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Colombia. A 94 años de la Masacre de las Bananeras: “en el Magdalena no hay Huelga sino Revolución”

La huelga de los trabajadores bananeros en 1928 no solo exigía mejores condiciones de vida y trabajo, sino que avanzó con las tomas de fincas, de medios de transporte y comunicación, y la organización de un contingente de 5000 vigilantes obreros para dar cumplimiento a las resoluciones del sindicato. La United Fruit Company y con el Estado colombiano a su servicio ametralló a miles de trabajadores bananeros para impedir el avance de la chispa insurreccional.

Martes 6 de diciembre de 2022

La huelga de los trabajadores bananeros en 1928 no solo exigía mejores condiciones de vida y trabajo, sino que avanzó con las tomas de fincas, de medios de transporte y comunicación, y la organización de un contingente de 5000 vigilantes obreros para dar cumplimiento a las resoluciones del sindicato. La United Fruit Company y con el Estado colombiano a su servicio ametralló a miles de trabajadores bananeros para impedir el avance de la chispa insurreccional.

El 28 de noviembre de 1928 más de 25.000 trabajadores bananeros de la United Fruit Company en zona de Ciénaga (Magdalena, Colombia) se declararon en huelga bajo un pliego petitorio de 9 puntos:

1. Seguro colectivo obligatorio.
2. Reparación por accidente de trabajo.
3. Habitaciones higiénicas y descanso dominical.
4. Aumento del 50% de los jornales de los empleados que ganaban menos de 100 pesos.
5. Supresión de los comisariatos.
6. Cesación de préstamos por medio de vales.
7. Pago semanal.
8. Abolición del sistema de contratistas.
9. Mejor servicio hospitalario.

Los trabajadores huelguistas organizaron una comisión para llevar sus demandas al gerente de la transnacional, en esta comisión también participaron delegados de los comerciantes, pequeños cultivadores y políticos liberales, mutualistas, anarcosindicalistas y marxistas del recién formado Partido Socialista Revolucionario [1]. La United Fruit Company se negó a reunirse con la comisión y desató una campaña mediática contra la “extensa huelga con caracteres revolucionarios” [2]; el general Ignacio Rengifo, ministro de Guerra, planteó que “en el Magdalena no hay Huelga sino Revolución” [3].

Para el 1 de diciembre la United Fruit Company financió el traslado de 200 soldados hasta el municipio y convirtieron el palacio municipal en cuartel, sin autorización del gobierno de la localidad. El periódico Diario del Córdoba denunció: "No sabemos por orden de quién haya sido convertido el palacio municipal de Ciénaga en campamento o en casa de tropas; pero lo que sí nos consta es que el señor Personero municipal no fue consultado para esa ocupación indebida, que no habría permitido él de ninguna manera" [4].

Los trabajadores en huelga ocuparon los ferrocarriles para impedir que salgan a las plantaciones bananeras y cortaron las líneas telegráficas y telefónicas, medios por los que la empresa se comunicaba con sus oficinas en la capital y en el exterior. Alegando la necesidad de proteger a los ciudadanos estadounidenses funcionarios de la United Fruit, el gobierno estadounidense envió al puerto de Santa María el barco de guerra cañonero Colombia, cuya presencia servía de amenaza de intervención en caso de necesidad.

El 3 de diciembre la gobernación del departamento de Magdalena emitió un decreto para impedir todo tipo de reuniones, y en un operativo conjunto, soldados y la policía local detuvieron a siete personas reunidas, sindicados de ser comunistas. El mismo día las fuerzas represivas arrestaron a un grupo de productores de guineo quienes como medida de protesta resolvieron dañar los racimos cortados para que no pudiesen ser comercializados. El ejército retomó la línea ferrocarrilera con el objetivo de facilitar a la United Fruit Company la exportación de 13.000 racimos de banano, pero los trabajadores se acostaron sobre las vías férreas para impedir el paso de la carga.

