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Red Internacional
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Impunidad. [Video + Audio] La policía asesina a sangre fría y se circula consejos de cómo “hacer el trabajo” para engañar a forenses

Un video casero que captó la ejecución de un detenido, y un audio en un grupo de funcionarios de la PNB, dejan al descubierto lo que es una brutal política de Estado que viene cobrando la vida de decenas de miles de personas, sobre todo jóvenes de los sectores populares.

Sábado 2 de octubre de 2021

El video muestra crudamente cómo a una persona detenida por la Policía Nacional Bolivariana (PNB), mientras la sostienen dos policías por ambos brazos, otro le dispara a quema ropa y la dejan tirada en el lugar. El parte oficial policial decía que habían “abatido” en “enfrentamientos” a un miembro de una banda delictiva de Ocumare del Tuy, sector La Trilla.

Sin embargo, a las horas del hecho circuló el video que desmiente a la policía y muestra claramente el asesinato de alguien detenido, desarmado y visiblemente debilitado. Se trataba de Dimilson Rafael Guzmán Santaella.

Este hecho es el pan nuestro de cada día en las comunidades pobres del país, con mucho más énfasis en los últimos años, siendo decenas de miles de jóvenes pobres asesinados de esa manera por parte de los cuerpos policiales, gozando de una impunidad casi total. Las estadísticas oficiales a disposición, aún con toda la opacidad y dudas razonables, dadas las sobradas muestras de ocultamiento de información de interés público por parte del Gobierno, muestran una brutal realidad de asesinatos a manos de los diferentes organismos “de seguridad”.

Como recordaba, a propósito de este hecho, el investigador en el área, Keymer Ávila : “Lo hemos estudiando: ‘la mayoría d las muertes en manos d las fuerzas de seguridad del Edo no son producto de enfrentamientos, son más el resultado de despliegues de un uso arbitrario y desproporcionado de la fuerza letal por parte de estos organismos’”.

Uno de los registros de esta realidad lo lleva Provea, una de las más antiguas y rigurosas organizaciones de derechos humanos del país, e indica que el año pasado casi 2.900 personas fueron asesinadas de esa manera en el país.

La situación se torna más macabra aun cuando trascendió también, en a propósito del mismo hecho, un audio de un policía, indicándole a sus colegas cómo es que deben hacer bien esos asesinatos para que no sean detectados por las investigaciones forenses. En un grupo interno de policías, el “agente del orden” critica “las fallas” en el “trabajo” y aconseja cómo debe ser.

“Hay que corregir esas fallas cuando se va a hacer el trabajo”, dice el policía en cuestión, y sigue, “Coño, no sé quién le dijo a esa gente que para hacer eso la gente tiene que tener las manos arriba. El sujeto tiene que estar totalmente relajado… supongamos que el video ese no hubiese estado rodando, pero viene de pronto el fiscal, por equis o por ye, por mala intención, le bajen los brazos, el agujero le va a tapar la epidermis…”. Y sigue de lo más tranquilo explicando detalles de cómo, si los tiros se los dan con los brazos arriba, hay más posibilidades científicas de determinar que fue ejecutado, y que el punto es que el cuerpo y los músculos de la víctima estén “relajados” al momento de dispararle, de manera que sea más difícil para los forenses descubrir la verdad.

La libertad y normalidad con que en un grupo de una red social de la PNB, este funcionario policial habla de esta práctica y de cómo hacerla “bien”, muestra con nitidez hasta qué punto está naturalizada y “legalizada” en esa podrida institución.

Al cobrar relevancia pública semejantes hechos, el Fiscal General –impuesta por la, a su vez impuesta en 2018, “Constituyente”– ha salido a anunciar que fueron detenidos algunos de los policías que actuaron y que serán llevados a juicio. Por ahora están en una sede de las FAES… o sea, en casa.

Este hecho es, como se ha dicho ya, apenas uno entre miles que ocurren todos los años, pero ha destacado porque trascendió públicamente, como ha ocurrido tiempo atrás con algunos que otros casos. Sin embargo, la inmensa mayoría quedan en el “anonimato”, solo sumando cifras muertes en los sectores populares.