A 13 años de Cromañón nos faltan 194 pero hay una juventud de pie contra esos políticos y empresarios corruptos que especulan con nuestro disfrute.
Sábado 30 de diciembre de 2017 00:30
La noche del 29 Once se llenó de pibes que querían romper con la rutina del laburo precario y la marginalidad en los barrios, y escuchar un poco de rock con sus amigos, compañeros, novios, hermanos.
Ahí estaba la juventud que se junta unos mangos para la entrada, la que después de trabajos pesados agarran el bajo, la batería y se ponen a ensayar, a hacer lo que les gusta para después compartirlo y disfrutarlo en cada recital. Fue esa misma juventud la que se puso a la cabeza de la auto organización espontanea evitando que se perdiesen más vidas.
Entonces ¿La responsabilidad es de la banda, o es de los pibes?
Cromañóon tenía una infraestructura totalmente inadecuada, la capacidad fue sobrepasada, las salidas de emergencia cerradas con cadenas y candados.
¿Cómo pudo haber un recital en un lugar con esas condiciones?
Rafal Levi, dueño de Cromagnon y Omar Chabán, que regenteaba el lugar, sabían todo eso, igualmente el recital se hizo igual. La sed de más y más recaudación, es la que hizo que haya techos de un material totalmente inflamable o meter más gente de lo permitido por la puerta de atrás, fue más importante que la vida de toda esa juventud que fue a pasar una gran noche y terminó en tragedia.
Pero las responsabilidades no terminan en Chaban o Levi, porque detrás de todo esto hay un Estado cómplice y corrupto que también lucra con la cultura para los jóvenes: El entramado entre empresarios de la noche y los gobiernos de turno, habilitaciones truchas, coimas, falta de controles, el constante ataque a los espacios autofinanciados son algunos de los aspectos que los diferentes gobiernos de turno junto con sus amigos usan para llenarse los bolsillos sin reparar en la vida de los jóvenes que asisten a estos eventos.
Por su parte la justicia mantuvo a los músicos presos, los mismos que esa noche estuvieron ahí firmes junto a los demás, ayudando a los que habían quedado atrapados, entrando y saliendo, que perdieron familiares y amigos ahí adentro mientras que los funcionarios, inspectores y empresarios miraban para otro lado. Ibarra, Jefe de la Ciudad en ese momento, goza de total impunidad, llegando a postularse en 2015 nuevamente como jefe porteño para el FpV.
Esa justicia al servicio de los poderosos, deja detrás de las rejas a los de abajo, estigmatiza a la juventud y le regala la libertad y la impunidad a los verdaderos culpables.
Pero esa pesadilla no terminaba fuera de Cromagnon por que la falta de inversión en los servicios públicos, como es el sistema de salud, ante ese escenario colapsó.
No existe más iluso que el iluso que aún espere que la mano se la dé el que lo gobierne
A días de cumplirse 13 años de la masacre de Cromañón los seguidores, los familiares, amigos y sobrevivientes no organizarán el acto oficial que cada año se hace en el Obelisco conmemorando a los 194 pero también exigiendo justicia real por ellos.
El gobierno porteño en nombre de la "seguridad y el orden" pone más trabas para la habilitación de este tipo de actividades en su afán de privatizar la cultura en beneficio de los empresarios de la entretenimiento. Este contexto sumado a la escalada represiva frente a las movilizaciones populares hace que la organización de actos de forma independiente sea casi imposible.
Sin embargo yo formo parte de una juventud que sabe que no hay que esperar nada de los gobiernos de turno, y apostamos a la organización desde abajo a una convocatoria que no pueden arrebatarnos. No aceptamos las políticas represivas y privatistas de este gobierno de ricos.
JUSTICIA POR LOS 194
CALLEJEROS INOCENTES
LIBERTAD A PATRICIO ROGELIO SANTOS FONTANET
BASTA DE IMPUNIDAD