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Red Internacional
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Madygraf. Una salida de clase a la pandemia: palabras de una obrera de Madygraf

Desde el Observatorio Social de Género, impulsado por estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, entrevistamos a María de los Ángeles, trabajadora de Madygraf-fábrica recuperada- y militante del PTS.

Miércoles 22 de abril de 2020 18:57

Los contagios y las muertes que hoy arrasan en el mundo por el COVID-19 son una de las imágenes más crudas que dejan al descubierto la ineficacia de los estados y sus gobiernos para dar respuesta a la crisis en curso. La otra cara es la de los jubilados haciendo colas para cobrar, el joven precarizado del delivery que no llega a fin de mes, los trabajadores despedidos de Penta y sus familias. La causa es la misma: el mundo gira en torno a la ganancia de unos pocos. Mientras las camas de terapia intensiva no son rentables si nadie las usa, los patrones de las fábricas no ven conveniente seguir pagando salarios si no están produciendo, aunque mantengan ganancias millonarias. Esto último lo sabían muy bien los y las trabajadoras de MadyGraf (Ex Donnelley) cuando llegaron a la fábrica una mañana y la patronal colgó un cartel en la puerta avisando que cerraba, dejándolos junto a sus familias en la calle.

Desde el Observatorio Social de Género, organizado por En Clave Roja de la facultad de Filosofía y Letras de la UBA, un grupo de compañeras charlamos (vía skype) con María de los Ángeles, trabajadora de Madygraf -fábrica gráfica gestionada por sus trabajadores desde el 2014. Maria nos cuenta como reconvirtieron su producción para abastecer de barbijos, mascarillas 3D y alcohol en gel a aquellos que lo necesiten. La primer tanda fue destinada al Hospital Escobar, donde solo cuentan con una cama de terapia intensiva para pacientes infectados con CodVid-19.

Desde un comienzo Maria dejó en claro lo siguiente: “Esta es la cara más cruda del capitalismo donde se muestran las contradicciones del sistema, se priorizan las ganancias a la salud de las personas. El acrecentamiento de la desigualdad social no es algo de ahora, viene desde antes del Coronavirus. Ya estaba dicho que los trabajadores venimos perdiendo, la necesidad de dar respuesta ya estaba.

La Experiencia de MadyGraf Ex-Donnelley

La pelea por la expropiación no sería solo para recuperar nuestros puestos de trabajo, tendría por objetivo poner la producción al servicio de toda la comunidad” plantea María.

Fue en 2014 que la patronal quiso cerrar la fábrica dejando a los trabajadores en la calle, en complicidad con el gobierno que respondió enviando a la policía a reprimirlos. Esa misma policía que hoy nos quieren hacer creer que nos mantiene a salvo en la pandemia.

Esta experiencia marcó sobre todo la vida de las mujeres de Madygraf, organizadas en una comisión desde 2011, cuando la patronal amenazó con despidos. Su rol desde aquel entonces trascendía los límites de lo privado: esposas, familiares de los obreros cuyas vidas también dependían de sus puestos de trabajo y se disponían a organizarse para defenderlo. Uniendo fuerzas con estudiantes y trabajadores de otros sectores organizaban festivales y buscaban solidaridad en los barrios con el lema “Detrás de cada trabajador hay una familia". Así sostenían el fondo de lucha para no quebrarse por el hambre. Sintiendo propio el odio a la patronal, su fuerza era indispensable para dar esa disputa.

Las mujeres pasaron de ser amas de casa a organizarse, empiezan a ver sus propias peleas como mujeres, y avanzar en la lucha por sus derechos, en el hogar, en la sociedad, en los lugares de trabajo y de estudio. Un cambio permanente en la vida de las compañeras, la incorporación de las mujeres al trabajo. De ser amas de casa, a meterse en la industria. Muchas de esas compañeras hoy son maquinistas.” Fue un antes y un después en la pelea con sigo mismas y sus compañeros por ser reconocidas dentro de la fábrica como pares.

“Fue esa experiencia la que hoy nos mantiene unidos y fuertes, estamos preparados para enfrentar crisis sociales como la que nos toca vivir hoy, en las que siempre los trabajadores están en la primera línea.”

