El Círculo Rojo. ¿Y si las mujeres tuvieran el poder?

· El Poder es una novela de Naomi Alderman de 2016. La plataforma de streaming Amazon Prime la transformó en serie en 2023.

· Es una novela de ciencia ficción feminista en la que las mujeres jóvenes tienen un nuevo órgano que genera electricidad. Lo descubren en situaciones traumáticas en diferentes partes del mundo y pueden transmitir su poder a las mujeres adultas.

· La premisa es sencilla: cuando las mujeres ya no pueden ser sometidas mediante la violencia se quiebra uno de los pilares sobre los que se construye la sociedad.

· La serie está atravesada por la pregunta sugerente de qué pasaría en un mundo sin violencia patriarcal, todo lo que podría provocar un cambio así.

· La idea confirma cómo la opresión sigue siendo vital para el funcionamiento de las sociedades capitalistas, que se modernizaron y cambiaron mucho, pero siguen sostenidas sobre pilares parecidos a los de hace un siglo.

Ciencia ficción y realidad

· Si el problema se redujera al planteo de la serie todo sería más sencillo. Pero no se trata solamente de fuerza física, porque hay muchas mujeres fuertes pero no hay un problema sistémico de violencia contra varones débiles. ¿Por qué? Porque la violencia machista es un eslabón de una cadena más larga, parte de un problema más grande.

· La relación jerárquica entre los géneros no es biológica, es social. La opresión se alimenta de la violencia pero también y, sobre todo, de desigualdades naturalizadas. Algunos ejemplos son que las mujeres se encarguen del trabajo gratuito que se hace en casa, que dediquen menos tiempo a estudiar o trabajar porque cuidan a alguien o cobren menos solamente por su género.

· La serie está llena de marcas y debates de época: movilizaciones en Irán, discusiones sobre el control de los cuerpos de las mujeres, la movilización contra la violencia, debates alrededor del género, ¿cómo se define a una mujer? ¿Qué hacen los varones?

Ideas y ficción

· Las mujeres con electricidad como metáfora del movimiento feminista. Hay muchas ideas diferentes dentro del “movimiento”: unas quieren cambiar el mundo, a otras solo les importa ellas, otras creen que se puede cambiar la democracia desde adentro. Hay mujeres poderosas y otras que no tienen nada, hay ricas y pobres, todas tienen algo en común pero su experiencia no es única y universal, como tampoco lo es ser mujer en el capitalismo. Esa experiencia está formateada por cómo es tu familia, tu lugar de origen, tu trabajo, tu clase.

· ¿Qué pasa con los varones? Hay muchos varones diferentes: aliados (periodista, oportunista pero sincero o el esposo de la alcaldesa, ego herido pero apoya), enemigos (gobernador que persigue a las chicas eléctricas). Y hay otro grupo: los varones jóvenes, que no crecieron con los prejuicios de sus padres, no se sienten cómodos en las sociedades actuales pero no se sienten parte del movimiento de sus compañeras de generación.

· Se sienten amenazados por un mundo que cambia y ven con buenos ojos el combo de valores tradicionales y orden contra los cambios sociales, los cuestionamientos de los roles de género y las instituciones. Son receptivos a discursos reaccionarios, que les ofrecen un relato confortable, les prometen un lugar seguro en una sociedad que no les promete nada. Y esos discursos intentan que identifiquen sus intereses con los poderosos cuando, en realidad, tienen mucho más en común con los movimientos que cuestionan lo naturalizado.

· El Poder pone en la pantalla varios debates que recorren el feminismo hace muchos años. El movimiento feminista nunca se trató de luchar contra los varones sino contra la opresión. La pionera del feminismo Mary Wollstonecraft lo explicó de una forma muy sencilla: “Yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas”.