Los propietarios de universidades privadas tienen la urgencia de regresar a clases presenciales, enviando por delante a los trabajadores sin preocuparse de sus condiciones óptimas ni la de los estudiantes.
Lunes 13 de septiembre de 2021
El tema del regreso a clases presenciales en las universidades se ha vuelto complicado y polémico, ya que la variante delta de la Covid-19 ha afectado principalmente a niños y adultos jóvenes mayores de 18 años, lo que ha provocado que escuelas de educación superior públicas no se puedan abrir aún. Dicha situación se ha replicado en las privadas, sin embargo, los propietarios de estas instituciones están ansiosos por regresar y cobrar sus jugosas cuotas.
Así, tenemos los ejemplos de la Universidad Iberoamericana, La Salle, o Insurgentes por dar unos ejemplos, mismas que han empezado a implementar el modelo de clases híbridas, con el cual los estudiantes que toman materias teóricas lo hacen en línea, mientras que los que necesitan talleres y laboratorios asisten de forma presencial, al mismo tiempo que sus trabajadores administrativos, profesores y talleristas, ya han regresado a la presencialidad.
De hecho, a la par que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador declaraba como actividad esencial a la educación, en medio de una crisis de contagios en la Ciudad de México, funcionarios de universidades privadas respaldaban la medida y exigían que se retomara la línea de clases presenciales. Aunque tras la gravedad de los hechos tuvieron que moderar su posición, sin embargo, sus representantes obviaron mencionar el trasfondo del asunto, ya que no abordaron el tema de las obligaciones del gobierno y el empresariado sobre las condiciones seguras para dicha presencialidad, pues no se abandonó la idea de regresar a la presencialidad, pero, ¿por qué?
Movilización de la Unitec
Resulta que, en abril de 2021, estudiantes de la Universidad Tecnológica de México (Unitec), del campus Ecatepec, se movilizaron bloqueando la Avenida Central en protesta por el aumento desmedido de la colegiatura, bajo las denuncias de “UNITEC sin HUMANISMO” y “No al alza de colegiaturas”, ya que los precios pasaron de 3 mil 500 a 7 mil 500 pesos de un solo golpe. Una de las cosas que más saltó a la vista fue el cobro de un seguro de gastos médicos, que los alumnos encontraban absurdo pues estaban tomando clases desde su casa y el seguro sólo los cubre si están en las instalaciones.
Esta es una de las circunstancias que más presiona a las privadas, que están cobrando completa la colegiatura, pero, por la pandemia, no pueden ofrecer todos los servicios que están incluidos en las cuotas como, por ejemplo, el uso de los campus, lo que genera malestar e inconformidad por los elevados costos que tienen que cargar los estudiantes.
La voz de las escuelas privadas
Por eso, no era gratuito que organismos como la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) hayan representado la voz de los intereses empresariales en este proceso; por ejemplo, los rectores de esta asociación reconocían la desigualdad social que, según ellos, debía tratarse con la solidaridad de todos los sectores universitarios. Pero hacían caso omiso de las condiciones estructurales que causan esa desigualdad y pobreza, incluidos los esquemas de precarización laboral de sus docentes y trabajadores que ellos mismos fomentan al interior de sus universidades.
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Si bien en abril de 2020 reconocieron que era irresponsable regresar a las clases presenciales, poco después, en julio de ese mismo año, ya comenzaban a establecer la línea del regreso, mediante el documento: Hacia la construcción colectiva de la nueva normalidad en la Educación Superior, y dejaban clara su posición del regreso a la presencialidad mediante su nueva normalidad, a pesar de que en ese tiempo la vacunación ni siquiera había empezado. De ese modo se trataba de homologar criterios entre escuelas como el ITAM la UVM, la UIC, la ULSA, la UP, la Unitec, y las públicas como la UNAM, la UAM, el IPN, la ENAH, alineando a las escuelas públicas detrás de las exigencias empresariales y del gobierno a partir de la ANUIES, a las que todas están afiliadas.
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Frente a eso, es necesaria la unidad de todos los trabajadores universitarios del país, su afiliación a los sindicatos y a los Contratos Colectivos de Trabajo, tanto de escuelas públicas como de las privadas, para pelear juntos por terminar con la precarización y conquistar la basificación de todas y todos. Ante esta emergencia sanitaria, seamos quienes les impongamos volver a clases presenciales con toda la comunidad educativa vacunada. Esto que planteamos, es en la perspectiva de luchar por conquistar la estatización de las escuelas privadas, ya que es el Estado el que debe garantizar educación pública, científica y gratuita para todas y todos los hijos del pueblo trabajador, erradicando la posibilidad de que la educación sea una mercancía para el beneficio de los sectores privados.