Ante la crisis sanitaria, Madygraf pelea por una salida de la clase obrera

Miles de trabajadores esenciales son expuestos al contagio, ya que las patronales no garantizan los elementos básicos y medidas esenciales para realizar su tarea en condiciones de seguridad e higiene. Les trabajadores de Madygraf ponen la salud por delante, comenta María de los Ángeles: “La primer comisión de seguridad e higiene surgió como necesidad de organizarse contra los ritmos de producción que imponía la patronal. Los compañeros sufrían hasta cinco hernias de disco. Fue una gran victoria la de aquel momento, cuando nuestra comisión llegó a ser reconocida por el ministerio de salud de la nación. Cuando el gobierno decretó el aislamiento social y obligatorio nosotros ya sabíamos que hacer. Llamamos a asamblea, nos dividimos entre aquellos que son población de riesgo y los que podrían seguir produciendo.

Tanto para tomar las medidas de prevención como para reorientar la producción de la fábrica fue necesaria organizarse con los y las estudiantes de la Universidad de San Martín y con científicos del CONEA . “Nada de lo que nos propusimos en MadyGraf lo logramos solos, la unidad con otros sectores es clave; es una salida de clase.” Mientras los empresarios solo se ocupan de sus ganancias, es la clase trabajadora en su conjunto la que tiene en sus manos la posibilidad de dar respuesta a las necesidades de las grandes mayorías.

María hizo énfasis en la importancia de que la producción no sea guiada por el afán de ganancia capitalista. Madygraf piensa en el bienestar de las y los trabajadores y de la comunidad, porque ellos son trabajadores. Los gobiernos y las empresas lucran con la salud de la gente. Al respecto María Ángeles señaló: “Este es un momento para darle salida a este sistema. La salida no es individual sino colectiva. Deben invertirse las prioridades.

LA SALIDA ES COLECTIVA

Madygraf -como tantas otras fábricas recuperadas - nos muestra que las mujeres podemos jugar un rol diferente al que nos empuja esta sociedad capitalista y patriarcal. Las trabajadoras son las leonas en primera línea de esta lucha. La lucha obrera previa, en la cual se defendieron los puestos de trabajo y se puso en producción la fábrica bajo gestión de sus trabajadores, hoy permite a Madygraf conocer el rumbo a seguir para reconvertir su producción y de esta forma otorgar insumos esenciales a los hospitales pauperizados. La gestión obrera no se guía por las ganancias sino en función de las necesidades de las grandes mayorías. La toma y puesta en producción de toda fábrica que cierre o despida masivamente es un medida básica de autodefensa de les trabajadores y sus familias; exigiendo su estatización y reorientando la producción para enfrentar la pandemia. MadyGraf es una muestra de que la clase obrera es capaz de organizarse, construyendo alianzas entre trabajadores, estudiantes y científicos para darle una salida real a la emergencia sanitaria actual y a la irresoluble crisis del sistema capitalista.

Los empresarios, y los gobiernos aliados a sus intereses, demuestran que las vidas del pueblo trabajador no son la prioridad. Donde ellos quieren dividir, nosotros peleamos por unificar. Hoy más que nunca la organización de los trabajadores junto a la juventud se vuelve fundamental para combatir la pandemia. “La salida es colectiva”, remarca María de los Ángeles. Somos estudiantes a los que no nos resignamos a vivir en esta realidad de miseria, si no que peleamos por una salida diferente, junto a la clase trabajadora. Desde el Observatorio queremos retomar e impulsar las mejores tradiciones de lucha de los trabajadores en conjunto con los estudiantes; forjar una juventud al calor de las peleas de la clase trabajadora, mostrando que nuestra unión tiene la fortaleza para cuestionar este sistema de raíz.

Quisiéramos cerrar esta nota con la fuerza de las palabras de María, palabras que nos marcan la importancia del momento que estamos viviendo: "la pandemia será un antes y un después para nosotros. Ellos quieren descargar la crisis sobre nuestros hombros, los y las trabajadoras tenemos grandes tareas por delante. Es momento de cuestionarnos qué mundo le queremos dejar a nuestros hijos y qué mundo queremos vivir nosotras