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Red Internacional
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OFENSIVA GOLPISTA. Venezuela: EE.UU., Europa y la derecha meten tensión con la “ayuda humanitaria”

Los tiempos parecen acelerarse. Este lunes una serie de países europeos se sumaron a la ofensiva golpista encabezada por Estados Unidos. Además, la derecha local encabezada por Juan Guaidó, presiona alrededor de la supuesta “ayuda humanitaria” para intentar un quiebre en las Fuerzas Armadas.

Lunes 4 de febrero de 2019 10:03

Foto: Juan Guaidó, John Bolton y Emmanuel Macron.

Foto: Juan Guaidó, John Bolton y Emmanuel Macron.

Los tiempos parecen acelerarse. Este lunes una serie de países europeos se sumaron a la ofensiva golpista encabezada por Estados Unidos que suman a los planes de la derecha criolla alrededor de la supuesta “ayuda humanitaria” de buscar quebrar a las Fuerzas Armadas.

Aún no han pasado quince días desde que Juan Guaidó, el títere de Whashington, se autoproclamara “presidente encargado” de Venezuela como parte de una tentativa golpista. Tentativa que no se ha consumado porque las Fuerzas Armadas, hacia dónde todos apuntan, no se han resquebrajado y que continúan siendo bastión del régimen de Maduro.

Este lunes un grupo de importantes países de la Unión Europea se sumó a la línea de Estados Unidos en esta cruzada golpista internacional, haciendo aumentar la presión sobre Maduro. Luego de que este domingo expirara un prepotente “ultimátum” lanzado por esas potencias, la lista empezó con España, Alemania, Francia y Gran Bretaña. Luego se sumaron Suecia, Dinamarca, Austria, Holanda, Polonia, Noruega, Lituania entre otros.

Esos presidentes y primeros ministros jamás le han dado un “ultimátum” a países como Arabia Saudita, un régimen autocrático y ultra reaccionario, responsable de una ofensiva militar contra el pueblo de Yemen que provocó más de 10.000 muertos y al menos 50.000 heridos. Queda demostrada toda la hipocresía de su cruzada por la “democracia”.

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Pero estos ultimátum y embestidas pueden llegar a coordinarse con turbulencias que podrían surgir alrededor de la “ayuda humanitaria” que EE.UU. y la derecha golpista anuncian llegará en los próximos días, por “tierra y mar”. El anuncio realizado el pasado sábado habla de tres puntos de llegada, uno de los cuáles será la ciudad colombiana de Cúcuta. En su anuncio, Guaidó llegó al descaro de describir la medida como una "prueba" para las Fuerzas Armadas, que tendrán que elegir “si permiten que pase la tan necesaria ayuda” o “si obedecen las órdenes del gobierno de Maduro”.

Muy lejos está la oposición de derecha en algún tipo de interés en “ayudar” con los sufrimientos del pueblo de Venezuela en medio de la catástrofe económica y social que se vive. Eso queda en evidencia cuando apoya el embargo petrolero lanzado por Estados Unidos que acrecentará las calamidades que ya sufre el pueblo venezolano. Ese discurso solo es un claro y frío cálculo político para quebrar las Fuerzas Armadas e instarlas a dar un golpe militar a Maduro.

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No por casualidad que el único lugar específico que mencionó de la entrada de la tal “ayuda humanitaria” fuera la ciudad colombiana de Cúcuta que del lado de la frontera venezolana tiene a ciudades densamente pobladas como San Cristóbal y, más hacia el norte, Maracaibo. Guaidó declaró este sábado que en los próximos días anunciará la fecha para convocar movilizaciones hacia la frontera para recibir lo que supuestamente estaría llegando.

Es más que claro que Maduro no permitirá el ingreso de ningún tipo de ayuda de la mano de Estados Unidos ni de la oposición de derecha. En ese marco no está descartado un posible cierre de la frontera. Incluso se podría llegar a la militarización de la misma. Se trata de una zona ya de por sí “caliente” y con gran concentración de militares. Esa es la “negativa” de Maduro que, dice Guaidó, desafiará. La convocatoria a movilizarse en busca de la ayuda humanitaria no puede leerse más que como una provocación, cuyo objetivo es el quiebre de los militares en esta zona fronteriza.

El pedido de Guaidó es que los militares rompan en “bloque”, no de manera individual. El reclamo es en alusión a la declaración de un general de la Aviación que se declaró partidario de la oposición, pero no tiene tropas bajo su mando, y que rápidamente pasó a refugiarse.

Ese plan no parece surgir de la mentalidad de la derecha criolla, sino haberse preparado en territorio norteamericano. John Bolton cínicamente declaró hace unos días que “de conformidad con la solicitud del presidente interino Juan Guaido, los Estados Unidos movilizarán y transportarán ayuda humanitaria, medicamentos, suministros quirúrgicos y suplementos nutricionales para el pueblo de Venezuela”.