La organización obrera avanzó, la Unión Sindical de Trabajadores del Magdalena llenaba la ciudad con volantes conocidos como el Correo Rojo y se difundía el periódico Vanguardia Obrera. El sindicato de trabajadores comprendió la necesidad de sumar otros sectores populares a su lucha e incorporó como parte de la plataforma la exigencia de condiciones dignas de vivienda, salud, educación y trabajo. El sindicato estableció autorizaciones o permisos para los puestos del mercado y casas comerciales, y creó una vigilancia obrera compuesta por 5.000 trabajadores para dar cumplimiento a las resoluciones sindicales.

Los trabajadores en la localidad de Sevilla resolvieron tomar la finca de la familia Noguera, intermediarios de la transnacional, quienes habían dado la orden de cortar mas racimos de banano para entregarla a la United Fruit. Los trabajadores tomaron la finca y retuvieron a los patrones y un grupo de soldados, como respuesta el general Carlos Cortés Vargas salió acompañado de 200 soldados para ‘pacificar’ a los huelguistas. En la finca Olarte, los trabajadores tomaron la plantación, amarraron al patrón y a sus empleados de confianza y liberaron a los animales de servicio.

El 5 de diciembre el gobierno declaró en estado de sitio a la provincia de Santa María y nombró como Jefe Civil y Militar al general Carlos Cortés Vargas. Ese mismo día el ejército se movilizó y en la madrugada del 6 de diciembre llegó a la plaza donde se hallaban los huelguistas movilizados, luego de indicar las disposiciones del gobierno dieron un plazo de quince minutos para la dispersión de la marcha.

Los manifestantes se mantuvieron en pie de lucha en sus protestas y por ende no se dispersaron; instantes después sólo se escuchó la voz de un militar que decía “fuego” y con ello, segundos después, se sintió el rugir de las ametralladoras y las descargas de la fusilería disparadas en contra de los obreros que se encontraban en huelga [5].

Si bien los reportes periodísticos e investigaciones posteriores no logran precisar la cantidad de trabajadores masacrados, según Millán [6] fueron cerca a 4.000 trabajadores asesinados, la Comisión de la Verdad publicó el contenido del oficio de la Embajada Estadounidense en Bogotá dirigido el Secretario de Estado en el que se indica:

"Tengo el honor de informar que el representante de la United Fruit Company en Bogotá me dijo ayer que el número total de huelguistas asesinados por militares colombianos superó los mil.” [7]

Este informe deja en evidencia la complicidad entre la transnacional frutera, el gobierno estadounidense y el gobierno colombiano a su servicio. La política exterior del imperialismo estadounidense como garante de los intereses económicos de las transnacionales fruteras como la United Fruit Company y la Standard Fruit Company, fue la de establecer repúblicas bananeras (concepto acuñado por O. Henry en la novela Repollos y Reyes), países cuya economía depende de las transnacionales fruteras y cuyo régimen político se somete al mandato imperialista.

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La huelga por mejores condiciones laborales se desarrollaba, los trabajadores apuntaban contra la propiedad privada sobre los medios de producción y la tierra, y el control del transporte y de los medios de comunicación, empezaron a debatir y resolver sobre temas comerciales, establecieron una fuerza de vigilancia propia.

La clase obrera colombiana protagonizaba la huelga más grande que hasta ese momento había visto el país, con un carácter cada vez más combativo y con un perfil insurreccional. La masacre de las bananeras marca profundamente la conciencia de la clase trabajadora colombiana, al rendir homenaje a los miles de trabajadores asesinados en la masacre de los bananeros, es importante retomar y profundizar los debates tácticos y estratégicos que se produjeron en torno al desenlace de la huelga.


[1Elías Caro, J. E. 2011. La masacre obrera de 1928 en la zona bananera del Magdalena-Colombia. Una historia inconclusa.

[2The Times, New York, diciembre 7 de 1928, p. 1. en Elías Caro, 2011.

[3Elías Caro, 2011.

[4Diario del Córdoba, Ciénaga, domingo 2 de diciembre de 1928, en Elías Caro, 2011.

[5Elías Caro, 2011.

[6Millán, J. 2020. El socialismo revolucionario temprano en el movimiento obrero en Colombia (1916-1930). Un análisis de sus valores, ideas y principales debates. Izquierdas, 49, 66.