A pocos días del 8M, en la Ciudad de Buenos Aires se debate el carácter de la jornada. Abandonando la práctica de las Asambleas feministas, con muy baja participación y un acuerdo previo cerrado, las organizaciones políticas y sindicales afines al gobierno nacional y sus representantes de Ni Una Menos insistieron en no responsabilizar al poder político sobre la situación de las mujeres. La pelea por un movimiento independiente está a la orden del día.
Sol Bajar @Sol_Bajar
Jueves 4 de marzo de 2021 18:37
El pasado martes 2 de marzo se realizó una reunión de preparación para el próximo 8M en la sede de ATE Nacional. En un contexto donde la violencia hacia las mujeres recrudece y la responsabilidad del Estado, su policía y su justicia, como hemos visto con el asesinato de Úrsula en Rojas y de Guadalupe en Villa La Angostura, es insoslayable, el debate sobre qué movimiento tenemos que construir para conquistar nuestros derechos atravesó la reunión preparatoria. Una reunión que por primera vez no fue pública ni abierta a todas las organizaciones y colectivos de mujeres que históricamente nos reunimos para preparar este día de lucha, como también las movilizaciones por Ni una menos, por la legalización del aborto y otras.
Las compañeras de Pan y Rosas y el PTS en el Frente de Izquierda propusimos realizar una gran acción unitaria y de lucha que ponga en el centro las principales peleas que las mujeres venimos dando contra los femicidios, los despidos, la falta de acceso a la vivienda, la precarización de la vida, del acceso a la salud y al trabajo, la falta de presupuesto y denunciando las prioridades políticas del gobierno nacional y los gobiernos provinciales.
Los gobiernos y funcionarios hablan mucho de los derechos de las mujeres pero destinan millones al pago de una deuda fraudulenta, a fortalecer el equipamiento de las fuerzas represivas, a subsidios a las multinacionales y grupos económicos amigos, pero en los hechos las mujeres seguimos sin tener siquiera acceso a la vivienda, los refugios, el trabajo, las licencias y otras medidas básicas cuando somo víctimas de violencia. El promocionado presupuesto de género, “trece veces mayor” al del macrismo, que equivalía a 11,50 pesos por mujer, no llega ni a los 150 pesos anuales.
Por eso insistimos en señalar la responsabilidad política del Estado, es decir, de los gobiernos, su justicia, su policía. Además propusimos exigir que las conducciones sindicales llamen al paro efectivo por todos nuestros derechos: algo fundamental para inundar las calles con nuestras consignas, como venimos planteando desde hace varios años en diversos documentos, convirtiendo al movimiento de mujeres argentino en una referencia de lucha para millones en el mundo.
Sin embargo, las organizaciones afines al gobierno nacional como el Movimiento Evita, la Cámpora y Patria Grande, que son parte del Frente de Todos y que en muchos casos también están integradas a la gestión del Estado como funcionarias plantearon un retroceso en el contenido de la movilización. “No podemos responsabilizar al gobierno porque ahora somos parte de él”, dijeron.
Pero si logramos conquistar el derecho al aborto no fue por ningún gobierno sino por nuestra lucha. No fue por planchar al movimiento esperando al 2019 sino porque estuvimos en las calles.
La pelea por un movimiento independiente, de lucha, en las calles, que no esté subordinado a ningún gobierno, fue una perspectiva que desde Pan y Rosas planteamos en cada asamblea de mujeres logrando que los documentos unitarios contemplaran este carácter. Siempre el eje estuvo puesto en pelear en unidad en las calles, por muchas demandas, instalando el grito de Ni Una Menos, que supo apoyar luchas emblemáticas protagonizadas por las mujeres, como a las Leonas de Pepsico o a las trabajadoras del Hospital Posadas, o a las jóvenes precarias de Siam cuando fueron despedidas.
