Los 33.000 trabajadores de Boeing en Seattle votaron por abrumadora mayoría rechazar el acuerdo propuesto por la empresa y validado por la dirección del sindicato, y comenzaron la huelga este viernes para pelear por todas sus demandas.
Viernes 13 de septiembre 13:37
Este jueves, miles de empleados de Boeing, miembros de la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales (IAM), rechazaron un acuerdo provisional ofrecido por la empresa y propuesto por la dirección del sindicato y votaron abrumadoramente a favor de ir a la huelga. En lo que lo que demostró ser una enorme muestra de unidad entre los trabajadores de base contra un acuerdo provisional en la historia reciente, el 94,6 % de los miembros de la IAM votó "NO" al acuerdo propuesto, mientras que un número aún mayor, el 96 %, votó a favor de iniciar la huelga. La votación envía un mensaje claro a Boeing y a la dirección de la IAM de que estos trabajadores esperan más y están dispuestos a luchar, y representa una derrota significativa para la dirección del sindicato.
La huelga, que incluye a más de 33.000 miembros de la IAM, es la más grande hasta ahora en 2024 y es el primer paro en una importante planta de fabricación de aeronaves desde que los trabajadores de Boeing se declararon en huelga por última vez en 2008. Esa huelga duró 54 días y le costó a la empresa más de 5.000 millones de dólares.
Un mal acuerdo impulsado por los burócratas sindicales
El acuerdo rechazado por los trabajadores de base incluía un bono de 3.000 dólares, aumentos de hasta el 25 por ciento durante la vigencia del contrato de cuatro años propuesto (incluido un aumento del 11 por ciento en el primer año) y el compromiso de construir cualquier avión nuevo en la planta del área de Seattle. Si bien a simple vista puede parecer un buen acuerdo, la oferta económica no compensa lo que los trabajadores han perdido por la inflación desde 2020 y no se acercaba ni de lejos a los aumentos salariales del 40 por ciento que exigen los afiliados del sindicato. Peor aún, el contrato propuesto habría eliminado las bonificaciones anuales para los trabajadores, lo que haría que la oferta económica real fuera mucho menor que el supuesto 25 por ciento que vendía el sindicato.
Además, la promesa de fabricar cualquier avión nuevo en Seattle solo se aplicaría durante los cuatro años del contrato, después de los cuales la empresa no tendría ninguna obligación de no trasladar la fabricación a otro lugar para castigar al sindicato. Esta amenaza de abandonar el área de Seattle es una táctica que la empresa ha utilizado durante mucho tiempo para mantener a los trabajadores a la defensiva. De hecho la empresa empezó a amenazar con deslocalizar el montaje de sus aviones para obtener concesiones del sindicatos después de haber construido una fábrica no sindicalizada en Carolina del Sur para la fabricación del Boeing 787.
Igualmente importante es que el acuerdo no ofrece ningún avance en la restauración de las pensiones tradicionales, algo por lo que los trabajadores siempre han dicho que están dispuestos y preparados para hacer huelga. La empresa tampoco hizo mucho por abordar el problema de las horas extras obligatorias, que han dejado a los trabajadores exhaustos, contribuyendo a un entorno de trabajo inseguro para todos. De hecho, como informó el Seattle Times la semana pasada, Boeing ha estado utilizando las horas extras para aumentar de forma insegura la producción en previsión de una posible huelga, haciendo pasar aviones parcialmente construidos por la línea de montaje para que los rompehuelgas los terminen en una fecha posterior si es necesario.
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A pesar de ello, la dirección del sindicato, incluido el presidente de la IAM, Brian Bryant, ha sostenido en repetidas ocasiones que se trata de un buen contrato y el mejor que el sindicato podría conseguir con o sin huelga, y había instado a sus miembros a votar "SI" al acuerdo. Pero la dirección no se limitó a hacer campaña a favor del acuerdo, sino que tiene un sistema de votación amañado para dificultar al máximo el rechazo de los contratos propuestos. Aunque los trabajadores ya habían votado en julio para autorizar la huelga (si no se llegaba a un acuerdo el día que vencía el contrato que fue este 12 de septiembre), los miembros todavía tenían que votar dos veces por separado este jueves 12: una sobre el contrato y otra sobre si ir o no a la huelga. Según las reglas de la votación, el contrato propuesto sólo sería rechazado si una mayoría de los miembros votaba "NO" al acuerdo provisional y si dos tercios votaban a favor de la huelga. De lo contrario, el acuerdo sería ratificado automáticamente. Esta estratagema tenía por objeto garantizar la aprobación del Acuerdo Tentativo (TA, por sus siglas en inglés), y sin embargo, las bases dijeron rotundamente "NO". Esta fue también la primera vez que un presidente de la IAM intervino en la votación de un acuerdo tentativo, y revela hasta qué punto los dirigentes, a pesar de los recientes éxitos de otros sindicatos fabriles como la UAW (automotrices), están en deuda con la empresa y tienen miedo de esta huelga.
Pero está claro que estos trabajadores están dispuestos y preparados para luchar por más. Cuando IAM publicó el anuncio del acuerdo en sus redes sociales, recibieron tantos comentarios negativos que tuvieron que borrar su publicación en Facebook y desactivar los comentarios en su publicación de X.
