×
×
Red Internacional
lid bot

Testimonios. Voces tras la muerte de Etchecolatz: “Sus condenas fueron gracias a la lucha popular”

A días del fallecimiento de uno de los mayores genocidas que actuó en la provincia de Buenos Aires durante la última dictadura cívico militar eclesiástica, La Izquierda Diario conversó con sobrevivientes, familiares de detenidos desaparecidos e integrantes de organizaciones de derechos humanos.

Valeria Jasper

Valeria Jasper @ValeriaMachluk

Viernes 8 de julio de 2022 10:16

Foto archivo Ahora San Juan

Foto archivo Ahora San Juan

Miguel Osvaldo Etchecolatz murió en la madrugada del 2 de julio, a los 93 años. Uno de los genocidas más siniestros, dueño de la vida y la muerte en el Circuito Camps, mano derecha del entonces jefe policial Ramón Camps, tuvo su última aparición durante el juicio por el asesinato de seis personas y el secuestro y apropiación de tres menores, conocido como Causa Hogar de Belén.

Allí, una vez más, defendió todos y cada uno de los crímenes que cometió. “Como hombre que ha vestido y viste el uniforme de la fuerza de seguridad no se vende ni se rinde, la sentencia, ya dictada por sus ideologías y no por la ley, es la medalla de honor al deber que he recibido y recibiré nuevamente”, sentenció.

Te puede interesar: Radiografía de un genocida: Miguel Etchecolatz, ícono de una maquinaria exterminadora

Recibió nueve condenas: 1986 (por causa 44), 2004 (por apropiación de Carmen Sanz), 2006 (primera condena por genocidio), 2012 (Circuito Camps) 2014 (La Cacha), 2016 (por la desaparición de Daniel Favero y María Paula Álvarez), 2018 (causa Puente 12), 2020 (Brigada de San Justo) y 2022 (Garachico o Residual Arana). Y estaba siendo juzgado en dos causas: Brigadas (Quilmes, Banfield y Lanús) y Hogar de Belén.

Miguel Etchecolatz | Foto Joaquín Salguero - Página 12
Miguel Etchecolatz | Foto Joaquín Salguero - Página 12

Para María Laura Bretal, ex detenida desaparecida en La Cacha (fue querellante en el juicio), luchadora feminista e integrante del colectivo Justicia Ya! , Etchecolatz “fue un verdugo, asesino, genocida, que se creyó el dios de la vida y de la muerte de tantos y tantas compañeras desaparecidas, que cometió las más aberrantes torturas, secuestros, violaciones, fusilamientos y robos de bebés”.

A pesar de ser uno de los pocos represores que cumplían condena de forma efectiva y en cárcel común, su muerte no deja de ser sinónimo de impunidad. Nunca quebró el pacto de silencio que mantienen, al día de hoy, aquellos que fueron partícipes directos de los crímenes cometidos en el marco del genocidio entre los años 70 y 80.

Un pacto que sigue siendo sostenido, como reflejó Maine García, hija de desaparecidos, integrante de la agrupación Hijas La Plata- Ensenada, ya que “el Estado, desde el fin de la dictadura hasta ahora lo sigue perpetrando porque se niega a abrir los archivos. En 2020 hicimos una presentación en Casa Rosada una vez más exigiendo la apertura pero una vez más nos dieron la espalda. Sabemos que existen y nos permitirían conocer el destino de nuestros familiares”.

Te puede interesar: A 16 años: así fue el alegato de Myriam Bregman en la histórica condena al genocida Etchecolatz

El exjefe de Investigaciones de la Policía de la provincia de Buenos Aires fue “un genocida completamente consciente de la función y de la tarea que cumplió”, sostuvo por su parte María Luz Santos Morón, abogada querellante en juicios de lesa humanidad e integrante del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH).

Para Bretal, “él siempre se sintió orgulloso de haber hecho lo que hizo, cada vez que hablaba decía que había hecho un servicio a la patria. Estaba orgulloso de haber pertenecido, de ser parte ejecutor de todas las torturas y asesinatos en los campos de concentración”.

Sensaciones compartidas por Marta Ungaro, hermana de Horacio, uno de los jóvenes desaparecidos en lo que se conoció como La Noche de los Lápices. “Nunca dijo dónde está Clara Anahí Mariani Teruggi, dónde están cada uno de nuestros detenidos desaparecidos. La Plata tiene más de dos mil. Etchecolatz sabía qué familia apropió a cada uno, dónde fueron los enterramientos de cada uno, entre ellos de mi hermano que tenía 17 años”, sostuvo.

Escrache en Mar del Plata | Foto archivo Enfoque Rojo
Escrache en Mar del Plata | Foto archivo Enfoque Rojo

El juicio que lo condenó en 2006 fue un punto de inflexión en la lucha por la defensa de los derechos humanos, al ser la primera vez que una condena tomaba la figura de genocidio, dando cuenta del plan sistemático de exterminio y tortura que significó la dictadura. María Luz Santos Morón lo expresó de forma contundente: “esa condena se logró gracias a la movilización en las calles de los sectores populares, de lo organismos de derechos humanos, de familiares, de víctimas, de compañeros como Adriana Calvo, Nilda Eloy, Cristina Giglio, el propio Julio López que dieron valiente testimonios para poder lograr esa condena y que luego se replicó en varias oportunidades más”.

Décadas pasaron para que el Poder Judicial ponga en el banquillo a algunos de los hacedores del terrorismo de Estado como Etchecolatz, aunque la impunidad sigue inclinando la balanza a su favor. Para Bretal, “el silencio de los verdugos, que es el silencio de los culpables, impidió que nunca dijera nada y lo comprobamos con una Justicia tardía y cómplice y cuando mandó a secuestrar a Julio López”. Ungaro completó la idea: “hasta hace quince días, había jueces que le querían dar el arresto domiciliario por su estado de salud y de su edad, pero es un genocida”.

Te puede interesar: Murió Etchecolatz: el día en que un escrache en su casa terminó con la Facultad de Ciencias Sociales reprimida y gaseada

Las cuentas pendientes de esta “democracia” respecto a los crímenes de la dictadura son muchas. Y muchas se las llevó Etchecolatz. Sin embargo, la lucha inclaudicable de sobrevivientes, familiares, organismos independientes del Estado por memoria, verdad y justicia marca el camino.

La abogada Santos Morón concluyó con una afirmación inapelable: “si cumplió de manera efectiva su condena en cárcel común hasta el día de su muerte, es gracias a la lucha popular. Por eso hoy también decimos que esta pelea continúa. Que continúa la pelea por la aparición con vida de Julio López, por la apertura de todos los archivos de la represión para saber qué pasó con las y los 30 mil y con los jóvenes como Clara Anahi que, aún al día de hoy, no conocen su verdadera identidad. Por eso hoy también reafirmamos que no olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos”.

Te puede interesar: Etchecoltaz: "La sentencia que recibiré es la medalla de honor al deber"