Hoy se llevó a cabo la reunión mundial sobre enseñanza y aprendizaje de la alfabetización durante la crisis del COVID-19, por parte del sector Educación de la UNESCO.
Miércoles 9 de septiembre de 2020
En 1966, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) proclamó el 8 de septiembre Día Internacional de la Alfabetización.
Es una fecha cuya temática cambia anualmente. Este año hace hincapié en la "Enseñanza de la alfabetización y el aprendizaje durante y después de la crisis de la COVID-19 ".
Según lo informado por la misma UNESCO: “La crisis reciente del COVID-19 constituye un crudo recordatorio de la gran diferencia entre el discurso político y la realidad: ya antes de la pandemia existía una gran brecha y esta se ha incrementado, con la consecuente repercusión en la vida diaria y el aprendizaje de los jóvenes y adultos que carecen o disponen de pocas competencias en lectoescritura”.
Aunque el discurso de la UNESCO tenga un gran tinte de humanístico y progresista al señalar que “La crisis ha demostrado la fragilidad de muchos programas y sistemas de alfabetización de jóvenes y adultos…”, lo cierto es que evita decir que la raíz de muchas problemáticas de su agenda para la reunión (como la escasez de educadores, su distribución desigual, las condiciones que enfrentan en sectores rurales y el poco acceso que tiene la población a educarse) se encuentra en el sistema global, capitalista y que tiene especial predilección por privatizar derechos básicos, la educación entre ellos.
La organización reconoce lo que muchos de nosotros, jóvenes y trabajadores, ya veíamos desde que inició la pandemia: “...muchos trabajadores que tenían contratos precarios o que trabajaban en el sector no formal corren el riesgo de perder su medio de subsistencia…”, sin embargo y por lo que se apunta en el documento de la agenda, las intervenciones de la reunión estarán centradas “en el papel de los educadores y los cambios de pedagogía” y no parece que irán más allá de señalar las deficiencias del sistema educativo y puntualizar las reformas que podrían hacerse a la educación dentro de los límites del capitalismo.
Los verdaderos retos de la educación
Según Datos del Sistema Educativo Nacional 2018-2019, documento emitido por el gobierno de la república, sólo 5 millones 321 mil 481 mexicanos escolarizados pudieron pagar las colegiaturas de una institución privada, mientras que 31 millones 314 mil 335 quedaron a merced del sistema educativo público en el último periodo. Eso sin contar a los millones de mexicanos restantes que no cuentan con acceso a la educación.
Ahora, y como lo señala la UNESCO, “la crisis del COVID-19 ha destacado en varios lugares la falta de preparación de infraestructura, de los programas educativos, incluidos los encargados de formular políticas educativas…”, no obstante, no podemos dejar de enfatizar que la pandemia de coronavirus por sí misma no ocasionó la crisis sanitaria, la cual más bien fue producto del poco presupuesto que se destina al sector salud (menos del 10% del PIB). Esto mientras los hospitales privados incrementaron sus ganancias a lo largo de toda la crisis.
Y por otro lado, la decadencia en el sector educativo mexicano es algo que se viene arrastrando desde hace décadas y que igualmente tiene que ver con la privatización. Un ejemplo lo encontramos en la histórica Huelga de la UNAM en 1999 que se opuso terminantemente a las reformas de la Universidad que pretendían un alza de cuotas. Y en los procesos abiertos del TESCo, la UASLP o la UAdeC en este mismo año.
Lo que vemos hoy es un salto enorme en la elitización de la educación con la imposición de las clases en línea mediante el programa “Aprende en casa”, cuyas deficiencias han sido señaladas por profesores, alumnos y padres de familia y entre las que destacan la poca o nula accesibilidad que tienen los hogares pobres mexicanos, ya que más del 20% de la población no cuenta con acceso a internet, más del 50% no dispone de una computadora y hasta un 7.5% ni siquiera cuenta con una televisión, de acuerdo a los datos de la ENDUTIH.
Más allá de eso, está sobre la mesa el debate acerca de qué sujetos va a formar la educación a distancia sin otro tipo de interacción que la pantalla de un televisor, en el que el educando se lee como un receptor de información pero no como un sujeto capaz de formular preguntas o de interlocutar con los conocimientos que se le brindan. Algo que se contrapone con la agenda de la UNESCO para la jornada del 8 de septiembre, ya que una de las preguntas centrales del documento para la reunión es justamente ¿Cuáles son los métodos de enseñanza más eficaces que deberían implementarse o ampliarse?
A pesar de todo, el gobierno de la 4T se enorgullece de imponer el Aprende en Casa como una estrategia destinada al éxito y a eso hay que sumarle la línea que siguen los medios de comunicación de televisoras como Televisa, TVAzteca, adn40 ó ImágenTV, que presentan esto como una victoria en medio de la crisis, cuando más bien es un intento por disfrazar la propia precariedad de triunfo.
¿En manos de quiénes está el acceso a la alfabetización?
Para garantizar un acceso pleno, gratuito y de calidad a la alfabetización, se tienen que modificar las condiciones de base que permiten que existan millones que son orillados a la deserción escolar por carencias económicas o que sencillamente, nunca estuvieron integrados en los modelos educativos por situaciones sociales de marginalidad y precariedad.
Evidentemente la resolución de estas problemáticas vendrá de la mano de los trabajadores de la educación, los aprendices y los trabajadores de base del sector, que son quienes viven diariamente las consecuencias de los planes educativos que se aplican desde arriba de manera antidemocrática.
Hay que hacer un llamado a rodear de solidaridad y apoyo a las luchas del magisterio, de los estudiantes y de los trabajadores para revertir los efectos de la privatización educativa y presionar para que todas las dependencias educativas (públicas y privadas) y el Estado, pongan todos sus recursos al servicio de parar la pandemia.