El día anterior a la votación, miles de miembros de base del sindicato se organizaron independientemente de la dirección para marchar fuera de la planta de Everett, Washington, para exigir una huelga, y los trabajadores dentro de la planta de Renton habrían disminuido la producción, protestando durante cinco minutos cada hora. Esta autoorganización es esencial para movilizar a la base y continuar la huelga hasta la victoria, no solo hasta que la burocracia sindical haya decidido que es hora de llegar a un acuerdo. Este tipo de acciones también presentan la oportunidad de invitar al apoyo de sectores más amplios de la comunidad para impulsar la huelga.
Sin embargo, tiene una importancia adicional, ya que una huelga de los trabajadores de Boeing amenaza las ganancias no solo de la empresa, sino también de otros sectores de la economía estadounidense. Como vimos con la huelga ferroviaria que fue en los hechos prohibida por orden de Biden en 2022, el estado burgués intervendrá si es necesario para proteger las ganancias capitalistas a expensas de los trabajadores. Las direcciones sindicales a menudo se alinean. La autoorganización de las bases es un primer paso para romper no solo con la burocracia sindical, sino también con el estado y los partidos burgueses que buscan limitar el poder de los trabajadores al servicio del capital.
Mucho dinero para todos
A pesar de los recientes problemas de Boeing, y a pesar de sus afirmaciones de que el TA es lo mejor que pueden ofrecer, es obvio que la empresa tiene mucho dinero para satisfacer todas las demandas de estos trabajadores y más. Aunque las ganancias de Boeing han caído un poco en el último trimestre, la empresa ha más que duplicado su beneficio bruto desde 2020, generando la asombrosa cifra de 7.700 millones de dólares en ganancias en 2023, en comparación con los 3.500 millones de dólares de 2022. Mientras Boeing ha ido acumulando estas ganancias, los trabajadores que fabrican los aviones no han recibido un aumento en más de diez años y han perdido más del 21 por ciento de sus salarios por la inflación desde 2020. Para empeorar las cosas, muchos de estos trabajadores, en particular los de la planta de Seattle, viven en zonas con algunos de los costes de vivienda más altos del país. En Seattle, por ejemplo, que ha sufrido una crisis de vivienda durante décadas, el costo medio de una casa es de más de 800.000 dólares y el alquiler promedio de un pequeño apartamento de dos habitaciones es de más de 2.700 dólares al mes.
Debido a esto, estos empleados se ven obligados a realizar enormes cantidades de horas extra, a veces trabajando hasta 19 días seguidos para ganar lo suficiente para sobrevivir. Al igual que muchas otras grandes empresas manufactureras, Boeing también exige regularmente horas extra obligatorias, a menudo varios fines de semana seguidos, algo que los trabajadores dicen que quieren que cambie en el próximo contrato y que no creen que el TA haya abordado lo suficiente.
Autoorganización y solidaridad laboral
Está claro que la dirección de la IAM no está preparada ni dispuesta a tomar las medidas necesarias para ganar esta huelga, ni fortalecer el poder del sindicato ni de la clase trabajadora en general de la que forman parte. A medida que comienza la lucha por un nuevo contrato, es imperativo que los miembros de la IAM sigan rechazando la dirección de los burócratas sindicales que intentaron venderles un contrato terrible y tomar la organización de la huelga en sus propias manos.
Esto significa crear comités de base independientes para coordinar las acciones de la huelga y, lo más importante, asambleas regulares de trabajadores, sus familias y sus comunidades para discutir, debatir y decidir sobre el camino a seguir. La autoorganización de este tipo será crucial para obtener el mejor acuerdo posible de la huelga. Los trabajadores de Boeing son una parte central y privilegiada de la clase trabajadora en general en el área de Seattle, y esta huelga es tan importante para el resto de la clase como lo es para ellos. Por eso también es tan importante que otros sindicatos y trabajadores no sindicalizados se unan a la causa y se solidaricen con los trabajadores de Boeing no sólo para conseguir un mejor contrato para ellos, sino para construir el poder más amplio de la clase trabajadora en su conjunto.
Hace sólo un poco más de 100 años, en 1919, los trabajadores de Seattle encabezaron una huelga general masiva en apoyo de los trabajadores portuarios que habían sido despedidos de sus puestos de trabajo. Esa acción puso de rodillas a la ciudad y galvanizó a toda la clase trabajadora, que durante un breve período se había hecho cargo por completo de los servicios de la ciudad para garantizar el bienestar de los trabajadores; esto se convirtió en lo que algunos han llamado el Soviet de Seattle. Aunque ahora estamos lejos de una situación así, la historia de la región donde los trabajadores de Boeing acaban de abandonar sus puestos de trabajo muestra el inmenso poder y creatividad de la clase trabajadora cuando toma la lucha en sus propias manos.
La versión original de este artículo fue publicado en inglés en el sitio Left Voice, parte de la red internacional La Izquierda Diario.
James Dennis Hoff
Escritor, educador y activista, Universidad de Nueva York.