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Red Internacional
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A tres años del desalojo de Pepsico: dos relatos, una sola lucha

En un nuevo aniversario de aquella salvaje represión contra las y los trabajadores que defendían sus puestos de trabajo, reproducimos los relatos de Daniela, quien acompañó la lucha desde afuera y de Camilo Mones, trabajador y miembro de la Comisión Interna.

Martes 14 de julio de 2020

Testimonio de Camilo Mones, delegado al momento del cierre, dirigente nacional del Movimiento de Agrupaciones Clasistas

Hace 3 años, el 13 de julio de 2017 los trabajadores de Pepsico sufrimos un brutal desalojo por parte de la policía bonaerense junto a la gendarmería. La ocupación de la planta la habíamos votado en asamblea con el único fin de preservar los puestos de trabajo y evitar un posible vaciamiento de las maquinarias.

Una fábrica cerrada por esta millonaria multinacional que tiene el 80% de la producción de snacks en el país, dejando en la calle a 600 familias. El cierre fraudulento con un preventivo de crisis trucho fue posible gracias a la ayuda del Ministerio de Trabajo macrista por aquel entonces y el Sindicato de la Alimentación dirigido por Rodolfo Daer.

Hoy somos 100 compañeros y compañeras que seguimos en un juicio de reinstalación ya que Pepsico sigue produciendo en el país y nunca ofreció el traslado a esos lugares. La planta que mantenía en Florida fue donada al Estado Nacional donde aun hoy funciona el Ministerio de Desarrollo Social con trabajadores que prepara los alimentos que se reparten en el Gran Buenos Aires.

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Nosotros hicimos una lucha histórica porque fuimos el sector obrero industrial que más fuertemente se enfrentó contra el gobierno de Mauricio Macri, había habido conflictos anteriores, pero la resistencia mostrada por las trabajadoras y trabajadores de Pepsico se enfrentó al avance de las patronales y del gobierno.

Ellos junto con las patronales habían negociado con la traidora CGT una reforma laboral que, después que las imágenes del salvaje desalojo recorrieron el mundo y generaron muchísimo repudio, tuvieron que posponer. Luego quisieron avanzar con la reforma jubilatoria, que terminaron votando los peronistas junto con Cambiemos, pero en el medio hubo dos jornadas históricas de resistencia, el 14 y 18 de diciembre en las que los trabajadores de Pepsico estuvimos en la primera línea de esas batallas en el Congreso de la Nación.

Luego del desalojo violento hicimos una marcha con más de 20.000 trabajadores, estudiantes, sectores sociales, sindicatos que nos apoyaron, organismos de Derechos Humanos. Luego de esa marcha instalamos una carpa frente al Congreso que mantuvimos durante más de tres meses, por la que pasaron cientos de trabajadores para solidarizarse y que nos permitió poner en la discusión nacional el ataque que sufrimos y el problema general de los despidos.

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En esos meses también fuimos parte de la lucha primero por aparición con vida de Santiago Maldonado, denunciamos desde el primer momento su desaparición y luego nos sumamos en cada marcha por justicia. Esa fue una causa que sentimos mucho y tomamos como propia, realizamos un enorme festival bajo esa consigna y tuvimos el honor de recibir a su hermano Sergio, a quien le dimos la bandera con la que participamos en todas las movilizaciones en nombre de Santiago y tenemos el orgullo de que nuestro distintivo fue enterrado con él. Fue un reconocimiento que la familia tuvo con nosotros por haber levantado desde el primer momento esa bandera.

Fue un conflicto que mostró que un sector pequeño de la clase obrera podía plantársele al gobierno de Macri cuando todo el peronismo y el kirchnerismo nos decía que había que esperar hasta 2019, que no se podía pelear.

Demostramos que con organización, histórica en planta Florida con la Agrupación Bordó, y con el apoyo de compañeras y compañeros, sobretodo del PTS, de la juventud, sectores obreros y de Derechos Humanos, pudimos enfrentar un gobierno que venía fortalecido y con ánimos de avanzar sobre las conquistas de los trabajadores.