Sin embargo hoy queda a las claras que estas organizaciones siempre fueron parte del régimen y que la independencia de los gobiernos era solo una consigna para cuando ellas eran oposición.
Nosotras seguimos peleando del mismo lado
¿Cómo es posible luchar por nuestros derechos sin denunciar las decisiones de Alberto Fernández, los gobernadores y aliados de todos los colores (políticos, empresariales, sindicales), que priorizaron dejar pasar todo a los grandes grupos económicos como Vicentin, o continuar pagando y honrando las deudas con fondos usureros, mientras miles de mujeres y trabajadores enfrentan las consecuencias de la crisis, como no tener vivienda, trabajo o un salario acorde a la inflación? ¿Cómo es posible olvidar que eso era lo que denunciaba hasta hace poco tiempo el movimiento de mujeres, aún con sus discrepancias?
Las organizaciones ligadas al oficialismo hablan de las “contradicciones” que tienen al ser parte del gobierno. Y vaya si las tienen, si mientras marchábamos y nos conmovíamos por el brutal femicidio de Úrsula, Axel Kicillof, junto al ministro Berni festejaban el aumento de patrulleros y presupuesto para esa misma policía asesina de Facundo, de Úrsula, y cómplice de tantos crímenes y delitos de los que sale siempre impune. Mientras la falta de acceso a la vivienda es un problema que recorre el país, la respuesta de su gobierno, fue la represión y el desalojo.
Mientras la reaccionaria iglesia católica sigue intentando evitar que se acceda al aborto legal, su gobierno mantiene la atadura al clero financiándola con millones, porque así lo indican decretos de la dictadura. Mientras Trotta y los ministros en las provincias abren las escuelas sin recursos, el personal docente y de la salud aún no recibió vacunación, pero su gobierno tiene vacunatorios VIP. Saben que mientras miles de familias trabajadoras enfrentan la prepotencia patronal, los despidos, las suspensiones, el gobierno sigue subsidiando empresas y garantizando sus ganancias. Son conscientes que mientras quitaron la IFE para miles de familias que lo necesitaban para vivir, la prioridad sigue siendo el cumplimiento de los pagos al FMI. Ni que hablar de las referentes de los sindicatos donde sus conducciones sindicales dirigidas por burócratas afines al gobierno peronista firman paritarias a la baja, mientras el presidente anuncia nuevos aumentos de tarifas que se llevan la mayor parte de nuestros salarios.
Por eso este 8M nosotras seguimos del mismo lado. Del lado de las mujeres que enfrentan la violencia machista y salen a las calles ante cada nuevo femicidio, de las mujeres de Guernica, de las trabajadoras aeronáuticas, de las maestras, de las trabajadoras de la primera línea de la salud, de las jóvenes precarizadas, de las mujeres de los barrios que luchan frente a la precarización de la vida, de las trabajadoras que pelean junto a sus compañeros por sus fuentes de ingreso, como en Hey Latam o en el frigorífico Arrebeef, donde los empresarios amigos del gobierno quieren dejar a miles de familias en la calle. La tarea del movimiento de mujeres está a la vista: es con ellas, con las que no tienen para perder nada más que las cadenas que pretenden atarlas a un destino de pobreza y de opresión.
8M
Mujeres de Guernica,
otras tomas y sectores en luchaCorte y movilización: Juntas contra la violencia, por tierra,...
Publicado por Asamblea Permanente Guernica en Miércoles, 3 de marzo de 2021
Podés leer: 8M: Mujeres de Guernica y otros sectores en lucha convocan a corte y movilización
Podés leer: 8M: Mujeres de Guernica y otros sectores en lucha convocan a corte y movilización
Con las principales luchas a la cabeza y por Ni una menos, marcharemos de forma independiente del gobierno y señalando que el Estado sigue siendo responsable. Y para fortalecer esta fuerza arrolladora desde abajo, este 8M te invitamos a movilizarte con quienes levantamos esta perspectiva. En todo el país, vení con Pan y Rosas.