Hablamos con mujeres del Barrio “La Containera”, donde hay más de 100 familias que pelean por vivienda. Esta realidad es parte de lo que viven miles de mujeres en todo el país.
Martes 6 de julio de 2021 23:24
Desde el miércoles 30 de junio más de 100 familias tomaron un terreno fiscal de dos manzanas. Son vecinas y vecinos de la Villa 31 que pelean para garantizar su derecho a la vivienda para ellas y sus hijos e hijas.
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Hablamos con varias de las mujeres que hoy ocupan esas tierras, exigiendo vivienda o tierra para vivir. Zaida explica que en su mayoría son inquilinas desalojadas: “Con esta crisis económica y la pandemia perdimos familiares, los asistimos en la enfermedad, nos despidieron de nuestros trabajos. Se nos complica muchísimo llegar a fin de mes. La canasta básica está como 60.000 pesos y no llegamos a pagar el alquiler, con el subsidio apenas podemos llegar a una pieza.”
Eli tiene 18 años. Estudia en el último año de la secundaria y trabaja de niñera. También estudia peluquería para tener otra salida laboral porque “los de afuera no quieren contratar a la gente de la Villa”, y contó al móvil de La Izquierda Diario que es muy difícil encontrar un trabajo por la pandemia. Ella asiste a la escuela pública y se les dificulta estudiar por falta de conectividad, no tener datos, o carecer de útiles escolares; dice que va personalmente al colegio para pedir fotocopias para poder seguir la clase, ya que hay veces no puede hacer sus trabajos. Eli quiere tener una vivienda “para tener un futuro mejor” y nos contó que luego de terminar el secundario quiere estudiar para ser docente.
Desde este medio denunciamos las consecuencias de la crisis habitacional, que se agrava con la pandemia en medio de la crisis sanitaria social y económica.
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La mayoría de las familias en los llamados barrios populares viven hacinadas en piezas de alquiler que ya no pueden pagar por la falta de empleo y el encarecimiento del nivel de vida. Larreta fomenta una Ciudad para ricos que las deja cada vez más fuera dónde incluso los subsidios habitacionales son insuficientes. Como nos contaba Delia mamá de 9 chicos, uno de ellos con discapacidad “vivimos en un cuarto alquiler muy chiquito, es muy incomodo para una mamá”. Eli decía que “nos quedamos sin nada, todos en un cuarto compartiendo dos familias, ya cambiamos como 3 veces de alquiler porque a veces no llegamos con el pago, por el tema de la pandemia tampoco tenemos trabajo.”
Los vecinos cuentan que no hay claridad sobre qué se hará con esos terrenos, que están en disputa entre Ciudad y Nación. La respuesta por parte del Gobierno de la Ciudad viene siendo ofrecer subsidios habitacionales que no soluciona su reclamo por tierra definitiva mientras los hostigan permanentemente con presencia policial que les impide entrar ropa de abrigo y colchones para resguardar a sus hijos del frío.
Con la pandemia las situaciones de violencia que viven las mujeres se incrementaron debido al encierro y la profundización de la crisis económica. Esta situación se puede evitar si se destina el presupuesto necesario a refugios, hogares transitorios, o subsidios habitacionales realmente acordes a la economía actual, para aquellas mujeres que no tienen donde ir. Sin embargo, actualmente el presupuesto del Ministerio de Género y Diversidades se encuentra subejecutado, y se destinó 100 veces más al pago de la deuda Mostrando las prioridades del Gobierno de Fernández. El programa Acompañar, que algunas vecinas comentaron que posee trabas burocráticas y revictimización, implica un salario mínimo vital y móvil por sólo 6 meses, cuestión que no alcanza para tener a donde ir con sus hijos, o cubrir necesidades básicas, cómo alimentación o educación, sostenidas en el tiempo.
Una situación que se reitera en las experiencias de recuperación de tierras es el protagonismo de las mujeres que escapan de la violencia de género se da en todo el país.
Para no partir de cero cada vez, hay que hacerse eco de las experiencias de tomas y organización como las que llevaron adelante las mujeres del Hotelito en la propia Villa 31 que impidieron el desalojo. A su vez se referenciaron en las mujeres de Guernica que hoy en día siguen luchando por tierra para vivir y trabajo con derechos. Ellas comenzaron a organizarse conformando la Comisión de Mujeres para no pelear solas desde sus lotes. Allí cada una tenía voz y voto para poder decidir cómo organizarse por sus derechos. Recibieron la solidaridad de artistas, referentes de los derechos humanos, organizaciones sindicales, centros de estudiantes. Ellas enfrentaron valientemente a la policía de Berni y Kiciloff, y para continuar la pelea por vivienda y trabajo conformaron la Asamblea Permanente de Guernica (APG) que agrupa al conjunto de las y los vecinos. Hoy siguen peleando por un IFE de $50.000 para todos los que lo necesiten frente a la situación de ajuste que vive el pueblo trabajador, teniendo a las mujeres como el sector más golpeado.
Es un ejemplo a seguir para enfrentar las maniobras del gobierno porteño que busca dividir ante los ofrecimientos de Subsidio Habitacional y hostigamientos por parte de la policía para que abandonen su reclamo por tierra para vivir.
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