Este 8 de enero se cumplió el 40° aniversario de la desaparición del atleta a manos de la dictadura militar. En Italia y en Argentina se organiza en su homenaje la famosa “Carrera de Miguel”.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Lunes 8 de enero de 2018 22:57
Desde el año 2000 es uno de los mayores símbolos –si no el mayor- de la lucha por la memoria en el deporte: el atleta Miguel Benancio Sánchez está desaparecido desde el 8 de enero de 1978 pero desde que a fines de los ´90 rescataron su historia los periodistas Ariel Scher y Víctor Pochat en una nota para el diario Clarín, no sólo se organiza una maratón en su homenaje; cuando en el ámbito deportivo hablamos de “Miguel” a secas, ya sabemos que de él se trata.
Aquel 8 de enero, un “grupo de tareas” (como se denominaba a las criminales pandillas parapoliciales organizadas desde el Estado) irrumpió en la casa de Miguel en Villa España, apacible barrio del partido de Berazategui. “Golpearon a la puerta de la casa, con armas largas”, relata Elvira -hermana del atleta- en un muy buen registro audiovisual del programa Informe Robinson. “Pedían por Miguel Ángel. Mi otra hermana les gritaba que no, que acá vivía Miguel Benancio”, completa. Elvira recuerda que buscaban desaforadamente en la biblioteca, “pero no encontraron nada”.
“Se vistió con la ropa de gimnasia y mi hermana preguntó si le podía dar un beso a mi mami. Le dijeron que no, que ya volvía. No lo dejaron. La vecina de enfrente vio cómo le vendaban los ojos y lo metían en un Ford Falcon”, cuenta Elvira sobre la última noticia que tuvo sobre Miguel.
Pese a que nació en la provincia de Tucumán, en la localidad de Bella Vista, tenía un cariño especial por Gimnasia de La Plata, club en el que jugó al fútbol. La institución lo recuerda desde la Comisión de Cultura.
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— Cultura y Museo CGE (@CulturaMuseoCGE) 8 de enero de 2018
En el Lobo platense había jugado al fútbol hasta que por su trabajo de maestranza en el Banco Provincia tuvo que abandonar; no le daban los horarios. Y como su fortaleza era la velocidad, se inclinó por el atletismo. Comenzó a correr en la categoría “libre” para Independiente, club en el que se federó. Cuando fue desaparecido, con sólo 25 años de edad, todavía era atleta del Rojo de Avellaneda, que a 40 años no hizo ninguna mención en ninguna de sus redes sociales oficiales. ¿Olvido de Hugo Moyano? Quién sabe si adrede, podemos suponer que no; aunque seguramente el actual presidente de Independiente brega por el olvido sobre lo que él hizo hace 40 años.
La militancia de Miguel Sánchez había comenzado en su Tucumán natal: era uno de los alumnos del Colegio San José que –junto a sus padres- luchaban contra el cierre de los ingenios azucareros decretada por un ministro del dictador Onganía, Kriegger Vassena. En enero de 1967, una concentración de familiares de despedidos del Ingenio Bella Vista son reprimidos brutalmente. Allí estaba Miguel, que vio tendido en el suelo el cuerpo de Hilda Guerrero de Molina, esposa de un despedido del Ingenio Santa Lucía que organizaba las ollas populares. Fue asesinada luego de que la policía disparara contra una multitud de mujeres y niños.
Las cosas se pusieron difíciles para la familia Sánchez que, como muchos tucumanos en esos años, decidió migrar a Buenos Aires. Allí Miguel adoptó una militancia política en una Unidad Básica de la Juventud Peronista de Berazategui, donde se afincó junto a su madre y sus hermanas.
En Independiente, entrenaba a las órdenes de Osvaldo Suárez, célebre fondista argentino que ganara varios Juegos Panamericanos, además de ser atleta olímpico en Roma y vencedor tres veces consecutivas en la carrera de San Silvestre en Brasil. “A Miguel lo llamaban -El Tucu- y se entrenó conmigo durante tres años en Villa Domínico y a veces en Parque Chacabuco. Era un chico excelente, muy educado y además se caracterizaba porque cuando viajábamos a otras provincias a competir siempre estaba escribiendo. Es lo que más recuerdo de él”, recuerda Suárez. Claro, Miguel también fue poeta.
Cuando Ariel Scher y Víctor Pochat reconstruyeron la historia con una entrevista a la familia de Miguel, el periodista de La Gazzetta dello Sport Valerio Piccioni vino a Buenos Aires para conocer en persona los testimonios. Y volvió a Italia decidido a levantar en alto las banderas de la memoria: no sólo publicó el libro La corsa di Miguel, en la que profundiza la investigación iniciada por Scher y Pochat, sino que además organizó en enero del 2000 la primera Corsa di Miguel (carrera de Miguel). Participaron 350 personas con el rostro de atleta tucumano en la parte delantera de sus casacas y el poema “Para vos atleta” (que Miguel publicara en diciembre del ´77 en un diario de San Pablo, Brasil) en la parte posterior.
Ya para 2001, la Carrera de Miguel llegó a Tucumán y a Villa España, Berazategui. Y en adelante se fue extendiendo a todo el país, para convertirse en uno de los más importantes eventos en el deporte por la Memoria, la Verdad y la Justicia (así, con mayúsculas, como debe ser).
Desde 2012, el tramo de la calle Crisólogo Larralde (en el barrio de Núñez) que va de Av. Libertador a Av. Lugones lleva el nombre de Miguel B. Sánchez. Es el camino que conduce al CENARD, Centro de Alto Rendimiento Deportivo.
“Todos los días Miguel corría contra el viento y contra la injusticia y se levantaba y se acostaba soñando con ganarles a esos dos rivales difíciles”, escribe Ariel Scher, a 40 años de la desaparición de Miguel. Hoy todos los que corremos –de frente- contra la injusticia recordamos a uno de los primeros deportistas desaparecidos, pero presente: ahora y siempre.
Para vos atleta (de Miguel B. Sánchez)
para vos que sabés del frío, de calor,
de triunfos y derrotas
para vos que tenés el cuerpo sano
el alma ancha y el corazón grande.
Para vos que tenés muchos amigos
muchos anhelos
la alegría adulta y la sonrisa de los niños.
Para vos que no sabés de hielos ni de soles
de lluvia ni rencores.
Para vos, atleta
que recorriste pueblos y ciudades
uniendo Estados con tu andar
Para vos, atleta
que desprecias la guerra y ansías la paz.