Desde diciembre, Aysa mantiene paralizadas las obras de agua y cloacas indispensables para permitir el acceso al agua potable. Vecinas y vecinos marcharán este jueves hacia las oficinas ubicadas en Tucumán al 700, en el centro porteño.
Martes 11 de junio 20:29
La Izquierda Diario se hizo presente en el lugar y dialogó con Natalia, Liliana, Ana y Paz, integrantes de la mesa técnica del agua de Villa 21-24 y Zavaleta, desde donde se convocó a una reunión vecinal el miércoles pasado en la cual se resolvió movilizar este jueves 13 por la mañana, a las oficinas de Aysa ubicadas en Tucumán 752.
Parece mentira que en pleno 2024, a tan solo seis kilómetros de la Casa Rosada, a menos de dos kilómetros de la Jefatura de Gobierno porteño, se les niegue a casi setenta mil personas el acceso al agua potable. Pero sucede. El colmo: ser tratados como la casta a la cual iba a ajustar el gobierno de Javier Milei. Es que inmediatamente, con la asunción del libertario en diciembre, se paralizaron las obras dejando pendiente un tramo de 1.200 metros de caño que permitiría llevar el agua a la comunidad de la Villa 21-24.
Ana contó que la obra de agua y cloacas requiere del trabajo conjunto tanto de Nación a través de Aysa, como del gobierno porteño a través del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC). Aysa tiene el tendido primario. El IVC el secundario. En lo que respecta a Aysa, la obra se encuentra en su finalización, afirma Paz: “Solo faltan 1200 metros para terminarla. El gobierno de la Ciudad tiene que ejecutar una obra de distribución secundaria, es decir, al interior del barrio, que en este momento también se encuentra suspendida y que había logrado un 40% de avance. Específicamente, cuenta con un avance del 54% del pluvial, 38% de agua y 25% de cloacas. Para que la obra del gobierno de la Ciudad funcione o tenga sentido, es indispensable que se termine la obra que AySA tiene que construir. La obra de cloacas es fundamental para el barrio. Por un lado, porque al ingresar un caudal mayor de agua es indispensable contar con el tendido de cloacas para poder volcar los residuos cloacales. Y por otro, porque esa obra conectaría la red del barrio al sistema Riachuelo”.
Paliativos que no alcanzan
Actualmente el Gobierno porteño lleva a cabo un plan de contingencia para el abastecimiento de agua, mediante camiones cisterna que recorren el barrio, “con poca frecuencia, y con muchos reclamos”, sostiene Ana. “El agua viene en mal estado casi la mayoría de las veces. ¿Qué agua potable podría trasladar un camión, cuya manguera contiene mugre?”. En relación con las condiciones de salubridad del agua, Liliana dijo que, “hubo niños con problemas de gastroenteritis a causa de ingerir esta misma agua del camión. Hay lugares el barrio donde directamente no entra”.
“Las familias que pueden recibir agua del camión cisterna son las que tienen un tanque, y las que no, no.”, sostiene Paz. Y agrega que, “por otra parte, tanto en el caso de las familias que tienen tanque como las que pueden llenar un tacho, no podemos decir que esa forma de abastecimiento brinda agua segura. En el sentido de que hay una manipulación, una manguera que llena el camión, que muchas veces esa agua llega sucia. Y, aunque fuera cargada agua limpia y potable de la red, en la manipulación se corren muchos riesgos y muchas veces ocasiona diarreas, que claramente expone la salud de los pibes y de las poblaciones más vulnerables como embarazadas y adultos mayores”.
Un problema histórico
Mirando hacia atrás en el tiempo, Natalia recuerda que, “de niña me tomaba como un juego tener que ir a buscar agua a 6 o 7 cuadras de mi casa. Siendo madre, la falta de acceso al agua continuó de manera sistemática. Pasaron los años y hubo compañeros que iniciaron procesos de lucha. Desde el momento que yo me sumo, hace 15 años, fuimos organizándonos hasta llegar a conformar el Comité de Crisis en Pandemia, y de ahí surge la mesa técnica”.
Lorena es vecina del barrio y conto: “Me encuentro afectada por la falta de agua y de cloacas. Para que te des una idea, recién llego de trabajar todo el fin de semana por dos mangos, entro a mi casa y encuentro el patio con agua mezclada con deshechos fecales. Así tengo que vivir cotidianamente. Y si llega a llover, se me llena la casa de agua con caca de las viviendas de mi manzana y aledañas. Toda mi familia está afectada. Tengo un niño de 13 años con un diagnóstico gastroenterológico. Nunca ningún responsable, tanto del gobierno, como de Aysa han venido a mi casa a resolver la situación. Solo se acercaron a sacar fotos y filmar videos”.
Unidad para enfrentar el plan motosierra
No hay alternativa ni plan de contingencia que resuelva lo que es un problema de décadas en el barrio. Sin las obras terminadas no hay forma segura de acceso al agua para la comunidad de Villa 21-24 y Zavaleta. Desde este medio, se continuará apoyando y difundiendo su lucha por acceder a un derecho elemental como es el agua.
La paralización de las obras obedece a una decisión política de avasallar aún más las condiciones de vida de los sectores más empobrecidos. Es la verdadera cara del plan motosierra de Milei. Por eso se vuelve urgente enfrentarlo de conjunto, con la fuerza de las y los trabajadores, estudiantes, asambleas populares, movilizando contra la Ley Bases mañana, miércoles 12 de junio. Y apoyando a todos los sectores que salen a luchar por la defensa de sus derechos, como lo harán las vecinas y vecinos de Villa 21-24 el próximo jueves.