Hasta los representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) han considerado esta acción “llena de riesgos”, señalando que no se sumarían a tal operativo. Alexandra Boivin, jefa de la delegación del CICR en Estados Unidos y Canadá, señaló que ya se lo habían planteado a los funcionarios norteamericanos. "Estamos allí también para aclarar los riesgos de la ruta que se está tomando, los límites de nuestra capacidad para operar en ese entorno", indicó.

En este marco, mientras las sanciones impuestas -como la del bloqueo de los activos de Citgo-, afectando las exportaciones de Venezuela, apuntan al estrangulamiento económico para acelerar el colapso, las constantes amenazas estadounidenses y los ultimátums europeos también se combinan buscando incidir en las Fuerzas Armadas.

Mike Pence declaró el viernes pasado que “este no es el momento para el diálogo (…) es el momento de terminar con el régimen de Maduro”. Este domingo Donald Trump, en una entrevista de la cadena norteamericana CBS, frente a la pregunta por el uso del Ejército estadounidense en Venezuela, afirmó que se trataba “de una opción”. Al mismo tiempo ratificaba que rechazó una reunión con Maduro para negociar, que aquel le había solicitado.

Todos saben que la mayor vulnerabilidad de Maduro es la perspectiva de un mayor colapso económico. La Venezuela rentista petrolera está prácticamente en bancarrota debido a la caída brutal de la producción, producto de su profunda crisis con una infraestructura que se deteriora cada vez más. Las sanciones económicas operan sobre esta situación. En ese marco crecientemente de ahorcamiento económico se dificultará para los militares sostener su lealtad al chavismo.

A Maduro se le van sumando reveses. El pasado 29/1 recibió una noticia casi tan mala como la de las sanciones de Estados Unidos. La empresa rusa Lukoil, que es uno de los principales suministradores de productos petrolíferos a PDVSA, anunció que pone fin a sus relaciones comerciales con Venezuela. Se adelantaba así a la probable decisión norteamericana de penalizar a quienes hagan tratos con la petrolera venezolana.

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Todo eso a pesar de que, desde el Kremlin, se dijo este mismo lunes que la decisión de algunos países europeos de reconocer a Guaidó “representa una injerencia extranjera y que los venezolanos, no los países extranjeros, deben resolver sus problemas políticos internos”.

Detrás de la avanzada golpista “por la democracia”, están los intereses económicos claros de Estados Unidos de hacerse de los recursos venezolanos, centralmente en petróleo y minería. John Bolton en una entrevista con Fox Business, no tuvo inconveniente en destacar que EEUU también pretende beneficiarse económicamente por la caída del Gobierno de Maduro. "Estamos en conversaciones con grandes empresas americanas" para estar preparados de cara al futuro, dijo Bolton. "Sería una gran diferencia económicamente para Estados Unidos si conseguimos que empresas petroleras americanas participen en la inversión y producción de petróleo de Venezuela. Sería bueno para el pueblo de Venezuela. Sería bueno para el pueblo de Estados Unidos. Hay mucho en juego".

Como escribe Ángel Arias en un reciente artículo “lo de la oposición de derecha estos días, en perfecta coordinación con el gobierno de los EE.UU., es un intento más de aprovechar el hartazgo popular ante la situación económica insoportable y el autoritarismo cuasi-dictatorial de Maduro para buscar hacerse del poder por la fuerza con un intento de golpe que, aunque revestido con artilugios “constitucionales”, tiene como arma fundamental el poderío e intervencionismo de esta potencia imperialista extranjera que no ahorra amenazas, incluidas las de una acción armada”.

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En la actual situación es fundamental que el hartazgo de los trabajadores y el pueblo con el régimen no vaya detrás de esta derecha pro imperialista encabezada por Guaidó, que de imponerse solo agravará las penurias de las masas, como se ha visto en otros países de la región. Hay que apostar a una irrupción con fuerza de los trabajadores, en alianza con los sectores populares, sino las únicas opciones a la vista son la permanencia del desastre actual o la imposición de esa perspectiva que está tras la avanzada golpista del imperialismo.

Si el pueblo trabajador no actúa de manera independiente en la actual crisis imperante no habrá salida progresiva. Solo los trabajadores tienen el derecho a echar a Maduro, y no el imperialismo con variantes títeres criollas con gobiernos dóciles a sus designios. Para ello, en la actual catástrofe hay que levantar un programa obrero y popular de emergencia enfrentando resueltamente el plan imperialista en curso, desarrollando sus organismos de lucha y planteándose la conquista de un verdadero gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre.