En la sede universitaria de Fiske Menuco, por decisión del propio decano, se había suspendido las clases presenciales y actividades administrativas desde el 22 de mayo, dado el complejo problema de calefacción que tiene el edificio. Tras pruebas alternativas fallidas, reclamos estudiantiles en asambleas y paro docente, ahora el propio decanato convoca al dictado normal de clases. ¿Cómo enfrentamos este ajuste que golpea directamente a la universidad pública?
Martes 28 de mayo 14:13
El decano Juan Carlos Fernandez suspendió las clases presenciales el 22 de mayo y ahora convoca nuevamente a las clases. Desde la decisión unilateral e inconsulta con el resto de esa comunidad educativa, hubo una búsqueda improvisada de soluciones parciales. En principio cabe aclarar que la suspensión de las clases tiene como fundamentos un informe técnico sobre la caldera al que la propia comunidad universitario no tuvo acceso pero que fuera elaborado meses atrás. Es decir, una caldera que no se puede prender por un informe técnico entregado desde abril muestra el grado de solución cero al problema central que origina toda esta situación.
El propio sindicato docente ADUNC planteó que la suspensión fue una medida inconsulta del decanato y llamó a una retención de tareas hasta tanto se garanticen las condiciones de trabajo, definiendo que “el traslado de las clases a la virtualidad no es ninguna solución”. Entre tanto, ante la suspensión unilateral dictada el propio jueves 23 de mayo hicieron una prueba de calefacción con un cañón-calefactor a combustión enviada por la administración central de UNCo. Pero probaron su funcionamiento mientras había estudiantes y docentes dictando clases, siendo quienes alertaron del mal funcionamiento del nuevo equipo, que llenó de humo el pasillo central de la facultad. A tal punto fue la improvisación que el viernes mismo hubo una sentada de protesta por el sometimiento negligente a una turbina que podría haber ocasionado problemas en la respiración u ocasionado algún accidente.
Ahora al parecer las autoridades de la facultad se juntaron con la administración central y definieron poner unas placas irradiantes eléctricas en las aulas y sectores más comprometidos de manera transitoria. Esto hasta que puedan poner los calefactores, supuestamente hasta el año que viene sin solución.
¿Qué balance hacer de todo esto? Fortalecer la organización
Con la vuelta a la presencialidad no podemos hacer como si no hubiese pasado nada. Lo cierto es que el decano Fernández desde hace meses venía jugándose al cambio a un dictado de clases en virtualidad, algo que algo que fue rechazado por una asamblea interclaustro a comienzos de año, por ser una medida que no soluciona el problema presupuestario que da origen a todos estos problemas.
Ya en la carrera de Ciencias de la Educación se aplica en gran parte esta modalidad virtual, que es una respuesta a medias a un problema presupuestario enorme, dado que carga sobre la docencia, estudiantes y personal administrativo la responsabilidad de tener equipamientos propios para participar de las clases virtuales. Esto no puede suplir la falta de inversión en infraestructura para garantizar una educación universitaria pública de calidad. Es que la vía a la virtualidad, como fuera en pandemia, desata otra enorme cantidad de problemas y desigualdades. Toda esta maniobrala realizan para no dar una pelea directo y sincera por mayor presupuesto genuino para las universidades.
Desde En Clave ROJA denunciamos desde el primer día la decisión inconsulta pero también el hecho de que la medida es un autoajuste que atenta contra el derecho que tenemos a la educación universitaria pública. Consideramos vital seguir organizándonos en unidad con el personal no docente, administrativo, docente y les estudiantes; sin confiar más que en nuestras propias fuerzas, siendo independientes de las autoridades. Hay que seguir debatiendo en las aulas cómo luchamos contra el ajuste de Milei y Weretileneck, y desde ya, estar en las calles enfrentando en las calles como debe ser.
Ulices Candia
Estudiante de Sociología - Consejero Superior de la UNCo