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Red Internacional
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A dos años del fallecimiento de la escritora Liliana Bodoc: un pequeño homenaje

Hoy se cumplen dos años de la muerte de Liliana Bodoc y se replican en los portales de literatura y noticias el recordatorio de su obra y su compromiso con las infancias y las juventudes.

Jueves 6 de febrero de 2020 19:10

El 6 de febrero de 2018, recibimos la triste noticia del fallecimiento de Liliana Bodoc, recién llegada de Cuba tras participar allí de un evento literario.

Para quiénes no resuena su nombre, me permito hacer una breve reseña de quién era Liliana. Escritora de más de una decena de libros de literatura infantil y juvenil, su primera obra la escribe a los 40 años de edad y el reconocimiento del ámbito académico y de su público no tarda en llegar.

La hermosa obra literaria de Liliana es indiscutida, sin lugar a dudas las infancias ocupaban un lugar importante en su trabajo, no sólo desde el lenguaje y su legado, sino también desde los temas tales como la justicia, la historia, los oprimidos, etc. El espejo africano (2008), es un cuento que aborda estos temas, sus personajes centrales cuentan la historia de la esclavitud en nuestro país, antes y durante la consolidación del Estado nacional.

Sin lugar a dudas, su sensibilidad política y social se vislumbraba en tales obras, como así también en el poema escrito para Santiago Maldonado:

Poema adolorido por Santiago

Hoy me despertó el alma.
Anochece, me dijo.
Se pone oscuro mientras hacés fiaca.
Si corrés, llegás antes que la lluvia.
Llevate por delante las frazadas, escupite las manos
y salí con medio pie descalzo.
Pero es ahora, antes de que nazca y le pongan un nombre.
Vestite con tu sombra, improvisá un espejo.
Pero corré.
Si corrés, llegás antes que la muerte.
Antes de que crezca como un gorrión de monte
y se deje la barba.
Llegá para besarlo como un hijo,
un amante, un hermano.
Tu instante de tardanza es su martirio.
Así que levantáte,
ignorá los escombros de tu cuerpo
atropellá el café que se te pone enfrente,
y arrancá para el sur.
Donde sea que esté
habrá una luz naciente,
una señal del cielo,
un grito de la tierra.
Donde sea, en la vida o en la muerte,
Santiago está esperando.

También supo dedicar una emotiva exposición en la Universidad Nacional de Cuyo cuando recibió el honoris causa por su trayectoria; a las palabras, la educación pública y un homenaje sentido a Aylan Kurdi, el niño Sirio de origen kurdo que fue hallado sin vida en las costas de una playa de Turquía, junto a otros inmigrantes que huían con sus familias de las penurias de la guerra.

Aquí algunos extractos de esa hermosa ponencia:
(…) “Lo primero que debiéramos enseñarle a un niño es a honrar orgullosamente su lengua materna. Y cuando hablo de lengua materna no me refiero tan solo al español, al aimará, al quechua, al guaraní, al portugués… Nuestras lenguas maternas son nuestros linajes lingüísticos, la lengua hogareña, la lengua que se cocinó en la ollas de nuestras casas. Porque no hay una solo español ni un solo guaraní; porque cada casa, cada barrio, cada madre es un dialecto.
Es urgente desandar el autoritarismo a la hora de pensar el lenguaje en la educación.
Respetar la voz que el niño trae y enseñarle a que la ame es el primer paso para luego acrecentarla, desplegarla, hacerla lucir. No es mancillando la palabra que lo hizo crecer como vamos a unirlo al caudal del lenguaje. Es, en cambio, celebrando ese puñadito de conceptos que trae en el fondo del bolsillo como podemos otorgarle voz, y que su voz sea un camino”.
(…) “Para terminar, quiero reponer todo mi agradecimiento para la facultad donde aprendí tanto, para sus autoridades. Y quiero extender este inmenso reconocimiento que hoy me hacen a mi familia, a todos los docentes de la provincia, a los escritores mendocinos, editados o no, a mis queridos amigos.

Y a alguien más, alguien que se quedó en mi alma y al que quizás nunca pueda escribirle.

Con mi mayor amor y respeto, entrego este momento a la memoria de Aylan Kurdi, aquel niño sirio de tres años, que murió en la playa, escapando de la inhumanidad.
Lo hago porque en él están todos los niños. Lo tengo presente cuando escribo, y debe estar presente en nuestras aulas. Hasta que la poesía lo regrese, hasta que alguien llame “Aylan Kurdi” Y una voz responda, “Presente, maestra”.

La trayectoria y el legado literario de Liliana Bodoc nos ha dejado un tesoro de historias, de experiencias pero también su importante reflexión y compromiso con la educación pública como forma de transmitir y recrear la cultura. Su propia experiencia como estudiante da cuenta del valor puesto en la educación y la posibilidad a su acceso. Cuenta en alguna entrevista, que supo terminar la escuela secundaria siendo madre y con mucho sacrificio logró culminar sus estudios universitarios. Una historia como tantas, gracias a la cual nos regala un mundo de fantasías y de compromiso social.