Nos sentimos orgullosos y a la vez agradecemos en este nuevo aniversario de aquella fecha a todos aquellos jóvenes, obreros, mujeres, vecinos que participaron y defendieron la fábrica junto con nosotros poniendo el cuerpo. En especial las Leonas de Pepsico en primera fila que resistieron la violencia policial hasta lo último como los que estuvimos en la terraza. Un gran abrazo para todos los que nos apoyaron y esta es nuestra conmemoración para un día tan especial.

El recuerdo de una trabajadora que desde afuera apoyó la lucha

Un día como hoy pero hace tres años a la madrugada, cuando el desalojo de Pepsico ya era inminente, cuando la gendarmería había sitiado el barrio y una parte de las y los trabajadores se había encerrado en la planta para defenderla mientras el resto armaba cordones y barricadas junto a cientos de trabajadores de todos lados, los sentimientos eran muchos, incertidumbre, miedo, bronca.

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Hacía semanas que yo había empezado a ir a la puerta para apoyar a los laburantes que se estaban plantando contra el cierre. Entre mates y guisos al borde del fuego, en las noches y madrugadas mas heladas, nos habíamos empezado a conocer con algunos.

Yo llevaba algunos años militando y acompañando conflictos con obreras y obreros, pero nunca sus realidades, sus historias habían calado tan profundamente en mí. Compartir días interminables de fogón, de olla popular, de movilizaciones. Jornadas de mucha bronca al recibir la traición abierta de los burócratas en sus caras o el desprecio de los funcionarios del ministerio de los patrones. También ver cómo esa bronca se iba transformando en organización. Poder presenciar la profunda emoción de tomar la fábrica, con todo lo que eso significa, cuestionar la propiedad de los patrones sobre las líneas, sobre las vidas. Todos fueron hechos que se iban marcando como un antes y un después en mi vida militante.

Sin embargo aquella madrugada cuando los nervios y la bronca se anudaban en la garganta, aun cuando yo sabía firmemente que tenía que estar ahí, en un punto me encontraba relativamente sola. El partido al que yo había pertenecido, el Nuevo Mas, no estaba ahí. Éramos más de mil en esa calle, vecinas que salieron con sus cacerolas, trabajadores de todos lados, muchos jóvenes, organizaciones y diputados de izquierda.

Los compañeros que contaban con más experiencia habían organizado formas de proteger a las y los trabajadores, pero no conocer a los compañeros de barricada (algunos sólo por el nombre) mientras del otro lado hay un pequeño ejército rabioso de odio, puede ser un poco apabullante.

En ese momento Katy Balaguer se dio cuenta y me dijo "si vos vas a estar sola, cuando avancen te quedas con nosotras" señalándome el cordón que habían formado todas las obreras delante del portón.

Y eso hice, pero no sólo durante la represión. Ese día me quedé con las trabajadoras, codo a codo contra lo que venga, contra la violencia y el odio del Estado burgués, contra el desprecio de las patronales. Y aun sigo allí, en esa trinchera.

Por eso hace casi tres años estoy en el PTS y soy parte de la Fracción Trotskista – Cuarta Internacional, donde peleamos día a día por el triunfo de la organización independiente de la clase obrera contra la miseria y el desprecio del capitalismo.

La clase trabajadora pasó por muchas batallas, por muchos golpes, derrotas y también triunfos, tenemos nuestras escuelas de guerra. Sin embargo los patrones, con sus partidos y su brazo armado, creen que pueden ponernos de rodillas, sacarnos lo poco que tenemos, matar a nuestros hermanos e hijos impunemente.

Pero hay gritos que se empiezan a escuchar cada vez más fuertes, cada vez con más odio. #LasVidasTrabajadorasImportan. Tenemos que seguir avivando esa llama, que sea un fuego tan enorme que cambie de raíz todo este sistema podrido, que nada tiene para ofrecerle a los trabajadores ni a las futuras generaciones. Con la unidad entre todos los trabajadores, registrados, precarios, blancos, negros, inmigrantes, jóvenes, mujeres, con nuestra propia fuerza y nuestro propio partido vamos a terminar con los parásitos burgueses.