el Cambio por el desastre que fue el gobierno de Macri). Pero para esto falta mucho camino por recorrer.
Lo fundamental de las conquistas parlamentarias para las corrientes que nos reivindicamos socialistas revolucionarias, es ponerlas al servicio de cada una de las luchas de la clase trabajadora, del pueblo pobre, del movimiento de mujeres y de la juventud, y como vocerxs de las luchas políticas e ideológicas necesarias para la construcción de la herramienta que necesitamos las y los explotados para vencer.
5.i Promover el internacionalismo y la lucha ideológica defendiendo y recreando el marxismo
No hay avance posible de la izquierda revolucionaria sin considerar la construcción de un partido nacional como parte de uno internacional, y sin responder desde el marxismo a los desafíos que se nos plantean.
En el terreno político, el internacionalismo se viene expresando, además de los 3 actos internacionales que mencionamos arriba, en las peleas que damos en común con organizaciones de 14 países, desde la Red Internacional de diarios digitales, al calor de la intervención en los principales procesos de la lucha de clases. Por tomar sólo algunos ejemplos de los últimos años, fuimos parte del proceso de movilizaciones antirracistas, luchas de trabajadores y surgimiento de una juventud que simpatiza con el socialismo en los Estados Unidos, proceso que hoy se potencia con la debilidad del régimen (y del gobierno que surja) expresado en las críticas elecciones presidenciales. Participamos de la rebelión de los Chalecos Amarillos y la gran lucha contra la reforma de las jubilaciones en Francia; de la rebelión de lxs trabajadorxs y la juventud en Chile, poniendo en pie el Comité de Emergencia y Resguardo de Antofagasta y experiencias similares en Santiago, proceso que hoy se continúa con una gran intervención del PTR de Chile en el proceso constituyente, contra las trampas del régimen y consiguiendo las firmas para el registro electoral en las regiones de Santiago, Valparaíso, Antofagasta, Arica y Temuco; en la resistencia al golpe de estado en Bolivia. Dedicamos esfuerzos financieros y militantes a colaborar con la lucha por reconstruir/refundar la Cuarta Internacional.
En cuanto a la enorme tarea de lucha ideológica, en la medida de nuestras fuerzas, desde nuestra corriente internacional, la FT-CI, continuaremos dedicando un esfuerzo sistemático. Este año hemos desarrollado una importante actividad alrededor del homenaje por los 80 años del asesinato de León Trotsky a manos del stalinismo. El acto de la FT del 22 de agosto lo aprovechamos para destacar diferentes puntos centrales de su obra y legado desde cada país, y en la entrevista a Emilio Albamonte, reflexionar sobre el significado histórico de Trotsky y la actualidad del trotskismo hoy. Otra importante herramienta son los diferentes suplementos ideológicos publicados periódicamente por parte de varios de los grupos de la FT. En el caso del semanario Ideas de Izquierda, hemos publicado más de 120 números desde 2018 (además de los más de 40 números que salieron impresos y los 15 números del suplemento Ideas desde la Universidad), a los que se suma Ideias de Esquerda de Brasil, Ideas Socialistas de Chile, Ideas de Izquierda de México, Left Voice Magazine de EE. UU., Contrapunto del Estado Español, Ideas de Izquierda de Venezuela, RP Dimanche de Francia. Publicaciones donde además de las elaboraciones y debates realizados por militantes de la FT-CI, cuentan con colaboraciones, tribunas abiertas y entrevistas de decenas y decenas de intelectuales de todo el mundo. A su vez, desde Ediciones IPS-CEIP, a los más de 80 títulos publicados, se han sumado (además de La historia del trotskismo norteamericano de James Cannon y la compilación Trotsky El marxismo y nuestra época) la biografía en 3 tomos de Issac Deutscher sobre Trotsky (publicación que ha tenido importante repercusión) y acaba de salir el libro de Ariel Petruccelli y Juan Dal Maso sobre Louis Althusser y Manuel Sacristán. Por otro lado, en el Campus Virtual venimos desarrollado toda una serie de cursos iniciales y seminarios (próximamente se lanzarán nuevos cursos sobre: el ascenso de los ’70 en Argentina; Althusser y Sacristán; y una reedición del curso introductorio “Marx ha vuelto”) que, junto con otras iniciativas, buscan acercar las ideas del marxismo y debates a miles de compañerxs.
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Como dijimos al principio, el gran desafío es aprovechar estos momentos en que estamos al comienzo de una etapa histórica de un gobierno peronista enfrentado a una crisis profundísima, para avanzar en construir un gran partido de la clase trabajadora, de izquierda y socialista, que apueste a que la crisis tenga la única solución realista: que gobiernen las y los trabajadores y expropiar a los expropiadores.