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Red Internacional
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Opinión. Weretilneck: entre el triunfo, la transición y la necesidad de ajustar

Las elecciones de Río Negro dejaron un claro ganador: el Senador Nacional por el partido provincial Juntos Somos Río Negro. Un resultado desinflado, que el propio jefe partidario explica por la compleja conflictividad social. Una alianza con un gobierno nacional dividido, la necesidad de contener sin un aparato propio y la obligación de ajustar.

Sábado 22 de abril de 2023 11:06

El triunfo del oficialista Juntos Somos Río Negro no pudo ser del todo festejada. La baja de los números si se compara con 2019 y el balance estrictamente electoral ya fue explicado en este diario. Lo que se quiere afirmar aquí son varias cosas. En primer lugar la propia apuesta de Weretilneck de ponerse nuevamente en el centro político provincial, con la alianza pragmática con el kirchnerismo, massismo y radicales, no fue ni lucidez ni genialidad: fue una necesidad. Con un gobierno provincial, el de su compañera Arabela Carreras, esmerilado por la lucha de la clase trabajadora docente, hospitalaria y una tensión permanente con la policía brava rionegrina, Weretilneck debía volver a su terruño provincial, poniendo todo su capital político en la elección.

Pero lo que la campaña multimillonaria y la trampa de las colectoras no pudo ocultar es la realidad: en 2019, cuando la Corte Suprema le prohibió su intento de re-re elección, fue el propio Weretilneck el que puso a dedo a “su” candidata. La propia Carreras ganó en ese abril de 2019 de una manera insólita: la campaña se hizo con la imagen de Weretilneck hasta casi el día de votar. En esta campaña electoral el líder político del partido provincial intentó despegarse de la actual gestión incluso ensayando un discurso de choque contra la clase trabajadora estatal; pero es imposible ocultar el sol con las manos. Como símbolo, pero que encierra varias explicaciones: en plena campaña en Bariloche Weretilneck fue interrumpido por una movilización docente. En la principal ciudad de la provincia el próximo gobernador sacó un 35,9% de los votos sumando sus colectoras, con casi un 40% de la población sin ir a votar. Y dato no menor, el peronismo sumando sus alas opositoras y oficialistas no llega al 24%, con un Frente de Izquierda que superó el 6%. Se trata de la ciudad natal de la gobernadora Carreras, donde la alianza provincial con el gobierno nacional realizó la represión a la comunidad mapuche de Lof Lafken Wingkul Mapu.

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Ni lerdo ni perezoso, tras el triunfo Weretilneck se mostró junto al ganador neuquino Figueroa y el ministro Sergio Massa, en una semana de corrida cambiaria y con la interna del gobierno nacional totalmente abierta. Es decir, una foto que no “garpa” nada. Así como tampoco fue muy redituable la alianza provincial con kirchneristas, massitas y radicales. El giro “peronizante” de Juntos Somos Río Negro, que gustosamente coqueteó con el macrismo hasta su hundimiento, comenzó con la pandemia: la dependencia de los excepcionales Aportes del Tesoro Nacional y el respaldo nacional para la renegociación de la deuda del bono Castello fueron los puntos de conexión. Es necesario aclararlo: la provincia entró en cesación de pagos con los bonistas en ese momento, por lo que tuvo que renegociar la deuda contraída en dólares. Ahora la parte del león de esa deuda deberá empezar a pagarse en 2024, bajo el mandato de Weretilneck.

Esa alianza con el peronismo “no-albertista”, es decir sin los Soria, también fue el de toda la CGT provincial que posó para la foto con Weretilneck. La burocracia sindical tendrá que ver ahora qué tan conveniente fue esa unidad, cuando de lo que se trata es de apoyar a gobiernos que aumentan la pobreza y están faltos de dólares. Esa ecuación nacional aplica para la provincia: hay una compaginación de tiempos entre Nación con el FMI y Provincia con los Bonos del Castello. Y a eso solo hay una clásica receta: aplicar ajustes. La burocracia sindical siempre del otro lado del mostrador.

La transición actual y lo que se viene

Tras el triunfo Weretilneck salió a decir que no habrá “transición” con su compañera Arabela Carreras, como si se tratase de la asunción de un opositor. Tiene dos caras ese discurso: en primer lugar es un “acting”, porque es imposible hablar de transición cuando él y su partido están en el poder desde 2015 (y él mismo desde 2012). Esa pose es un reconocimiento del problema que significó para su propia candidatura una gobernadora que se la pasó atacando a hospitalarios, docentes, las familias sin techo, avasallando derechos de los pueblos originarios y avanzando sobre el saqueo del ambiente.

La otra cara de esa “no- transición” con Carreras es un aviso: despegarse de una gobernadora a la que le exprimirán hasta el final. Sería conveniente que la conflictividad social sea toda de ella, que haga el trabajo sucio de ahorrar en partidas presupuestarias destinadas a los sueldos estatales lo máximo posible. Todo ahorro en pesos es beneficioso para el próximo gobierno para saldar una deuda en dólares cada vez más difícil.

En ese sentido, el mejor escenario para los próximos meses del gobierno provincial sería que siga la misma situación actual, con el agravante de que la suma cuantitativa de las penurias ya se tornan insoportables y pueden pegar un salto cualitativo más temprano que tarde, con el invierno a la vuelta de la esquina. Otro escenario es que se pueden acelerar los tiempos de la crisis nacional, que rápidamente golpearán en el escenario provincial. De una u otra manera, Carreras ya aceptó negociar con el sindicato policial al que le darán concesiones e impunidad para así tener enfilada la tropa para momentos en lo que se torna vital aceitar el aparato represivo del estado. En cuanto a las luchas salariales docente y hospitalarios, la receta parece será la misma: ninguneo y ataques sindicales. Eso es lo que quiere y necesita Alberto Weretilneck.

Y lo que se viene también son rémoras del pasado. Del efecto tequila del ´95 nacieron las importantes luchas estatales, traicionadas por UPCN y el resto de los sindicatos. Pero de esas experiencias se llegó a un 2001 con la conducción del sindicato de UnTER por parte de sectores de izquierda. Nunca el futuro repite al pasado del mismo modo, pero hay una base objetiva común: esta es una provincia donde la clase trabajadora estatal tiene un peso preponderante, en donde a cada cierre de ciclos de endeudamiento se abren posibilidades de desarrollo de nuevas experiencias democráticas en la clase trabajadora. En el escenario actual la izquierda tiene el desafío de combinar la intervención decidida en las luchas actuales fortaleciendo los polos de reagrupamiento combativos de la clase trabajadora junto con el desarrollo de una salida política por izquierda contra esta “no-transición” que huele a ajuste y persecución a los que luchan.